NO PUEDO PERDONAR A MI PAREJA
Fuente:
Luis y Hannia Fernández
Renuevo
de Plenitud.com
Hay
cosas muy difíciles de perdonar en las relaciones humanas. ¿Qué podemos hacer?
Las
heridas emocionales provocadas por acciones como faltas de respeto graves,
juicios injustos, violencia verbal o física, maltrato, traición, engaños y
cosas por el estilo, son frecuentes en muchos matrimonios y son a la vez muy
difíciles de perdonar.
Los
agresores frecuentemente no miden la intensidad de sus agresiones y las pueden
ver como algo común o que no es en realidad tan grave. Esa inconsciencia genera
aún más resentimiento en la víctima.
La
verdad es que la gran mayoría de matrimonios sin distingo del nivel espiritual
somos susceptibles a conflictos y heridas emocionales que afectan sus
relaciones.
Una
persona víctima de violencia doméstica agresiva, debe buscar ayuda de inmediato
con un familiar o una amistad cercana y llamar a las autoridades respectivas.
No
debe permitir que pase más de una vez, porque si lo hace, el agresor interpreta
que usted nunca le acusará y se sentirá alentado a continuar el abuso.
Si usted ha sido víctima de heridas no violentas, pero
muy dolorosas emocionalmente, debe aprender a perdonar y liberarse de los
pensamientos negativos que pueden provocar los rencores no resueltos.
Perdonar
Aunque puede ser muy difícil hacerlo, debe haber una actitud de perdonar y
bendecir a su cónyuge.
I
Pedro 3:9 dice: “No devolváis mal por mal, ni maldición por maldición, sino por
el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados a heredar bendición”.
Puede que tú me digas: ¡Pastor, pero yo ya le
perdoné;
lo que pasa es que no quiero ni verlo(a) más!
Tienes
que tomar la decisión
de renunciar a tu actitud pecaminosa.
Qué
tal que Dios te dijera a ti: ¡ok, te perdono tus pecados, pero no quiero que te
vuelvas a acercar a mí!
¿Cómo
te sentirías?
¡Nosotros no hicimos nada para merecernos el perdón de Dios, pero algunos si exigen que
su pareja se gane su perdón de él o ella!
Dios no nos pone condiciones para darnos su perdón,
ni nos exige una garantía
de que no volveremos a pecar en el futuro.
En
cambio nos dice que: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9.
Si
tu pareja se arrepiente y te pide perdón, debes recordar el amor y la
misericordia de Dios de perdonarte a ti, y tratar a tu pareja de la misma
manera:
“Antes
sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como
Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Efesios 4:32.
Ustedes probablemente han sido una veces ofensor
(a) y otras veces víctima.
La
mayoría
piensa siempre que han sido más veces víctima que ofensores. Pero a pesar de
que es una percepción muy subjetiva, la realidad es que no importa cuántas
veces ha sido ofensor o víctima, lo importante es reconocer que también hemos
ofendido y lastimado a nuestro cónyuge y necesitamos pedir perdón y perdonar
con humildad y mansedumbre.
Si
las ofensas han sido muy graves, frecuentemente es necesario un perdón por
etapas. La primera etapa consiste en mantener una actitud de amor y
misericordia hacia su cónyuge. Esta actitud abre la posibilidad del perdón
total y además evita que la amargura y el resentimiento consuman su vida.
La
segunda etapa puede ser una actitud de actos de bondad hacia tu cónyuge, los
cuales el Señor usará para ablandar el corazón de tu pareja y ayudarle a
reconocer sus errores.
La
tercera etapa podría ser una confrontación amorosa con su pareja para dejarle
saber exactamente donde está su dolor emocional; como se sintió por lo que
pasó. Y estar dispuesto(a) a escuchar también los sentimientos de tu pareja.
La última
etapa es una etapa de restitución en la que el ofensor(a) decide restituir a su
pareja con acciones que le demuestren a su pareja su arrepentimiento y su deseo
de mejorar.
Tu
Matrimonio y tu Familia es el
Tesoro
más valioso que Dios te ha dado
¡Cuídalo!
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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