viernes, 30 de agosto de 2013

LAS OLAS

LAS OLAS
Un niño se hizo un barquito de madera y salió a probarlo en el lago, pero sin darse cuenta, el barquito impulsado por un ligero viento fue más allá de su alcance.
Apenado corrió a pedir ayuda a un muchacho mayor, que se hallaba cerca, que le ayudara en su apuro.
Sin decir nada el muchacho empezó a levantar piedras y echarlas, al parecer en contra del barquito; el pequeño pensó que nunca tendría su bote otra vez y que el muchacho grandote se estaba burlando de él; hasta que se dio cuenta que en vez de tocar el bote cada piedra iba un poco más allá de este y originaba una pequeña ola que hacia retroceder el barco hasta la orilla.
Cada piedra estaba calculada y por último el juguete fue traído al alcance del niño pequeño, que quedó contento y agradecido con la posesión de su pequeño tesoro.
A veces ocurren cosas en nuestra vida que parecen desagradables, sin sentido ni plan y hasta nos parece que más nos hunde; pero si esperamos y tenemos confianza en Dios, nos daremos cuenta de que cada prueba, cada tribulación, es como una piedra arrojada sobre las quietas aguas de nuestra vida, que nos trae más cerca de nuestro objetivo.
Salmos 28:7.
El Señor es mi fortaleza y mi escudo; en El confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré.
Salmos 3:3
Más tú, oh SEÑOR, eres escudo en derredor mío, mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
Salmos 13:5
Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se regocijará en tu salvación.
Salmos 16:9
Por tanto, mi corazón se alegra y mi alma se regocija; también mi carne morará segura,


Salmos 18:2
El SEÑOR es mi roca, mi baluarte y mi libertador; mi Dios, mi roca en quien me refugio; mi escudo y el cuerno de mi salvación, mi altura inexpugnable.
Salmos 26:1
Hazme justicia, oh SEÑOR, porque yo en mi integridad he andado, y en el SEÑOR he confiado sin titubear.
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HECHO PARA MÁS

HECHO PARA MÁS
¿Qué sentido tiene la vida? ¿Yo qué pinto en este mundo? ¿Tengo una misión encomendada? ¿Qué hay después de la muerte? ¿Qué quiere Dios de mí? ¿Podré ser feliz con el plan que Dios tiene para mi vida? Estas y otras muchas preguntas se presentan como un torbellino en el corazón y en la mente de los adolescentes y jóvenes. Quizás ya se han leído en un libro, o fueron escuchadas por boca de otros; pero una vez que se presentan en el propio corazón, se convierten en una pieza clave, en una prioridad que debe ser resuelta. De esas respuestas depende el rumbo que tome la vida hasta la muerte.
La vida es una y sólo se vive una vez. Por eso es necesario tener objetivos, una meta, un ideal, por el cual poder dar la vida, luchar, caer, levantarse, entregarse. Eso es lo que hace plena una vida: gastarla por algo bueno. Dios al crear cada alma le encomienda una misión, una misión que a la vez hará plena y feliz a la misma. Es ahí cuando cada quien, en lo más profundo de su corazón, debe responder a esas preguntas hasta encontrar por qué y para qué está en este mundo. Después dejando toda pereza y temor, lanzarse a cumplir dicha misión y alcanzar ese ideal que llena tu vida de sentido y al que quieres llegar.
Es triste ver a tantas almas que pierden su vida en placeres, vanidades o cosas pequeñas, no necesariamente malas, pero sí superficiales y pasajeras, que no les dan la felicidad e incluso los dejarán más vacíos y sedientos de plenitud que al inicio. El hombre está hecho para más. No para conformarse con una vida y una entrega mediocre. No para perder su alma en el pecado. No para vivir una existencia sin metas ni sentido. No para pasar por el mundo sin dejar una huella de bondad y alegría. El hombre está hecho para más. Para lanzarse desde sus primeros años a grandes retos e ideales, para volar alto, para alcanzar su felicidad con la ayuda de Dios.
El hombre está hecho para más, para luchar, caer y levantarse, para hacer felices a los demás con una sonrisa, para ser libre pero responsable de sus actos, para respetar la vida de los demás. El hombre está hecho para dejar huella. Este esfuerzo no es fácil, es más, habrán dificultades, pero vale la pena descubrir ese ideal y darlo todo por alcanzarlo, vale la pena descubrir todas tus capacidades y todo el aguante que tienes. La vida es una y sólo se vive una vez, y con tu libertad dejas o no dejas huella en la historia.
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EL QUE CONFÍA EN EL SEÑOR ES BIENAVENTURADO.

