martes, 30 de junio de 2015

EL PADRE CORRIGE SUS HIJOS

EL PADRE CORRIGE SUS HIJOS
Fuente: Mensajes Cristianos.net

Yo reprendo y disciplino a todos los que amo.

Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor  y no te des por vencido cuando te corrija. Pues el Señor disciplina a los que ama   y castiga a todo el que recibe como hijo.  

Porque él hiere, pero venda la herida; golpea, pero trae alivio.

Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo.

Te he probado en el horno de la aflicción.

El Señor nos hiere y nos aflige, pero no porque sea de su agrado.

No nos trata conforme a nuestros pecados ni nos paga según nuestras maldades. Tan grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra. Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente.

Tan compasivo es el Señor con los que le temen  como lo es un padre con sus hijos. 

Él conoce nuestra condición;  sabe que somos de barro.

Ap: 19   Heb.12:5,6   Pr.3:12   Job.5:18   I P.5:6   Is.48:10   Lam.3:33   Sal.103:10-14

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SUS MANDAMIENTOS

SUS MANDAMIENTOS
Fuente: Mensajes Cristianos.net

Sus mandamientos no son gravosos.

Esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en El, tenga vida eterna.

Todo lo que pidamos lo recibimos de Él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de Él.

Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera.

Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.

 Bienaventurado el hombre que halla sabiduría y el hombre que adquiere entendimiento.

Sus caminos son caminos agradables y todas sus sendas, paz.

Mucha paz tienen los que aman tu ley, y nada los hace tropezar.

En lo íntimo de mi ser me deleito en la ley de Dios.

Este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros como Él nos ha mandado.

El amor no perjudica al prójimo. Así que el amor es el cumplimiento de la ley.

I Jn. 5:3   Jn.6:40   I Jn.3:22   Mt.11:30   Jn.14:15, 21   Pr.3:13, 17   Sal.119:165   Ro.7:22   I Jn.3:23   Ro.13:10

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MI REDENTOR VIVE

MI REDENTOR VIVE
Fuente: Mensajes Cristianos.net

Yo sé que mi Redentor vive.

Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida.

 El conserva su sacerdocio inmutable puesto que permanece para siempre. Por lo cual Él también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.

Porque yo vivo, vosotros también viviréis.

Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamente, somos, de todos los hombres, los más dignos de lástima. Mas ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron.

Vendrá un Redentor a Sion y a los que en Jacob se aparten de la transgresión–declara el SEÑOR.

En El tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia.

No fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo.

Job 19:25   Ro.5:10   Heb.7:24, 25   Jn.14:19   I Co.15:19, 20   Is.59:20   Ef.1:7   I P.1:19, 20

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viernes, 26 de junio de 2015

LA ESPERANZA QUE NO DEFRAUDA

LA ESPERANZA QUE NO DEFRAUDA
Fuente: Camilo Cvc LA VOZ
Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
                       
            Quienes creen en Cristo viven “en paz con Dios” y han recibido la gracia de la salvación (Romanos 5,1-2). Sin embargo siempre pueden ser víctimas del mal y del dolor y verse envueltos en la negatividad y las contradicciones de la historia humana.

 La gracia que los creyentes hemos recibido a través de la muerte y la resurrección de Cristo no anula su condición histórica, ni los arranca de la dura realidad de la vida en donde las fuerzas del mal los amenazan peligrosamente también a ellos. Lo extraordinario es que, aun en medio de las situaciones más difíciles y oscuras, los cristianos permanecen firmes, ya que ponen toda su confianza en Dios, sabiendo que el mal y lo negativo no tienen nunca la última palabra. Ponen toda su seguridad y su confianza en Dios. Es lo que quiere decir Pablo cuando afirma que los cristianos “se sienten Gozosos, esperando participar de la gloria de Dios” (Romanos 5,2).

