LOS LENTES DEL ALMA
Autor:
Julie Pauline Escorcia, Colombia
Fuente:
Renuevo de Plenitud.com
Paula,
una joven de escasos 12 años, visitaba por primera vez al optómetra, el cual le
diagnosticó miopía en ambos ojos.
–
Sientes que no puedes ver bien de lejos, Paula. – dijo el doctor.
–
Sí, se me dificulta mucho hacerlo.- afirmó Paula
–
¿Te sientes muy mal por esto, verdad?- dijo el doctor
–
Sí, lo que más me afecta es que no puedo distinguir a cierta distancia el
rostro de algunas personas, ni observar de lejos el amanecer, las cosas se me
vuelven cada vez más borrosas, y todo a mi alrededor parece tan confuso –
afirmó Paula, triste y preocupada por lo que le ocurría.
–
Bueno, para esto hay solución, te formularé unos lentes de acuerdo a tu
problema, para que los utilices permanentemente, y esto te ayudará a ver mejor.
Pasados
unos días, Paula, volvió nuevamente donde el doctor para reclamar sus lentes
nuevos, y al colocárselos miró sorprendida por la ventana de aquel consultorio.
–
¡Oh, qué maravilloso!, ¡por fin puedo ver!
El
doctor orgulloso por la labor cumplida, le pregunto:
–
¿Qué observas Paula?
–
Veo todas las cosas como son realmente, puedo distinguir el rostro de las
personas, veo los bellos colores de las flores, puedo leer a largas distancias,
pero lo que más me gusta es que puedo ver más claro mi horizonte y ya no es
confuso como antes.
Así
como Paula habemos muchos que tenemos enfermos los ojos del alma, del corazón,
tal vez con el mismo diagnóstico de la “miopía espiritual”, la cual nos ciega,
y no nos permite ver más allá de nuestros problemas y dificultades.
Por
eso, el mejor médico del alma es Dios, que con su amor y su paciencia, nos da
la bendición de su espíritu y una nueva forma de ver las cosas.
Si
tu horizonte lo ves opaco por las desesperanzas ocurridas, si las personas te
defraudan porque no puedes distinguir sus verdaderas intenciones, si pareciera
que no vieras el peligro que hay a tu alrededor, si todo es tan confuso, si no
miras el futuro con optimismo y tenacidad, si no sabes quién eres o cuánto
vales y por eso no distingues la luz que hay dentro de ti, por lo borroso que
están tus ojos de llorar y de sufrir por los fracasos, entrega tu vida a Jesús
, el mejor médico que puede darle “lentes a tu alma”
Ap.
3:18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para
que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la
vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.
Recibe
una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro
Cristiano “Cristo es la Puerta”
No hay comentarios:
Publicar un comentario