EN LA CASA DE MI PADRE
Fuente:
mensajes Cristianos.net
Por
cuanto los hijos participan de carne y sangre, El igualmente participó también
de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el
poder de la muerte, es decir, el diablo, y librar a los que por el temor a la
muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida.
¿Dónde
esté, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh sepulcro, tu aguijón? pero a Dios
gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Por
tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va
decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día.
Sabemos
que si la tienda terrenal que es nuestra morada, es destruida, tenemos de Dios
un edificio, una casa no hecha por manos, eterna en los cielos.
Por
tanto, animados siempre y sabiendo que mientras habitamos en el cuerpo, estamos
ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero cobramos ánimo y
preferimos más bien estar ausentes del cuerpo y habitar con el Señor.
No
se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí. En la casa de mi
Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a
preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar para vosotros,
vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis
también vosotros.
Heb.2:14, 15 I Co. 15:55, 57 II Co. 4:16; 5:1, 6-8 Jn. 14:1-3
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Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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