El cristiano se siente con gozo de la esperanza que brota de su fe en Cristo y vive la experiencia del mal no como obstáculo fatal que lo destruye y lo hace infeliz, sino como ocasión para vivir más intensamente el amor y la fuerza de Dios en Cristo. Lo que podría ser fuente de fracaso y de muerte, se vive como ocasión de crecimiento humano y de fe: “Hasta en los sufrimientos nos sentimos llenos de gozo, sabiendo que los sufrimientos producen paciencia; la paciencia produce virtud sólida, y la virtud sólida, esperanza” (Romanos 5,3-4). Las dificultades de la vida hacen madurar al creyente, no lo derrumban, le dan la oportunidad de perseverar con fidelidad. El fruto de la esperanza no se recoge cuando el aprieto ya ha sido superado, sino cuando logramos descubrir a Dios allí donde todo parece negar su presencia.

La esperanza cristiana no es espera pasiva del futuro, ni resignación conformista, ni tampoco se reduce a un ingenuo optimismo. Nuestra esperanza brota de la confianza que ponemos en Dios que nos ha amado en Cristo, con la cual afrontamos la realidad serenamente, sin dejar que el peso de las dificultades nos aplaste e intentando cambiar lo que se puede cambiar. Nuestra esperanza se sostiene con la certeza que “si Dios está por nosotros, ¿quién podrá estar contra nosotros?” (Romanos 8,31) y de que “ni lo presente, ni lo futuro… ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 8,39).

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NO ES CULPA DE DIOS

NO ES CULPA DE DIOS
Fuente: Telma Cvc
Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
           
Recordando las historias pasadas, por ejemplo la de Noé donde la incredulidad era tan grande y todos estaban tan involucrados en el pecado, vemos que Dios mandó un diluvio para destruir la tierra; sin embargo, mientras se construía el arca Él le dio a la gente la oportunidad de cambiar de decisión, pero no lo hicieron. De igual forma pasó con Sodoma y Gomorra, las personas estuvieron perdidas en los pecados de la carne y también hicieron que Dios tomara la decisión de destruir esas ciudades con fuego. Muchos se pueden preguntar ¿dónde está ese Dios bueno y misericordioso?

Debemos darnos cuenta de que todo lo que hoy sucede en el mundo, así como lo que ocurría hace años, no es culpa de Dios; esto se debe a la desobediencia, al hecho de tener la oportunidad de conocer acerca de nuestro Padre y rechazarlo como Salvador.

Así como hace tantos años Dios dio la oportunidad a la humanidad para arrepentirse y salvarse, ahora es más grande esta dádiva pues sólo necesitamos aceptar a Jesucristo como Salvador y caminar de acuerdo a lo que dice su Palabra. Tenemos esa opción, aprovechemos este tiempo de gracia que nos regala.

Los tiempos finales se acercan, aun tienes ese libre albedrío para decidir qué camino seguir y a quién creer. Si tomaste la decisión de seguir a Cristo es una gran alegría, pero si estás decido a seguir tu vida sin Él, no culpes a Dios por esa decisión y por lo que a la larga pueda ocurrir.

“cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).

 Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.” 2 Tesalonicenses 1:10-12 (RVR1960)

Hoy es el día en que debes decidirte por seguir a Jesucristo, pues a pesar de las pruebas y problemas, Él estará contigo y su galardón por la eternidad. Ésta es tú decisión.
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SUELTA LA CUERDA

SUELTA LA CUERDA
Fuente: Ana María Frege Issa
Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
           
            Cierto predicador, contaba acerca de un viajero que fue asaltado por bandidos en un camino solitario, le quitaron todo cuanto llevaba y lo condujeron a las profundidades de la selva oscura. Allí ataron una cuerda a una rama de un gran árbol e hicieron que el hombre se aferrara a la punta de la misma. Le dieron un impulso que lo hizo balancearse en la negrura del espacio, y le dijeron que estaba colgando sobre un profundo precipicio, que en el momento  que soltara la cuerda se destrozaría contra las rocas del fondo, y se fueron.

El viajero se llenó de temor y se aferró desesperadamente de la punta de la cuerda, pero al cabo de un buen rato sus manos ya no podían resistir más y creyó que había llegado su fin. Sus dedos, acalambrados, soltaron la cuerda y cayó, pero sólo a un metro del suelo; sus pies encontraron, no un abismo, sino tierra firme por la que pudo andar. Había sido una trampa de los ladrones para darles tiempo a escapar.