EL QUE CONFÍA EN EL SEÑOR ES BIENAVENTURADO.
Abraham no titubeó con incredulidad, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, y estando plenamente convencido de que lo que Dios había prometido, poderoso era también para cumplirlo.
Los hijos de Judá prevalecieron porque se apoyaron en el SEÑOR, Dios de sus padres.
 Dios es nuestro refugio y fortaleza,  nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
    
No temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares.
Es mejor refugiarse en el SEÑOR que confiar en el hombre. Es mejor refugiarse en el SEÑOR que confiar en príncipes.
Por el SEÑOR son ordenados los pasos del hombre, y el SEÑOR se deleita en su camino. Cuando caiga, no quedará derribado, porque el SEÑOR sostiene su mano.
Probad y ved que el SEÑOR es bueno. ¡Cuán bienaventurado es el hombre que en Él se refugia!
Temed al SEÑOR, vosotros sus santos, pues nada les falta a aquellos que le temen.
Pr.16:20   Ro.4:20,21   II Cr.13:18   Sal.46:1,2;  118:8,9;  37:23,24; 34:8,9
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EL ACUSADOR DE NUESTROS HERMANOS, EL QUE LOS ACUSA DELANTE DE NUESTRO DIOS DÍA Y NOCHE, HA SIDO ARROJADO.

EL ACUSADOR DE NUESTROS HERMANOS, EL QUE LOS ACUSA DELANTE DE NUESTRO DIOS DÍA Y NOCHE, HA SIDO ARROJADO.
Ellos lo vencieron por medio de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos, y no amaron sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte.
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
Y habiendo despojado a los poderes y autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos por medio de Él.
Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, El igualmente participó también de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo, y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida.
 Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Revestíos con toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes contra las insidias del diablo.
Tomad también el YELMO DE LA SALVACIÓN, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios.
A Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
 Ap. 12:10, 11   Ro.8:33, 34   Col.2:15   Heb.2:14, 15   Ro.8:37   Ef.6:11, 17   I Co.15:57
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jueves, 29 de agosto de 2013

PROMESA DE DIOS Y ESPERANZA NUESTRA

¡Una vez escuche que nuestra vida en la Tierra no alcanza a ser ni el 1 % de todo lo que será y esto es porque somos eternos! Entonces... ¿por qué angustiarnos por los problemas que tenemos en esta Tierra?

Así que "no dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en mí, dice Jesús. En el hogar de mi Padre, hay lugar más que suficiente. Si no fuera así, ¿acaso les habría dicho que voy a prepararles un lugar? Cuando todo esté listo, volveré para llevarlos, para que siempre estén conmigo donde yo estoy". Juan 14:1-3 (Nueva Traducción Viviente)

"Y tenemos una herencia que no tiene precio, una herencia que está reservada en el cielo para ustedes, pura y sin mancha, que no puede cambiar ni deteriorarse". 1 Pedro 1.4 (NTV)

" Ten paciencia mientras esperas el regreso del Señor. Piensa en los agricultores, que con paciencia esperan las lluvias en el otoño y la primavera. Con ansias esperan a que maduren los preciosos cultivos. Tú también debes ser paciente. Anímate, porque la venida del Señor está cerca". Santiago 5.7-8 (NTV)

"Pues, dentro de muy poco tiempo, aquél que viene vendrá sin demorarse". Hebreos 10.37 (NTV)

"Jesús fue tomado de entre ustedes y llevado al cielo, ¡pero un día volverá del cielo de la misma manera en que lo vieron irse!" Hechos 1.11 (NTV)

"Y seremos arrebatados en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Entonces estaremos con el Señor para siempre. Así que anímense unos a otros con estas palabras". 1 Tesalonicenses 4.17-18 (NTV)

"Jesús sufrió y murió fuera de las puertas de la ciudad para hacer santo a su pueblo mediante su propia sangre. Entonces salgamos al encuentro de Jesús, fuera del campamento, y llevemos la deshonra que él llevó. Pues este mundo no es nuestro hogar permanente; esperamos el hogar futuro.

