UNA NUEVA GENERACIÓN
Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y
Adolescentes: Números/Deuteronomio”
Por Edgardo
Tosoni (devocionaldiario.org)
El pueblo estaba a un paso de cruzar el río Jordán y de entrar a Canaán.
40 años dieron vueltas por el desierto por problemas de desobediencia y
rebeldía. Todos aquellos quejosos, incrédulos y rebeldes habían muerto.
Ahora eran sus hijos (la nueva generación) quienes iban a cumplir el
propósito de Dios de conquistar y habitar la tierra que Él les había prometido.
De los que habían salido de Egipto cuarenta años atrás solamente
quedaban tres: Moisés, Josué y Caleb, pero solo dos de ellos cruzarían el río
con la nueva generación.
El otro, el más anciano, aunque lleno de vitalidad y fuerzas, el que
había dirigido (y soportado) al pueblo durante todos aquellos años, el que
había recibido los mandamientos y las leyes de Dios, el que hablaba con Dios
cara a cara como con un amigo, el que había sido fiel en todo, el que más de
una vez había rogado por el pueblo para que no sea destruido, él moriría en
aquel desierto en los próximos meses, sin poder disfrutar lo que más anhelaba:
entrar a la tierra prometida.
Su mayor sueño, su deseo más grande no le sería
concedido por Dios. Moisés le había pegado a la roca en vez de hablarle. Así de
simple. Así de terminante. Se dejó llevar por la locura de los demás y perdió
lo que más anhelaba tener. Le rogó a Dios pero la decisión ya había sido
tomada: otro ocuparía su lugar (3:23 al 29).
Aun así, Moisés no se rebeló ni protestó contra Dios. Habiendo perdido
lo que más anhelaba se mantuvo fiel a la decisión divina. No malgastó su tiempo
echándose la culpa por su error ni enojándose contra otros. No se trató a sí
mismo de fracasado por no poder entrar a la Tierra Prometida. Cometió un error,
tuvo un fracaso, pero él no era un fracasado, todo lo contrario, había logrado
con éxito la misión que Dios mismo le había encomendado 40 años atrás.
Y como sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida, tomó la decisión de
invertirlo de la mejor manera. ¿Cómo? ¿Qué hizo? Muy simple: Le enseñó a la
nueva generación.
Los aconsejó, los animó, les advirtió, les recordó, les dio todo lo que
él había recibido de Dios. Toda la enseñanza, todos los mandamientos, todas las
prohibiciones, bendiciones y castigos que Dios les había revelado en la
Ley. Los desafió a creer, a obedecer.
Los desafió a renunciar a sus viejos ídolos y a no llenar el corazón con
ninguno nuevo. Los animó a ser conquistadores de todo lo que Dios había
preparado para ellos. Los alentó a no vivir de recuerdos del pasado para que
fueran capaces de disfrutar todo lo nuevo que estaba por llegar.
Es como si les dijera: “Lo que hicimos y vivimos antes pudo haber sido
muy bueno, o muy feo, pero es mucho mejor lo que viene”. ¿Entiendes? Esta es
una palabra para ti: Lo que viviste y vivimos hasta aquí pudo haber sido muy
bueno, o regular o muy malo y triste, pero ya pasó. Lo que viene es muchísimo
mejor.
Aunque no llegue a ser como nosotros lo esperamos, será mejor, será más
excelente, si le permitimos a Dios que nos sorprenda.
Recibe una
Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro
Cristiano “Cristo es la Puerta”