Muchas veces aprendemos las promesas de Dios, la creemos,  decimos que nos apropiamos de ellas, pero sólo las usamos como un paliativo para nuestro temor, para calmar la ansiedad que nos produce el problema que enfrentamos, pero no somos capaces de confiar en Aquel que nos las dio y no nos permitimos descansar en Él.

Sabemos que Dios es nuestro Refugio, Amparo, Fortaleza, nuestra Roca, el Juez Justo, nuestro Proveedor, Sanador, Salvador, quien pelea por nosotros y tantas cosas más pero aun cuando hablamos de la vida eterna y la promesa que nos hizo, nos aferramos a la vida y sus afanes como el hombre de la historia lo hacía a su cuerda.

Aunque en ocasiones nuestra parte racional nos impide soltarnos de la cuerda y creemos más en lo que nos dicen los ladrones de nuestra paz que en las promesas de Aquel que nos ama y quiere nuestro bien; lo cierto es que un día, todos soltaremos la cuerda a la que nos estamos aferrando y entonces experimentaremos vívidamente las promesas de Dios. Cuando nuestras fuerzas nos abandonan es el momento en el que permitimos que Dios nos sostenga y haga el milagro. En realidad, no se trata de conocer las promesas que tenemos en la Biblia, sino de vivirlas de forma práctica y dejar que Dios obre.

“Dios no es un hombre, por lo tanto, no miente. Él no es humano, por lo tanto, no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir?” Números 23:19 (NTV)

Si Dios prometió algo, así lo hará porque Él no miente ni cambia de parecer. No permitas que las circunstancias y las personas te llenen de temor e inseguridad, suéltate de la cuerda a la que estás aferrado y deja que los brazos de Dios te sostengan, disfruta de la paz que Él te prometió, permite que sus bendiciones llenen tu vida.

Cuando sueltes la cuerda, serás capaz de experimentar cada una de aquellas promesas que hasta hoy has venido repitiendo sin ser capaz de vivirlas y serás testigo del poder, el amor y la misericordia de Dios.

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TU BENDICIÓN

TU BENDICIÓN
Fuente: Mensajes Cristianos.net

¡Oh, si en verdad me bendijeras…y me guardaras del mal! Y Dios le concedió lo que pidió.

La bendición del SEÑOR es la que enriquece, y El no añade tristeza con ella.

Cuando está quieto, ¿quién puede condenarle?; y cuando esconde su rostro, ¿quién puede contemplarle?

La salvación es del SEÑOR. ¡Sea sobre tu pueblo tu bendición!

¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que en ti se refugian, delante de los hijos de los hombres!

No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

El SEÑOR redime el alma de sus siervos; y no será condenado ninguno de los que en Él se refugian.

I Cr. 4:10   Pr. 10:22   Job.34:29   Sal.3:8; 31:19   Jn.17:15   Mt.7:7, 8   Sal.34:22

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BUSCANDO ALEGRÍA

BUSCANDO ALEGRÍA
Fuente: yesHEis.com

Dios nos consuela en todos nuestros sufrimientos, para que nosotros podamos consolar también a los que sufren, dándoles el mismo consuelo que él nos ha dado a nosotros. 2 Corintios 1:4      

Cuando nos llega el desánimo y nos sentimos tristes, sin deseo de avanzar en la vida, es necesario buscar la razón y atrevernos a salir de ese estado de ánimo, enfocándonos en lo bueno y buscando nuestro propósito.

Muchas veces esa alegría se encuentra en hacer un simple acto de caridad, ya sea ayudar a una anciana a cruzar una calle, cargarle a alguien una bolsa para que pueda abrir la puerta de su auto sin dificultad, o uniéndonos a una organización que brinde ayuda a gente necesitada.

Jesús ha puesto su amor en nosotros, tomemos ese amor y generosidad y desarrollémoslo.

 Nos daremos cuenta lo bien que nos sentimos, porque está en nuestro ADN el ser generosos.

 Nacimos para relacionarnos, para servir… y es un hecho que al hacerlo encontraremos una vocación o más importante aún, un propósito para nuestra vida.

Recuerda que si nos acercamos a Dios y amamos a nuestro prójimo, él nos ayudará a encontrar la raíz de nuestra tristeza y la cambiará en esa alegría que tanto nos hace falta.

