EL VASO DE AGUA
Fuente: Ana María
Frege Issa.
Este artículo fue
producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
Se
cuenta de un príncipe hindú que fue hecho prisionero en una batalla con otro
rival, quien sabiendo que con motivo de la conmemoración de la victoria sobre su enemigo tendría que ser llevado por
las calles de la ciudad como prisionero hasta la residencia del vencedor,
exclamó:
– ¡Qué gestos hará la gente!
Al tener la noticia de este presuntuoso temor, el
príncipe victorioso le ordenó que marchara con un vaso lleno hasta el borde de
agua, bajo la amenaza de que en el mismo
lugar donde vertiera una sola gota, el verdugo que iba detrás tendría que
cortarle la cabeza.
Cuando llegó a palacio, el príncipe vencedor preguntó a
su rival:
– ¿Qué gestos hacía la gente?
– No he visto a una sola persona y no puedo
decirlo – fue la respuesta del prisionero.
Al estar tan concentrado en salvar su propia vida no
pudo mirar a su alrededor, olvidó el temor que sentía a las miradas de la
multitud y caminó enfocado en no dejar que cayera una gota de agua.
Todos hemos enfrentado el mismo temor, la duda, hemos vacilado
al caminar pensando en el qué dirán o pensarán los demás de nosotros. Aun
cuando se trata de gente que no conocemos queremos agradar a todos y en ese
afán desviamos la atención de lo que es verdaderamente importante.
Mantén tu mirada fija en Jesús y camina, no te detengas
ni te preocupes por los demás porque prestarle atención a sus gestos y palabras
podría costarte tu vida, tu salvación.
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor
nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que
nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo
puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la
diestra del trono de Dios”. Hebreos 12:1,2
Cuando Jesús iba a la cruz había mucha gente alrededor
que se burlaba y lo humillaba, pero Él siguió adelante porque su mirada no
estaba puesta en ese momento ni en esas personas, sino en cumplir el propósito
de su venida y en lo que significaba su sacrificio para ti y para mí.
No mires a la gente que te condena, que se burla de ti
ni a las circunstancias adversas que te rodean, fija tu vista en Jesús y sigue
caminando.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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