ÉL RESTAURA
Jung
Yeong-jin
Fuente:
Tiempo con Dios es Vida Viva
Las
vasijas se agrietan o se quiebran; nuestra vida es como una de ellas.
Abraham
recibió el llamado de Dios y durante los siguientes 25 años, se quebrantó una y
otra vez.
Jacob
también tuvo que derramarse en el Señor.
Moisés,
pasó lo mismo durante 40 años en el desierto.
La
vida de Pablo fue tanto de quebrantamiento, como de desierto.
El
hombre es una vasija frágil cuyo carácter, fe, salud y conciencia se dañan con
facilidad.
Pero
para los que encuentran en las manos de Dios, las cosas no terminan cuando son
quebrantadas.
Podemos
fracasar, pero no permaneceremos como
perdedores para la eternidad.
Tal
vez padezcamos una enfermedad mortal, pero no por eso dejaremos de levantarnos;
podremos quebrantarnos, derramarnos, pero nuestra vida no acaba allí.
Porque
el tiempo de Dios comienza donde termina el tiempo del hombre.
“Y
la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo
otra vasija; según le pareció mejor hacerla” (Jer. 18:4).
Jesús
tomó a Pedro quebrantado y lo hizo más valioso y fuerte.
De
David, una persona caída moralmente, el Señor hizo una persona más sincera y
humilde, cuando este levantó una oración con tanto llanto que empapó su lecho.
Jacob,
deteriorado y humillado, paso por un proceso de restauración como Israel.
Somos
tan débiles y frágiles que nos podemos quebrar o agrietar con una palabra o
ante un leve golpe.
Pero
Dios, nuestro buen alfarero, nos restaura como vasijas útiles; Él es un Dios
Restaurador.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
No hay comentarios:
Publicar un comentario