Pon en práctica tu generosidad y muéstrale a otros el amor de Jesús que está en ti.

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CARA A CARA

CARA A CARA
Fuente: Mensajes Cristianos.net

Cuando Él se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos como Él es.

A todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre.

Nos ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que por ellas lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de la concupiscencia.

Desde la antigüedad no habían escuchado ni dado oídos, ni el ojo había visto a un Dios fuera de ti que obrara a favor del que esperaba en El.

Ahora vemos por un espejo, veladamente, pero entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, como he sido conocido.

Jesucristo…el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aún para sujetar todas las cosas a sí mismo.

En cuanto a mí, en justicia contemplaré tu rostro; al despertar, me saciaré cuando contemple tu imagen.

I Jn.3:2   Jn.1:12   II P. 1:4   Is.64:4  I Co.13:12   Fil.3:20,21   Sal.17:15

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EL CONOCE TODAS MIS COSAS

EL CONOCE TODAS MIS COSAS
Fuente: Mensajes Cristianos.net

El arca del pacto del SEÑOR iba delante de ellos buscándoles un lugar dónde descansar.

En tu mano están mis años.

Él nos escoge nuestra heredad.

SEÑOR, guíame en tu justicia…allana delante de mí tu camino.

Encomienda al SEÑOR tu camino, confía en El, que El actuará;
Reconócele en todos tus caminos, y El enderezará tus sendas.

Tus oídos oirán detrás de ti una palabra: Este es el camino, andad en él, ya sea que vayáis a la derecha o a la izquierda.

El SEÑOR es mi pastor,  nada me faltará. En lugares de verdes pastos me hace descansar;  junto a aguas de reposo me conduce.

Como un padre se compadece de sus hijos, así se compadece el SEÑOR de los que le temen. Porque Él sabe de qué estamos hechos, se acuerda de que somos sólo polvo.

Vuestro Padre celestial sabe que necesitáis todas estas cosas.

Echando toda vuestra ansiedad sobre El, porque Él tiene cuidado de vosotros.

Nu.10:33 Sal. 31:15; 47:4; 5:8; 37:5; Pro.3:6 Is. 30:21 Sal. 23:1, 2; 103:13, 14 Mt. 6:32 
I P.5:7

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jueves, 25 de junio de 2015

CÓMO ENFRENTAR NUESTROS TEMORES

CÓMO ENFRENTAR NUESTROS TEMORES
Fuente: Charles Stanley
Sitiodeesperanza.com

Cada uno de nosotros hemos sentido temor alguna vez en la vida. En mi caso hubo un momento en el cual me di cuenta que estaba luchando con el temor y me propuse descubrir su origen.

Yo sabía que si no lo hacía mi ministerio sufriría grandemente debido a ello. Al orar y pedir a Dios que me revelara la causa de mi temor, volví a vivir los recuerdos de mi niñez.

Los primeros años de mi vida fueron turbulentos. Mi padre murió cuando yo tenía dos años y mi madre se vio obligada a tener dos trabajos para que ambos tuviéramos techo y comida. El primer recuerdo que tengo de mi niñez es del temor que me invadía al dudar de que pudiéramos lograr tener lo necesario para subsistir. Crecí teniendo que prepararme tanto el desayuno como el almuerzo para ir a la escuela.

La meta de mi madre no fue infundirme temor; acaso ella me enseñó más sobre la fe que cualquier otra persona. Lo que provocó la inestabilidad y el temor fue consecuencia natural de las circunstancias en las que nos encontrábamos. Por las noches mi madre y yo orábamos juntos. Ella me enseñó que aunque los tiempos eran difíciles, Dios estaba con nosotros listo para suplir todo lo que necesitábamos. Ella confiaba en el Señor y nunca nos quedamos sin comer. Quizá hubo tiempos de escasez cuando nuestro refrigerador estuvo casi vacío, pero siempre tuvimos todo lo necesario.

Ninguno de nosotros puede darse el lujo de permitirle la entrada al enemigo en nuestras vidas. Todo lo que Satanás necesita para hostigarnos es una oportunidad. La oración y la Palabra de Dios son las armas más efectivas que tenemos contra el temor. Cuando reconocemos ante el Señor que somos presa del temor y le imploramos su protección y dirección, asumimos una postura de fe.

