"YO SOY TU DIOS QUE TE ESFUERZO."
Isaías 41: 10.
Fuente: Charles H.
Spurgeon
La Chequera del
Banco de la Fe. Traducción de Allan Román.
Cuando somos llamados a servir o a sufrir, hacemos un
inventario de nuestras fuerzas, y descubrimos que son menores de lo que
pensábamos, y menores de las que requerimos.
Pero nuestro corazón no ha de abatirse en nuestro
interior, ya que contamos con una palabra como esta, en la que podemos
apoyarnos, pues nos garantiza todo lo que podamos necesitar.
Dios tiene una fuerza omnipotente y Él puede
comunicarnos esa fuerza, y nos promete que lo hará.
Él será el alimento para nuestras almas, y la salud de
nuestros corazones; y así, Él nos dará fortaleza.
No se puede saber cuánto poder pondrá Dios en un
hombre. Cuando la fortaleza divina viene, la debilidad humana ya no es más un
obstáculo.
¿No recordamos épocas de trabajos y pruebas en las que
recibimos tal fortaleza especial que nos sorprendimos de nosotros mismos?
En medio del peligro conservamos la calma, ante la
pérdida de seres queridos estábamos resignados, ante la calumnia poseíamos
dominio propio, y en la enfermedad éramos pacientes.
El hecho es que Dios provee una fortaleza inesperada
cuando nos sobrevienen pruebas inusuales.
Nos levantamos por encima de nuestras débiles
constituciones.
Los cobardes hacen papeles de hombres, los insensatos
reciben sabiduría, y a los silenciosos les es dado en el preciso instante lo
que han de hablar.
Mi propia
debilidad hace que me acobarde, pero la promesa de Dios me vuelve valeroso.
Señor, fortaléceme "conforme a Tu dicho."
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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