Por lo tanto, por medio de Jesús, ofrezcamos un sacrificio continuo de alabanza a Dios, mediante el cual proclamamos nuestra lealtad a su nombre. Y no se olviden de hacer el bien ni de compartir lo que tienen con quienes pasan necesidad. Estos son los sacrificios que le agradan a Dios."
 Hebreos 13.12-16 (NTV)
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LÁMPARA ES A MIS PIES TU PALABRA, Y LUZ PARA MI CAMINO.

LÁMPARA ES A MIS PIES TU PALABRA,
        Y LUZ PARA MI CAMINO.
Por la palabra de tus labios yo me he guardado de las sendas de los violentos. Mis pasos se han mantenido firmes en tus senderos.
No han resbalado mis pies.
Tus oídos oirán detrás de ti una palabra: Este es el camino, andad en él, ya sea que vayáis a la derecha o a la izquierda.
Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
   Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones.
 Porque ahora vemos por un espejo, veladamente, pero entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, como he sido conocido.   
Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos.
Sal.119:105; 17:4, 5   Pr.6:22, 23   Is.30:21   Jn.8:21   II P. 1:19   I Co. 13:12   Ap.22:5
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miércoles, 28 de agosto de 2013

NADIE LO HACE MEJOR QUE MAMÁ

NADIE LO HACE MEJOR QUE MAMÁ
 ¿Sabías que nadie tiene más influencia y juega el papel más importante en la tierra que una mamá? Ninguna figura política, militar, educativa o religiosa se puede comparar con el impacto que tiene una madre.
Todos sabemos eso en nuestra mente pero no siempre lo transferimos a nuestro corazón. Si fuiste bendecido con una buena mamá; cosecharás los beneficios por el resto de tu vida.  Si fuiste descuidado o abandonado; muchas de tus heridas jamás podrán borrarse. Para bien o para mal, la marca de una madre es permanente.
Desafortunadamente, cada año el rol más hermoso, maravilloso y significativo (el rol de mamá) es atacado y menospreciado por nuestra cultura. Muchos afirman que ser ‘ama de casa’ o ‘mamá’ no es una ocupación.
Hay algo enfermizo en nuestra sociedad cuando tomamos el papel más vital y lo reducimos a una celebración de un día del año.
Me gustaría mostrarte por qué nadie lo hace mejor que mamá al reflexionar en el siguiente poema…

Cuando pensabas que no te miraba:

*“Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo colgabas mi primer dibujo en la nevera e inmediatamente quise hacer otro.

*Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo alimentabas a un gatito perdido y aprendí que es bueno portarse bien con los animales.

*Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo hacías mi pastel favorito y aprendí que las pequeñas cosas pueden ser las más especiales.

*Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo preparabas comida y se la llevabas a una amiga enferma y aprendí que tenemos que ayudarnos los unos a los otros.

*Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo ofrecías tu dinero y tu tiempo para ayudar a gente que no tenía nada y aprendí que los que tienen algo deben compartir con los que carecen de todo.

*Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo me dabas un beso de buenas noches y me sentí querido y seguro.

*Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo cuidabas de la casa y de los que vivimos en ella y aprendí que tenemos que cuidar de lo que se nos da.
*Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo asumías tus responsabilidades, incluso cuando no te encontrabas bien, y aprendí que cuando fuera mayor sería responsable.

*Cuando pensabas que no te miraba, vi lágrimas en tus ojos y aprendí que a veces las cosas duelen, pero que se puede llorar.

*Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo te preocupabas por mí y quise llegar a ser todo lo que pudiera ser.

*Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo orabas y aprendí que hay un Dios al que siempre puedo hablarle.

*Cuando pensabas que no te miraba, ¡vi! y quería decirte “gracias por todas las cosas que vi cuando pensabas que no te miraba”.

¡Qué valiosa es una madre!
 Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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LA BENDICIÓN ESCONDIDA.