El temor es, en sí, una decisión. Me sorprende ver cuántas personas me dicen que tienen temor de haber cometido el pecado imperdonable. Pese a que la sangre de Jesucristo los limpia de todo pecado, siguen rodeados de una incredulidad persistente.

Por lo general se reduce a que se sienten culpables de algún pecado, ya sea pasado o presente. Es entonces cuando les recuerdo 1 Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Dios nos perdona cuando nos acercamos a Él en oración humilde buscando su perdón.

Si una persona insiste en seguir creyendo en un concepto falso del temor, lo más probable es que su vida esté saturada de temor.

Jamás habrá un momento cuando tengamos que preocuparnos de que Dios nos perdone o no. Todo pecado – todo lo que jamás hayamos cometido – ha sido perdonado por su gracia mediante la obediencia de su Hijo en el Calvario. El Señor Jesús murió a fin de que nosotros podamos tener vida eterna. Él nos ha dado libertad y no hay necesidad de vivir en pecado o temor.

En el libro “La sensación de ser alguien”, el autor Mauricio Wagner escribe: “El temor paraliza la mente haciéndonos incapaces de pensar con claridad. El temor de gran magnitud desorganiza la mente temporalmente al grado de que la confusión llega a imperar. El temor tiene también la tendencia de multiplicarse; cuando tenemos temor quedamos inutilizados al grado de que llegamos a temer de nuestros temores. No podemos hacer frente a los problemas cuando tenemos temor de ellos. . .

“Se necesita fe para doblegar el problema del temor. Es imposible vencer el temor sintiéndonos culpables de esa emoción. En ninguna parte de la Biblia encontramos que Dios condene a una persona por tener temor; en cambio, Él constantemente alienta a los que temen con declaraciones como: No temas, porque yo estoy contigo (Isaías 41:10). Cuando tenemos temor nos sentimos solos con nuestros problemas y estamos abrumados por ellos. La fe acepta el hecho de que el problema es demasiado grande para nosotros y también el hecho de que no estamos solos con él; tenemos a Dios con nosotros”.

En Lucas 4:18 el Señor Jesús dijo: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos”. Una de las funciones de Cristo como Mesías es traer libertad de la opresión. Cualquier cosa que nos mantenga cautivos debe soltarnos de sus garras cuando le ordenamos que lo haga en el nombre de Jesucristo.

El pecado, o cualquier esclavitud emocional, no puede gobernar nuestra vida. El único poder que el pecado tiene sobre ella es el que nosotros le concedamos; o sea, que se trata de lo que nosotros decidamos hacer. Podemos tomar la decisión de pecar y rechazar el plan de Dios para nuestra vida o podemos elegir seguir a Cristo en obediencia. No hemos sido destinados para ser pecadores ni hemos nacido a una vida de temor.

La duda contribuye poderosamente al temor. Cuando dudamos de la habilidad de Dios para mantenernos y suplir nuestras necesidades, tenemos temor. Muchos han adoptado el punto de vista de que el hombre es el centro del universo y que todo lo que ocurre debe ser controlado por él. No obstante, la necesidad de estar a cargo de nuestro propio destino tiene un gran defecto. Nosotros no somos todopoderosos ni podemos evitar que acontezcan ciertos eventos, sólo Dios es soberano. En última instancia Él es la única fuente de nuestra seguridad.

Puesto que nos hemos sugestionado para creer en la mentira de que separados de Dios somos auto-suficientes, el temor impera en nuestras mentes sin control alguno.

 En lugar de tornarse a Dios en oración, nuestras mentes andan a la deriva, de un problema imaginario a otro. Intentamos arreglar todo y terminamos exhaustos espiritual y emocionalmente.

Satanás se complace en hacer que andemos corriendo emocionalmente. Él toma medidas extremas con tal de lograr que nos imaginemos todo tipo de cosas o situaciones. La mayoría de nosotros sabemos lo que es pasarnos una noche en vela debido a pensamientos o preocupaciones que se convierten en temores.

Un solo pensamiento puede multiplicarse y crecer mil veces si es regado por las mentiras del enemigo. Su principal objetivo es hacer que dejemos de confiar en Dios.

