"DA GRACIA A LOS HUMILDES."
Santiago
4: 6.
Fuente:
Charles H. Spurgeon
La
Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román.
Los
corazones humildes buscan la gracia, y, por tanto, la obtienen.
Los
corazones humildes se someten a las dulces influencias de la gracia, y, así, la
gracia es prodigada sobre ellos más y más abundantemente.
Los corazones humildes permanecen en los
valles donde fluyen los arroyos de la gracia, y, así, beben de ellos.
Los corazones humildes están agradecidos por
la gracia y dan al Señor la gloria de ello, y, por esto, es consistente con Su
honor que Él les proporcione gracia.
Vamos,
querido lector, ocupa un lugar humilde.
Sé pequeño en tu propia estimación, para que
el Señor haga mucho de ti.
Tal
vez irrumpa el suspiro: "me temo que no soy humilde".
Tal vez este sea el lenguaje de la verdadera
humildad. Algunos están orgullosos de ser humildes, y este es uno de los peores
tipos de orgullo.
Nosotros
somos criaturas necesitadas, desvalidas, indignas, merecedoras del infierno, y
si no somos humildes, deberíamos serlo.
Hemos de humillarnos por causa de nuestros
pecados contra la humildad, y entonces el Señor nos dará a probar Su favor.
La
gracia nos hace humildes y la gracia encuentra una oportunidad en esta humildad
para derramar mayor gracia.
Hemos de descender para que podamos ascender.
Hemos de ser pobres en espíritu para que Dios nos haga ricos.
Seamos humildes para que no necesitemos ser
humillados, para que seamos exaltados por la gracia de Dios.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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