LA BENDICIÓN ESCONDIDA.
 Jacob, era un joven, que enamorado de Raquel había decidido dedicar años de su vida a trabajar para su suegro, con el fin de poder casarse con el amor de su vida.
Cuando se había cumplido el término de siete años,  tiempo fijado por el suegro, se realizó una gran boda, un banquete… pero llegada la noche, Labán, el suegro de Jacob, cambió a las hijas y le entregó a  Lea, la hija mayor en lugar de Raquel a quién amaba.
Por lo que dice la Biblia en este relato, Lea no era tan linda como Raquel y Jacob nunca se había fijado en ella, él estaba tan enamorado de la hermana menor,  que los siete años parecieron pocos días y pese al engaño que había sufrido decidió trabajar otros siete años por Raquel.
El relato dice que Jacob  menospreciaba a Lea y si consideramos que ese matrimonio había sido fruto de un engaño de su suegro no podríamos culparlo. Sin embargo, Dios vio cuánto sufría Lea y le dio el privilegio de ser madre mientras que Raquel fue estéril durante muchísimos años.
Puede ser que Lea no haya estado en los planes de Jacob, que él nunca se haya fijado en ella, que su relación haya sido fruto de un engaño pero Dios la tenía incluida en sus planes, recordemos que  ella fue la madre de Leví de quien nacería el sacerdocio levítico y Judá de quien  procede el linaje de David, llegando hasta Jesús. ¡¿Quién hubiera imaginado eso?!
A veces nuestras circunstancias no son lo que queremos, estamos por alcanzar nuestro sueño y tenemos algo que nos impide llegar a él. Puede ser un sueño profesional, familiar, personal que por alguna razón nos vemos impedidos de alcanzarlo y nos sentamos a lamentarnos de la situación que tenemos.
Aún si alcanzas parcialmente tu sueño  y tienes que convivir con esas circunstancias que no las planeaste no serás feliz. Es necesario que ames aquello que Dios te dio, aunque no comprendas el propósito y hasta te enoje la idea de estar pasando por eso. Si aprendes a amar y valorar lo que tienes,  Dios te permitirá pasar la prueba y ver su plan perfecto.
Tal vez tu trabajo no es el que soñaste, quizás tu familia no es como esperabas o probablemente por más que te esfuerces el dinero no alcanza y las deudas crecen. Quizás alguien te traicionó como le pasó a Jacob y todos sabemos que ese es uno de los peores dolores y que además tener ese dolor  acabaste metido en algo que no buscaste.
Pero así como Lea no estaba en los planes de Jacob, Dios tenía un plan para ella y fue de bendición para toda la humanidad. Puedes estar pasando circunstancias que no esperabas ni imaginabas que serán de bendición para ti y los que te rodean, así que no pierdas la fe, confía en Dios y su voluntad. Él cambia las adversidades en bendiciones pero tienes que estar dispuesto a dar gracias a Dios en todo y por todo para que su mano poderosa obre a tu favor.
 “Tu amor inagotable, oh Señor, es tan inmenso como los cielos;  tu fidelidad sobrepasa las nubes…   ¡Qué precioso es tu amor inagotable, oh Dios! Todos los seres humanos encuentran refugio a la sombra de tus alas. Derrama tu amor inagotable sobre los que te aman; haz justicia a los de corazón sincero” Salmos 36: 5, 7 y10 (NTV)
Dios honra a aquellos que lo buscan sinceramente y tienen un corazón agradecido; así que sin importar cómo se haya  presentado tu Lea, te invito a amarla y darle gracias a Dios por ella porque de esa forma Él te está preparando para algo mejor, su fidelidad y su amor van más allá de lo que imaginamos y hay una bendición especial en ella.
Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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DOS MONEDAS

