CUANDO DIOS PELEA POR TI
Fuente:
Ana María Frege Issa
Este
artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
Cuentan que un duque de Sajonia
declaró la guerra a un obispo alemán. En aquel tiempo los obispos tenían
recursos militares, así como nobleza secular. Pero éste era un buen obispo; uno
de los pocos buenos en aquellos malos tiempos.
El
duque envió un espía al palacio del obispo para informarse de las fuerzas que éste movilizaría en su contra. Cuando
regresó, el espía fue ansiosamente interrogado por el duque.
–
Pues señor, – respondió el hombre- el obispo no está haciendo ninguna
preparación para la guerra.
–
¿Cómo es posible? Replicó el ¿Qué ha dicho?
–
Dice que su tarea es alimentar su rebaño, predicar la Palabra de Dios,
visitar a los enfermos; y que en cuanto a la guerra, se la encomienda al Dios
todo poderoso, porque “Jehová de los ejércitos” es más entendido en guerras que
él.
–
Si es así- declaró el duque reflexivamente- No voy a meterme en una
guerra con este hombre. Es demasiado peligroso.
Muchas
veces olvidamos que Dios es quien pelea por nosotros; nos estresamos y desesperamos pensando cómo
venceremos, cuál será la mejor forma de hacerle frente al enemigo.
Hay
personas que llegan a enfermarse, a
perder el sueño y el apetito, dañan sus
relaciones interpersonales; toda su vida es un caos mientras intentan encontrar
soluciones.
Sin embargo, al igual que al pueblo de Israel,
Dios nos dice que bajo esas circunstancias extremas estemos quietos.
“Pero
Moisés les dijo: —No tengan miedo. Solo quédense quietos y observen cómo el
Señor los rescatará hoy. Esos egipcios que ahora ven, jamás volverán a verlos.
El Señor mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos”. Éxodo 14:13,14
(NTV)
Por
muy difícil que sea, aunque las cosas parezcan ponerse cada vez peor y veas tus
circunstancias como un enemigo gigante que está por terminar contigo, permanece
quieto porque el Señor peleará por ti.
Cuando
nos desesperamos, tendemos a hacer muchas cosas para “ayudar a Dios” y lo único
que logramos es agotarnos y retardamos el milagro que Él tiene para nosotros.
Permanece
quieto, sin importar el nombre que tenga tu enemigo (deuda, problemas
familiares, falta de trabajo, problemas legales, enfermedad, etc.) porque
cuando Dios pelea tus batallas puedes estar seguro que verás su gloria.
Persevera
fiel en lo que se te ha encomendado, sirve con toda diligencia y amor, ocúpate
de las personas y cosas que Dios te ha confiado y deja que Él pelee por ti.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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