sábado, 22 de agosto de 2015

LAS FUERZAS ESPIRITUALES TRAS LOS OBJETOS OCULTISTAS

LAS FUERZAS ESPIRITUALES TRAS LOS OBJETOS OCULTISTAS
Extracto del libro Ocultismo y Sanidad Interior
Por Bernardo Stamateas.  Edgardo Tosoni
devocionaldiario.org

LOS OBJETOS COMO SIMPLES OBJETOS

Estos objetos en sí mismos no son nada. Este punto posee dos partes muy importantes: La primera es que el objeto en sí no posee ni poder, ni fuerza, ni nada. 

Atribuirle poder “al objeto” en sí mismo sería caer en el animismo. Además el mismo Señor nos lo aclara por la boca de sus siervos. Miremos Is.44:9-10: “Los formadores de imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y ellos mismos son testigos para su confu­sión, de que los ídolos no ven ni entienden. ¿Quién formó a un dios, o quién fundió una imagen que para nada es de provecho?”

Se puede leer todo el pasaje de Is.44:9-20. Irónicamente expresa cómo se le puede atribuir a un objeto hecho por los hombres, fuerzas sobrenaturales. Dice más adelante (vs.15-17) que parte del leño que el hombre toma para calentarse, lo utiliza para la comida y parte lo convierte en dios trabajando la madera. Luego lo instala en su casa (vs.13) y le rinde súplica (vs.17) y queda así, esclavo de su ídolo (vs.20).

(Ver también Jer.10:11, Is.40:19-20, Sal.115:4-7, Sal.95:3; Os.9:10).

Dice Is.46:6-7: “Sacan oro de la bolsa, y pesan plata con balanzas, alquilan un platero para hacer un dios de ello; se postran y adoran. Se lo echan sobre los hombros, lo llevan, y lo colocan en su lugar; allí está y no se mueve de su sitio. Le gritan y tampoco responde, ni libra de la tribulación.”

El gran error del pueblo cristiano fue creer solamente este aspecto: la ridiculez de quien los fabrica y lo ridículo de pensar que en sí mismos los objetos tenían poder. Así, entonces tener una estatuilla de la virgen, una pirámide, etc., “no significa nada de nada” espiritual y emocionalmente hablando. Esto es FALSO.

Miremos un pasaje del Nuevo Testamento que complementa la idea. En 1º Co.8:4 dice el apóstol Pablo: “Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios.”

En ese capítulo 8 el apóstol habla de la carne sacrificada a los ídolos. Una parte se entregaba en sacrificio, otra para los sacerdotes y otra al que ofrecía el sacrificio con la cual invitaba a los amigos (vs.10) o se vendía al público en el supermercado. Los cristianos se preguntaban si podían comer esas carnes que habían sido sacrificadas a los ídolos; de hecho algunos las comían sin el menor problema; el apóstol ve que había hermanos que creían (como lo creían antes de conocer a Cristo) que los ídolos tenían algún tipo de poder. Es decir que algunos creían que las carnes eran sagradas y otros que no. El más maduro debe renunciar a ellas para que el más débil (que creía que sí eran sagradas) no sea confundido.

LAS FUERZAS ESPIRITUALES TRAS LOS OBJETOS

Detrás de los mismos, se encuentran fuerzas demoníacas actuantes y estos objetos confieren a los demonios poder legal para actuar en la vida de quien los posea o los adore.

Pero miremos ahora un texto que nos arroja luz, en una segunda idea. Ya hemos dicho que el objeto en sí no es nada ni posee poder. Dice más adelante el apóstol, en 1º Co.10:19-20: “¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos? Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios”.

Volvemos en este capítulo a remarcar que los ídolos no son nada, pero los que reciben esos sacrificios o adoración. Sí. DETRÁS de los ídolos se encuentran los demonios. Su disfraz es el ídolo.

Satanás es el padre de las mentiras y justamente una de ellas es hacer que la gente posea estos objetos o símbolos como algo inocuo, algo meramente “sin problemas” y mucho peor aún, que muchos pongan aspectos afectivos sobre una estampita, estatua, pirámide, etc., dándole así al objeto (y detrás de ellos a los demonios) la autoridad humana para que éstos actúen en parte de la vida de la persona.

Al sacrificar a los ídolos, se sacrifica a los autores de la idolatría: los demonios.
Mucha gente creyente dice: Pero, ¿qué puede tener de malo o de demoníaco que yo guarde este rosario o esta pirámide? Mucho.
El enemigo trabaja siempre con disfraz; siempre está oculto; no desea darse a conocer (a los creyentes llenos del E.S.) ya que así podemos detectar sus maquinaciones y ejercer nuestra autoridad en Cristo para quebrantar su poder. Y una manera de ocultarse es buscar objetos “sencillos” pero vinculados grandemen­te con lo oculto y demoníaco.
Él es un engañador; es un maestro del engaño y de la sutileza; él puede sembrar con cierta verdad, sus ideas mentirosas; él puede gestar lentamente ideas falsas para que las conductas del creyente sean contrarias a la voluntad de Dios (1 Cr. 21:1; Jn.13:2; Hch.5:3).
Dios no está presente detrás de los objetos pero los demonios sí. Ellos necesitan de los objetos porque su mediocridad y su necesidad de “ser vistos” (vanidad) lo requieren. El trabajo espiritual que hay detrás de ellos, el pacto o la atadura que se sostiene en esos objetos, hace que al poseerlos también se participe de las fuerzas espirituales que sobre ellos se montan.

Como hemos dicho anteriormente, no es el objeto en si el que tiene algún poder; el objeto en sí no es nada sino en cuanto a lo que representa; pero no solamente posee una carga simbólica sino que sobre el objeto se realiza o se monta el trabajo espiritual, la atadura, el pacto, por lo cual actúan los espíritus inmundos. Por eso, para los umbandistas, espiritistas, curanderos, etc., es tan importante “el objeto”; saben que tiene poder. Y más allá de lo supersticioso y mentiroso de mucho de lo que dicen estos señores, los espíritus inmundos se vinculan al mismo.

Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”


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