DOS MONEDAS
Una historia cuenta que un estudiante universitario salió a dar un paseo con su profesor, quien por su bondad era considerado como un buen amigo por sus alumnos.
Mientras caminaban, vieron un par de zapatos viejos, pensaron que seguramente pertenecían a un humilde trabajador del campo de al lado, que estaría a punto de terminar su jornada.
El alumno dijo al profesor: “Hagámosle una broma; escondamos los zapatos y ocultémonos detrás de esos arbustos para ver su cara cuando no los encuentre”.
Mi querido amigo – le dijo el profesor – nunca tenemos que divertirnos a expensas de los pobres. Tú eres rico y en lugar de burlarte, pudieras  darle una alegría a este hombre. Coloca una moneda en cada zapato y luego nos ocultaremos para ver cómo reacciona cuando las encuentre. Así lo hizo y luego ambos se ocultaron entre los arbustos cercanos.
El hombre pobre, terminó sus tareas y cruzó el terreno en busca de sus zapatos y abrigo. Cuando se puso su zapato, notó que había algo adentro, se agachó para ver qué era y asombrado comprobó que se trataba de una moneda. Pasmado, se preguntó qué podía haber pasado. Miró la moneda, la dio vuelta y la volvió a mirar. Luego observó a su alrededor, para todos lados, pero como no veía a nadie, la guardó en su bolsillo. Luego se puso el otro zapato y su sorpresa fue doble al encontrar la otra moneda. Sus sentimientos lo sobrecogieron; cayó de rodillas y levantó la vista al cielo pronunciando un ferviente agradecimiento en voz alta. Su situación era desesperante, no contaba con ayuda, su esposa estaba enferma y  sus hijos no tenían para comer.   Con un gran sentimiento de gratitud reconoció que gracias a una mano desconocida, finalmente no morirían de hambre.
El estudiante quedó profundamente afectado y se le llenaron los ojos de lágrimas. Ahora, dijo el profesor ¿no estás más complacido que si le hubieras hecho una broma?
El joven respondió: “Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré. Ahora entiendo algo que antes no comprendía: es mejor dar que recibir”.
La sencilla lección que le dio este maestro a su estudiante no sólo impactó la vida de este joven, sino que ayudó a toda una familia que pasaba necesidad. Con dos monedas, entregadas de forma anónima la vida del campesino sufrió un gran impacto.
A veces pensamos que para ayudar a alguien debemos tener mucho dinero o simplemente nos pasamos la vida esperando que llegue “la persona correcta” o el “momento oportuno” cuando en realidad, siempre es el momento oportuno para  hacer una buena acción. Y aunque no lo veamos, ayudar a una persona podría significar mucho más que eso, porque podría estar beneficiando a una familia y por supuesto, a nosotros también al realizar una buena acción.
“En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”. Hechos 20:35
Antes de reírte de alguien por su situación, busca la manera de ayudarlo, podría ser que esté pasando por un momento muy sombrío y sea Dios quien te utilice para bendecir esa vida.
 Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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LECCIONES SOBRE EL AMOR

LECCIONES SOBRE EL AMOR
Por Laurel Robinson
Traducido y adaptado por Guiselle Jiménez

