sábado, 21 de noviembre de 2015

¿QUÉ ES LO QUE DEBEMOS ARROJAR FUERA DE NUESTRAS VIDAS?

¿QUÉ ES LO QUE DEBEMOS ARROJAR FUERA DE NUESTRAS VIDAS?
Fuente: (J. Mª V. M)
iglesiaevangelicaelalfarero.com

“Entonces mandó el rey...que sacasen del templo de Jehová todos los utensilios que habían sido hechos para Baal...y los quemó fuera de Jerusalén “(2ºReyes 23:4-16).

 Es parte de nuestra cultura latina el guardar en nuestras casas todo aquello que ya no nos sirve pensando -entiendo que erróneamente-, que más adelante puede sernos de utilidad.

No llego a comprender cómo algo que demuestra su inutilidad puede servirnos en el futuro. Posiblemente, todos hemos heredado parte del pensamiento de la posguerra, cuando las cosas se guardaban "por si acaso". O, tal vez, todos tengamos algo del “síndrome de Diógenes”, aquel que -según interpretación popular no muy acertada- se caracteriza por un afán acumulativo de grandes cantidades de deshechos materiales en las casas. La verdad, es que vivimos rodeados de cosas que ocupan, inútilmente, un lugar en nuestra vida cotidiana, en menoscabo de aquellas que realmente sí deben de importarnos.

Nos falta la determinación necesaria para desechar aquello que nos entorpece y condiciona negativamente adquiriendo, de esta forma, un protagonismo que no merece. En cierta manera, podemos considerarlo como “la dictadura del pasado”.

 Esto mismo ocurre en la vida espiritual. Muchos cristianos sienten nostalgia por aquellas cosas heredadas del pasado, tales como vestimentas y costumbres de los pueblos sin Dios; juegos de azar, horóscopos, aficiones no compatibles, fetiches, festividades, tradiciones religiosas (primeras comuniones, bautizos, fiestas católicas),diversiones del mundo, obras de la carne (Gálatas 4:8-11; 5:17-21) etc., y les cuesta desprenderse de ellas, a pesar de las continuas advertencias del Señor por medio de su Palabra (Efesios 4:22-32).

En el texto inicial, encontramos al piadoso rey Josías, hijo del rey Amón (el cual “hizo lo malo ante los ojos de Jehová” 2º Reyes 21:20), restaurando el templo agrietado, entronizando la Palabra abandonada en su lugar, confirmando el pacto de Dios y purificando la casa de Jehová de  imágenes impías y de utensilios contaminados que su padre había introducido en el Templo, las cuales fueron quemadas sin contemplaciones (2º Reyes 23:4-16) (complemento 29:15-19). Entonces, sólo entonces, se podría celebrar la Pascua del Señor en ese lugar purificado y santificado (vers. 21-22).

 Amado hermano, la Palabra nos confirma que somos “templo del Espíritu Santo”, el cual está en nosotros (1ª Corintios 6:19); pero también nos interpela: "¿Qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?" (2ª Corintios 6:16). Más adelante, exhorta: “...limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (7:1). "Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois" (1ª Corintios 5:7) En tu confiada dejadez, posiblemente estés olvidando que “la noche está avanzada, y se acerca el día" (Romanos 13:12).

Por ello, todo aquel que tiene la esperanza de ver a Jesús “tal como él es...se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1ª Juan 3:2-3). ¿Te has decidido, como el rey Josías, a arrojar al fuego aquellas cosas contaminadas, inútiles, que tienes guardadas en tu corazón? ¡Hazlo ahora mismo en el nombre de Jesucristo!     
               
“Pero cuántas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo" (Filipenses 3:7)

Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.

Centro Cristiano “Cristo es la Puerta” 

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