 Una vez que logra que lo hagamos, él nos despoja de toda sensación de paz y esperanza; comenzamos a dudar de las promesas de Dios y antes que nos demos cuenta el temor ha erigido toda una fortaleza en nuestra vida.

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CABALLO DE TROYA EN EL MATRIMONIO

CABALLO DE TROYA EN EL MATRIMONIO
Fuente: Luis y Hannia Fernández
Renuevo de Plenitud.com

Caballo de Troya significa: un engaño destructivo, y algo concebido como aparentemente agradable pero que trae consigo graves consecuencias.

Todos conocemos la famosa historia de la Ilíada y la odisea, cuando los Troyanos trajeron un caballo de madera como un trofeo de guerra, pero dentro del caballo venía la destrucción del pueblo troyano. Muchas veces los matrimonios tienen prácticas en su diario vivir que parecen inofensivas o inclusive hasta agradables, pero en realidad son hábitos de vida que eventualmente traen graves consecuencias.
Filipenses 2: 3-4 (NVI) No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás.

El egoísmo es el excesivo aprecio que tiene una persona de sí mismo y que le hace pensar y atender más sus propios intereses que los de los demás. Es el que siempre trata de sacar más provecho para si en todas las situaciones que pueda aunque lastime a otras personas. El egoísmo en el matrimonio se manifiesta cuando pones tus deseos y gustos y tu autosatisfacción antes que las de tu pareja. Cuando no escuchas a tu pareja y le pones atención a sus deseos y gustos, cuando no compartes con su familia, cuando no tomas en cuenta las necesidades de tu pareja y las de tu familia; son ejemplos de egoísmo. El egoísmo agrada a tu propio ser y te puede hacer sentir “muy bien” por momentos, pero dentro de ese egoísmo esta la destrucción de tu matrimonio y tu familia.

Proverbios 8:13  Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso. Proverbios 11:2  Con el orgullo viene el oprobio; con la humildad, la sabiduría.El orgullo es una actitud altiva, soberbia, arrogante y prepotente que hace sentir a la persona muy fuerte, muy capaz, autosuficiente y superior a los demás. De momento es una sensación de grandeza, pero dentro de ella esta una poderosa semilla de destrucción. Cuando no se reconocen los errores, cuando no se acepta que tu pareja puede tener la razón y no tú, cuando no eres capaz de pedir perdón, cuando te portas indiferente, cuando usas lenguaje hiriente, estás evidenciando la presencia de orgullo en tu vida.

1 Corintios 15:33  No se dejen engañar: Las malas compañías corrompen las buenas costumbres: 1 Corintios 15:33  No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.Las malas amistades.

 Hay amistades que son aparentemente buenas y agradables, pero lesionan la integridad del matrimonio.

Hay conversaciones que te pueden parecer inocentes o no mal intencionadas, pero pueden corromper las buenas costumbres, por ejemplo las mentiras. Las amistades de un matrimonio, tienen que ser amistades de los dos, que ambos se sientan cómodos con esas amistades. Además deben ser amistades que tengan un estilo de vida saludable, que tengan buen testimonio en su vida, que sean y transparentes.Si tienes amistades desde la infancia y tal vez muy queridas, pero no son del agrado de tu pareja, debes dejarlas, por más cercanas que sean.

Tu pareja tiene prioridad y por la estabilidad del matrimonio debes abandonar toda amistad que no le agrade a tu pareja. Puede que tu pareja tenga una imagen incorrecta de tu amistad, no obstante, no puedes exponer tu matrimonio por ninguna amistad. Si has identificado hábitos destructivos en tu vida como el egoísmo, el orgullo o malas amistades, toma la decisión hoy mismo de corregir esos hábitos y vivir de acuerdo a las instrucciones del Señor. Nuestro curso Libres para Amar está diseñado para identificar hábitos negativos y fortalecer y restaurar las relaciones matrimoniales de una manera sencilla y profunda a la vez.

Tú matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. ¡Cuídalo!