“Matrimonio… ¿quién lo necesita?”
Eso es lo que muchos de los solteros de la “generación X” dicen… Por supuesto, eso es lo que decimos diariamente sobre el amor; padres, chicos, amigos –, básicamente toda situación o concepto que nos causa momentos de dolor. Las cosas que están más cerca de nuestro corazón son las que nos pueden lastimar más, y nos encontramos deseando que existiera la posibilidad de prescindir de ellas. Sin embargo, el hecho de que nos pasemos tanto tiempo y gastemos tanta energía pensando acerca del matrimonio, es realmente una indicación de que LO NECESITAMOS. – o por lo menos, necesitamos algo que lo plasme o exprese a la perfección.
Es mi primera noche con Nick – un chico de 25 años de edad quien hasta ahora parece increíble y adorable. En medio de la iluminación tenue de este restaurante de cuatro estrellas, estoy disfrutando escuchándolo hablar de sí mismo. Claramente, él lo está disfrutando también.
Separación matrimonial, consejería cristiana, ayuda matrimonial
Me olvido de los cuidados de mi recién adquirido estilo de vida: “joven profesional urbano” cuando escucho las historias de Nick sobre su mundo. Por un momento recuerdo el juego de “casita” que solía jugar cuando era niña. Quizás Nick y yo estamos jugando “romance”, – pero no creo que esto haga daño: Es sólo por diversión; sólo aquí, sólo por ahora.
La realidad golpea: Nick está diciendo: “Hay algo que no sabes sobre mí: estuve casado”.
“¡Enserio!”-respondo, tratando de no mostrar ninguna emoción en particular, sin estar segura de que esta revelación me afecta de alguna manera.
-Sí…estuve casado durante cuatro meses.”
Conservo mi postura de escucha atenta, al tiempo que me explica cómo él y aquella joven mujer deseaban casarse. Los dos querían hacer bien lo que sus padres habían hecho mal, querían dar y recibir amor, querían ser aquellos que se casan para ser felices para siempre. No obstante, las Pequeñas cosas malas (la forma en que ella apretaba el tubo de pasta de dientes, o la forma en que él doblaba los calcetines), fueron situaciones que se acumularon y se convirtieron prontamente en cosas muy grandes. Los Grandes y Genuinos Problemas también salieron a la luz, como su incapacidad para entender y apoyar la pasión de Nick por la vida. Así, después de cuatro meses, decidieron separarse mientras no tenían hijos y aún sin haber fusionado todos sus activos.
O por lo menos creo que eso es lo que él acaba de decir. Mientras muevo mi cabeza a manera de expresión de que sigo su conversación, trato de escuchar…y pienso en mi padre. Me pregunto: ¿cuándo tiene una nueva cita con una mujer…su descripción del breve matrimonio que tuvo con mi madre suena de esta manera? “Ella y yo éramos incompatibles…ella no podía entender mis pasiones…era mejor ponerle fin más temprano que tarde.” En la mente de una niña que experimentó el divorcio de sus padres, las preguntas persisten: ¿Por qué no pudiste hacer que funcionara? ¿De quién fue la culpa? ¿Por qué hicieron las cosas tan apresuradamente?
Las reflexiones de Nick me hacen pensar acerca de mi propio compromiso hace más de cuatro años. Hubiera querido estar enamorada. Yo quería ser amada. Quería lo que sabía que podía hacer bien, y quería hacerlo mejor que mis padres. Quería una garantía de que esto iba a funcionar, e hice todo lo posible para fomentar la fidelidad y la interdependencia. Durante cuatro años, estuvimos “enamorados”. Estábamos actuando tan seriamente, como lo pueden hacer dos estudiantes de secundaria, y éramos fieles. Pero el “amor” por sí mismo nunca es suficiente. Pequeñas cosas que debieron haber permanecido pequeñas, comenzaron a molestarme. Me convertí en un fastidio a la edad de 17 años, y no me gustaba en lo que me estaba convirtiendo.
Rompí mi compromiso incluso antes de haber definido una fecha, – pero al igual que Nick, arrojé mi mente y corazón dentro de ese profundo deseo de “amar correctamente”. Me pregunto: ¿por qué tanto Nick como yo nos habíamos acercado a contraer matrimonio – especialmente con tan poco o ningún ejemplo positivo de lo que significa “matrimonio” en nuestras vidas? No debe de existir ninguna razón por la cual hubiéramos querido experimentar y tratar con cosas de amor – a menos que hayamos sido diseñados para las relaciones.
Y así es. No importa lo que nuestros ojos han visto, parece que en nuestro corazón sabemos que hay algo intrínsecamente bueno en el amor, la entrega, la obediencia, la responsabilidad y la interdependencia que implica una relación comprometida – y que el matrimonio representa el compromiso de toda la vida como la mejor y más sublime forma de relación humana.
Nosotros los seres humanos hemos sido creados para la intimidad; fuimos hechos para ser verdaderamente conocidos y apreciados. En última instancia, para nosotros la forma más alta y plena de unión es con nuestro Creador.
También podemos aprender mucho acerca de la naturaleza de nuestro corazón mediante la observación de las complejas danzas que realizamos en nuestro intento de aproximarnos a las riquezas que se encuentran en esa santa relación, ordenada por Dios llamada matrimonio.
