CONSEJO A LOS
PADRES: 1 COMPROMISO PARA TODA LA VIDA + 1000 INTERVENCIONES = 1 NIÑO SANO
Fuente: Congregación León
de Judá
Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en la
disciplina e instrucción del Señor. Efesios 6:4
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Instruye al niño en el camino que debe andar, Y aun cuando sea viejo
no se apartará de él. Proverbios 22:6
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Una de las cosas más importantes es entender que ser padre es un
compromiso para toda la vida pero que también es un compromiso intensivo,
demandante que requiere muchas, muchas horas continuas de nuestra vida siendo
invertidas para formar la sensibilidad de nuestros hijos.
Nosotros queremos producir hijos con valores sólidos espirituales, gente
trabajadora, disciplinada, con hambre de excelencia y de superación personal,
sujetos a autoridad, amantes de Dios, llenos del espíritu santo, humildes,
misericordiosos con los demás, capaces de relacionarse productivamente con las
demás personas.
Para producir este tipo de ser, se requieren intervenciones continuas,
repetidas durante cada día, cada semana, cada mes, cada año. Ser padre es una
misión, es un trabajo que demanda todo de nosotros y ese trabajo también tiene
grandes beneficios y grandes recompensas, nos bendice tener el privilegio de
ver esa criatura creciendo delante de nosotros y saber que nosotros hemos
jugado en un sentido, en una forma muy mínima, un papel similar al de Dios.
Estamos infundiendo en esa vida valores y determinando lo que esa vida
va a ser y va a hacer en el futuro. Es decir que para mí es tan importante que
nos armemos cuando nos acercamos a la paternidad o a la maternidad de esa idea
de que esto es algo tremendamente serio, no es un trabajo de parte del tiempo,
opcional, cuando nos da la gana, cuando tenemos deseo, es algo que tiene que
estar continuamente, como una disciplina de vida, sentándonos con nuestros
hijos y compartiendo experiencias, tratando de conseguir oportunidades para
cenar juntos o darles un besito antes de que se vayan a la escuela, o si
tenemos la oportunidad de irlos a buscar a la escuela, estar con los maestros y
que nos conozcan, y que nos vean y que sepan que hay un padre, una madre que
está preocupada por ese niño, sacarlos a pasear, tomar tiempo libre para estar
con ellos, hacerles preguntas acerca de su día, estar vigilantes acerca de las
amistades que tienen, invitar a sus amigos a la casa, que se sientan libres de
estar allí con nosotros, para nosotros conocerlos mejor, abrirle nuestro
corazón a nuestros hijos, que nos vean a nosotros viviendo la vida y que por lo
tanto puedan aprender a través de un modelaje de vida cómo se vive la vida.
Estas son cosas que la vida urbana le ha robado a los padres. En los
países subdesarrollados más rurales, los niños tienen muchas más oportunidades
para compartir con sus padres las tareas de la granja y en las noches, no hay
mucho que hacer así que la familia se ve obligada a estar juntos y compartir y
viven en una familia extendida. Todo eso desgraciadamente se ha perdido muchas
veces en el mundo urbano y entonces tenemos que artificialmente crear esas
oportunidades. Tiene que haber una visión previa de parte del padre de que esto
es lo que se requiere. Es decir tiene que haber un mayor entendimiento de cómo
se es padre.
En muchos otros países y en muchas otras sociedades ser padre es algo
espontáneo, natural que ya ha entrado en la sensibilidad colectiva de la raza y
simplemente hay mecanismos establecidos que facilitan ser un padre efectivo.
Pero en el mundo urbano, moderno, ultra industrializado, esas oportunidades no
se dan tan fácilmente.
Vivimos en una sociedad mucho más atomizada, más
separada, con grades demandas de parte de nuestro tiempo, de nuestras
emociones, y si se quiere ser efectivo como padre esas condiciones tienen que
producirse artificialmente y tienen que ser el resultado de una visión
previamente concebida, de una conciencia que se ha tomado, de qué es lo que se
requiere para ser un padre efectivo.
De hecho no hay ninguna fuente que yo conozca más adecuada para
instruirnos en la paternidad o en la maternidad que la palabra de Dios. Dios es
el modelo por excelencia de la paternidad y al ver cómo Dios nos trata, y cómo
Dios nos discípula, nos ama, nos disciplina, nos confronta, nos instruye por
medio del espíritu santo y de su forma de trabajar con la humanidad, nosotros
también podemos aprender a ser padres o madres efectivos, así que mi gran
consejo, número uno, desde una perspectiva completamente humana es: invierte
tiempo en tus hijos, energía, amor, compromiso y busca en la palabra de Dios el
medio, la fuente, la norma, el recurso principal que determine qué cualidades
van a regir y gobernar tu relación y tus intervenciones con tus hijos.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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