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A PESAR DE LOS VIENTOS FUERTES, JESÚS NO TE DEJARÁ HUNDIR

A PESAR DE LOS VIENTOS FUERTES, JESÚS NO TE DEJARÁ HUNDIR
Fuente: E.M.
Sitiodeesperanza.com

“Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento”. Mateo 14:28-32

Este pasaje bíblico encierra tantas enseñanzas, que lo podemos ver desde varios puntos de vista y en cada uno de ellos Dios nos mostrara algo.

La historia comienza con un Jesús caminando sobre el mar, sus discípulos asustados pensando que era un fantasma se turbaron dando voces de miedo. Pero en medio de esos panoramas de temor y miedo aparece Jesús para decirnos: “¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!” (v.27).

En ese momento se levanta uno de sus discípulos, aquel que era el portavoz de los doce y a quien siempre le gustaba sobresalir de entre todos diciéndole: “Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas”, era claro que Pedro ya se había fijado que el Señor estaba sobre las aguas y por esa razón le pidió que él también quería tener esa enorme experiencia de caminar sobre las aguas, algo que humanamente y sin ningún dispositivo es imposible.

Jesús no se negó ante tal petición, pues su petición denotaba porciones de FE, Él le respondió: “Ven”, como cuando de repente estamos tan asustados por las situaciones que están a nuestro alrededor y le pedimos al Señor que queremos estar cerca de Él, él siempre nos responderá “VEN”, y es por el hecho de que el anhelo de nuestro Señor es que nuestra fe aumente cada día para poder creer sus promesas.

En ese instante Pedro descendió de la barca y literalmente “andaba sobre las aguas para ir a Jesús”, que hermosa experiencia, única, de esas que jamás se olvidaran, ¿Cuántos de nosotros quisiéramos caminar sobre las aguas para acercarnos a Jesús?, la verdad es que pese al final que iba a tener esta historia, te puedo asegurar que en este momento Pedro era el hombre más feliz del mundo, está caminando sobre las aguas, pues su fe se lo estaba permitiendo.

Al igual que Pedro muchos de nosotros salimos de esa barca de pecado y comenzamos a caminar por fe hacia Jesús, esa fe que nos hizo creer que podíamos tener una mejor vida, esa fe que nos permitió dejar a un lado toda duda y comenzar a caminar en pos del Señor.

Esos segundos fueron una de las mejores experiencias que Pedro jamás olvidaría, pero luego sucedió algo imprevisto o mejor dicho algo que tiene que pasar para probar nuestra fe: “Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse”.

Y es que no podemos juzgar a Pedro de incrédulo o de falta de fe, porque quizá ni nosotros mismos no nos hubiéramos atrevido a comenzar a caminar sobre el mar por miedo a hundirnos, pero Pedro lo había comenzado a hacer, pero lastimosamente los fuertes vientos en nuestra vida aparecerán y es ahí en donde realmente será probada nuestra fe.

No voy a juzgar a Pedro, pues en varias ocasiones yo también he dudado al sentir los fuertes vientos, pero que lindo saber que pese a que los fuertes vientos querrán derribarnos, tenemos a un Jesús dispuesto a extender su mano para no dejarte hundir: “Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él” (v.31).

La experiencia fue única para Pedro, eso marcaría su vida de sobremanera, también era un llamado de atención para no volver a dudar, pero te aseguro que desde ese momento Pedro no dudó más nunca de que Jesús no lo dejaría hundirse.

Así mismo hoy en día Jesús no te dejara hundir. Si tu un día le dijiste que querías estar cerca de Él, seguramente te dijo: “VEN”, y vas camino a la Gloria Eterna, pero quizás los vientos fuertes aparecerán y querrán derribarte y hundirte para ahogarte en los problemas de la vida, pero es en esos momentos en donde tenemos que reconocer que Jesús jamás me dejara hundir, sino que a mi llamado de auxilio siempre estará presente para extender su mano y asirme.

Posiblemente los últimos días has sentido que los vientos fuertes han atacado tu vida, sientes que tambaleas y que poco a poco te estas hundiendo, pero déjame decirte en esta hora, que Jesús NO TE DEJARA HUNDIR, pues EXTENDIENDO SU MANO TE ASIRA Y NO TE SOLTARA.

Es momento de reafirmar nuestra fe y comprender que si Jesús está a nuestro lado NO TENGO PORQUE TEMER pues él no me dejara hundir.

Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.

Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”