Evidencia número uno: Los científicos sociales lo llaman “cohabitación”; fundamentalistas lo llaman “vivir en pecado”; la Generación X lo llama seguro y sensato. Pero lo que revela es que simplemente no queremos estar solos. Por supuesto, tampoco queremos quemarnos, – no queremos el dolor que hemos visto en el sufrimiento de nuestros padres y amigos. Por lo tanto, intentamos un acercamiento romántico pero también pragmático: Vivamos juntos, disfrutémonos mutuamente, pero evitemos apegarnos demasiado – o al menos pospongamos convertirnos legalmente inseparables. Lindo pensamiento…
En la década de 1950, nueve de cada 10 nuevas novias nunca habían “convivido” con su pareja antes de sus bodas. A principios de 1990, dos de cada tres mujeres jóvenes pasó algún tiempo viviendo con su pareja antes de casarse. ¿Qué puede indicar esto? Creo que esto demuestra que tenemos miedo. A la luz de las altas e inquietantes probabilidades de que nos “quememos”, entonces ¿por qué guardarnos para esa persona especial? Después de todo, se nos ha dicho que 50% de los matrimonios terminan en divorcio, y hemos visto a nuestros familiares y amigos pasar por el dolor que causa la separación. Así que nos conformamos con una relación que es casi lo que queremos. Nos aproximamos a esa relación amorosa que, al parecer, sólo existe en los sueños de nuestra niñez. Pero la pregunta sigue siendo: A medida que sacrificamos el deseo de nuestro corazón, ¿vale la pena la recompensa que recibimos?
No sólo nuestros corazones anhelan intimidad, sino que también demandan compromiso
Debido a la confianza que estamos dispuestos a depositar, queremos cierta seguridad. Estudios demuestran que las parejas que cohabitan y luego se casan tienen 33% más de probabilidad de divorciarse que las parejas que no viven juntos antes de casarse. Esa cifra ni siquiera toma en cuenta todas las parejas que viven juntos por un tiempo y luego se separan sin haberse casado.
No hace falta ser un psicólogo para entender la lógica detrás de esto. Cuando inviertes en algo que sabes que podría terminar en cualquier momento, ¿qué seguridad puedes sentir? ¿Cuánto de ti mismo puede revelar realmente? ¿Cuánto estarías dispuesto a sacrificar, sin garantías de la gratitud o la seguridad? ¡Simplemente, “vivir juntos” palidece en comparación con el vivir juntos en un hogar establecido a partir de los votos comunes ante Dios y ante una congregación de familiares y amigos!
Ansiamos la seguridad incomparable de ser plenamente conocidos y aceptados. En este sentido, Dios, quien nos conoce por completo y nos ama entrañablemente, ha ordenado el matrimonio, que personifica la intimidad más segura y más verdadera que cualquier otro acuerdo sobre la tierra.
Evidencia número dos: la promiscuidad emocional. No puedo tomar ningún crédito por este concepto tan brillante y penetrante. Lo encontré en un artículo que leí hace más de dos años, y no creo que lo vaya a olvidar jamás. Algunas veces, a pesar de que nos oponemos moralmente a las relaciones sexuales prematrimoniales, tendemos a perseguir relaciones, teniendo así citas amorosas consecutivas. Hacemos todo lo posible para alcanzar algún tipo de exclusividad con alguien del sexo opuesto, alardeamos frente a nuestros amigos, y flotamos en una elevación emocional hasta que, surgen discrepancias debido a alguna diferencia que probablemente nos hubiera parecido insignificante, si no hubiéramos tenido tanta prisa por sentirnos bien.
De nuevo, esta danza revela nuestro deseo de cercanía. Pero no satisface por completo las demandas de nuestro corazón: no dura, y nuestro corazón no está hecho para la monogamia en serie. Las parejas que, después de muchos años aún están casadas y felices, podrán decir que su amor y compromiso mutuo se profundizó durante los momentos más difíciles. Además, si en la relación, hubieran buscado únicamente su propio beneficio, se habrían separado hace tiempo. El hecho es (como a un amigo le gusta decir), “¡Puedo ‘enamorarme’ de quien sea en un restaurante de cuatro estrellas!”
Lo anterior me lleva de vuelta a Nick. Todavía estamos hablando; todavía es fascinante, hemos ordenado un postre cuatro estrellas. Él me está tratando como a una dama; hay música clásica sonando en el nivel de abajo en este elegante edificio…
“Jugar a ser románticos” – ¿es lo que he dicho que estamos haciendo? “Sólo por placer, simplemente porque estamos aquí, sólo por ahora” – ¿Dije eso para mí misma? ¿Debería creer en esto? Tomando en cuenta que quiero guardar mi cuerpo, mente y corazón para mi futuro esposo, me doy cuenta de la necesidad de actuar con cautela. ¿Cómo puedo saber cuáles son, verdaderamente, las intenciones de Nick? ¿Cómo sé que él no está buscando “enamorarse” de nuevo?
Por mucho que he desacreditado el valor de cualquier sustituto de lo que es Real y Verdadero, mi propia tendencia por buscar intimidad emocional en el aquí y ahora sigue siendo fuerte. Mientras yo sea humana, con un corazón hecho para el perfecto amor de Dios, siempre será así. Yo no lo aceptaría de ninguna otra manera.
Asimismo, no renunciará a nada que esté destinado a compartirse con mi futuro esposo (quien quiera que resulte ser). Cuando recuerdo esta resolución, me importa menos cuáles podrían ser las intenciones reales de Nick; sé de quién soy. Sé dónde se encuentra la verdadera realización, y sé cuál es el contexto adecuado para la intimidad humana: Un pacto con una persona que ha demostrado con el tiempo, tener el carácter de Dios. No me voy a conformar con menos. Mi corazón no me dejaría.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”