LAS BUENAS NUEVAS DEL REINO-1
Extracto
del libro Redescubriendo el Reino
Por
Myles Munroe
Devocionaldiario.org
DEJAR
UNA HERENCIA PARA LA PRÓXIMA GENERACIÓN
Jesús
vino para reintroducir el Reino de Dios en nosotros y, al ofrecer su vida en la
cruz, proveer los medios por los que podamos entrar en ese Reino. Una parte
vital de nuestra introducción a las poderosas verdades del Reino es nuestra
herencia como hijos de Dios. Mateo registra una parábola que Jesús relató al
referirse a la herencia. La parábola en sí trata sobre el juicio y sobre las
características distintivas de los justos e injustos. El Rey está sentado
enjuicio y ha colocado a los justos, representados por las ovejas, a su
diestra, y a los injustos, representados como cabras, a su izquierda.
“Entonces
dirá el Rey a los que estén a su derecha: Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha
bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la
creación del mundo. Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed,
y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; necesité ropa, y
me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me
visitaron’. Y le contestarán los justos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y
te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos como forastero
y te dimos alojamiento o necesitado de ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos
enfermo o en la cárcel y te visitamos? El Rey les responderá: ‘Les aseguro que
todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo
hicieron por mí” (Mateo 25:34-40).
REY,
REYES Y UN REINO
Jesús
es el Rey, pero Él no es nuestra herencia. Nuestra herencia es el Reino,
preparado para nosotros desde la creación del mundo. El regalo que el Rey nos
da es un Reino. Nosotros heredamos el Reino, pero Jesús rige sobre él. Este
Reino ha sido nuestro desde la creación del mundo. Adán y Eva conocieron y
disfrutaron de ese Reino en el Jardín del Edén. Satanás, sin embargo, los
engañó para hacerlos pecar y les robó su (y nuestra) herencia.
Como
nuestra herencia, el Reino nos pertenece por derecho legal. Adán y Eva
perdieron “sus papeles” en el Jardín y perdieron los beneficios del Reino, para
ellos y sus futuras generaciones. Jesús vino a remover a Satanás de su
usurpación ilegal y a hacer posible para nosotros reclamar nuestra herencia. Él
es, en un sentido, el albacea de nuestros bienes. Aunque nuestra herencia ha
estado esperándonos desde la creación del mundo, debemos ir a través de Jesús y
recibirla.
Suponga
que su padre muere mientras usted todavía es un niño, le deja una herencia de
diez millones de dólares y me nombra a mí como su fideicomiso y albacea.
A
pesar de que la herencia es completamente suya, usted no puede reclamarla hasta
que no alcance la edad legal para tener acceso a ella o la edad designada por
su padre en el testamento. Como albacea, yo tengo la autoridad y
responsabilidad de cuidar y administrar los bienes hasta que llegue el día en
que pasarán plenamente a sus manos. Mientras tanto, yo estoy entre usted y su herencia,
lo que me convierte en un mediador. Hasta que usted llegue a la edad adecuada,
todos los beneficios de su herencia que usted desee deben pasar por mí.
CÓMO
OBTIENE SU HERENCIA
En
el plano espiritual, Cristo es el mediador entre Dios y el hombre. Él se para
entre el Reino y nosotros. Media entre nosotros y nuestra herencia. No podemos
recibir todos los beneficios de nuestra herencia a menos que vayamos a través
de Jesús. Así como los diez millones de dólares eran nuestros como hijos,
incluso antes de que lo supiéramos, así el Reino de Dios es nuestra herencia
desde la fundación del mudo.
Una
vez que usted llega a la mayoría de edad,* comiso de su herencia de diez
millones de dólares edad indicada, ya califico para cobrarla. Dame la herencia
que mi padre dejó para mí”. Todo lo que yo necesito de usted es una prueba que
demuestre su identidad y que cumple los requisitos. Cuando veo que todo está en
orden, ya no puedo retener por más tiempo los diez millones. Son suyos,
claramente, y usted tiene acceso a todos los derechos, privilegios y
oportunidades que eso conlleva.
Jesús
nos dice: “Hay una gran herencia esperándote, un Reino que es tuyo, aunque no
sabías nada sobre él. Yo estoy aquí para revelártelo y ayudarte a reclamarlo.
Yo soy el Mediador. Yo soy la puerta. Ven y pasa a través de mí. Confía en mí y
entra al Reino que está preparado para ti”. Cuando tomamos en serio las
palabras de Jesús, cuando confiamos en Él como el único que puede limpiarnos de
nuestro pecado, cuando le damos el control y reconocemos que Él es Señor de
nuestras vidas, cumplimos todos los “requisitos” necesarios para recibir el
Reino como herencia.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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