AÑO 7, AÑO 50
Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y
Adolescentes: Éxodo/Levítico”
Por Edgardo Tosoni
El 7º año, llamado “año sabático”, y el 50º año, llamado “año del jubileo”, eran dos años claves en la vida de los
israelitas.
En el Año 7.
Seis años trabajaban, sembraban y cosechaban la tierra, pero al séptimo
año la dejaban descansar. La tierra descansaba para recuperar su fuerza y al
mismo tiempo la fe de ellos era probada. No podían sembrar, ni cosechar,
simplemente comer de lo que crecía de la tierra en descanso.
Ellos sí o sí tenían que depender del cuidado de Dios durante ese
séptimo año.
Siempre pensamos que todo lo que hacemos es el fruto de nuestra
inteligencia, de nuestra capacidad o de nuestro esfuerzo, especialmente cuando
las cosas nos salen bien. También pensamos que si no lo hacemos nosotros nadie
más podrá hacerlo, o si no lo hacemos nosotros no habrá buenos resultados y
mejores frutos. Sin embargo todo lo que hacemos y obtenemos viene del Señor.
Toda tu capacidad, inteligencia, talentos y esfuerzo vienen de Él. Por ti mismo
no eres capaz de nada, pero Él te hace capaz. Pero cuando nos olvidamos de esto
nos llenamos de orgullo, nos comportamos como unos soberbios, tratamos a los
demás como menos que nosotros y fácilmente nos olvidamos de darle gracias a
Dios por Su capacidad, Su inteligencia, Sus talentos y Su esfuerzo actuando en
nosotros.
¿Sabes qué significa para ti y para mí disfrutar de éste séptimo año de
descanso?
Significa tener esta actitud: “Señor, yo no soy tan capaz, no soy tan
fuerte, no soy tan inteligente y no siempre puedo soportar lo que me toca
vivir. No entiendo determinada actitudes de las personas y no tengo todas las
respuestas a lo que me pasa. Necesito depender de ti. Tú me haces falta. Tú
eres mi alegría y mi protección. Eres mi fuerza y mi seguridad. Cuando hago las
cosas por mí mismo, confiando en mis propias fuerzas, término cansado,
malhumorado, equivocándome y desanimado. Sé mi fuerza, mi gozo y mi confianza”.
Y en el Año
50… “¡Y
que suenen los tambores y siga la fiesta!”
Cada 50 años los israelitas celebraban una súper
fiesta. No, no es una exageración. Lo que pasaba en el año 50 era motivo de
muchísima alegría, gozo y satisfacciones: 25:11 al 55.
¿Te das cuenta? Ese no era un año común y corriente. Era muy especial y
muy esperado porque era el año de la libertad, de recuperar lo que le
pertenecía a cada uno y de descansar.
¿Sabías que EN Cristo puedes vivir, disfrutar y valorar cada uno de tus
días, meses y años como especiales? La libertad que Jesús te da y tu corazón
agradecido por lo que te toca vivir son las claves para disfrutar y vivir al
máximo cada momento. Cada día que pasa es un día menos que falta para tu
encuentro con Jesús.
¡Gózate!
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Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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