¡NO ALIMENTES COBRAS!
Fuente: Ana María Frege Issa
Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
Cuentan
que en cierta ocasión un europeo que visitaba una aldea en la India, discutía
con un lugareño y mientras lo hacía se apoyaba contra el muro de una casa. De
repente una mujer salió del lugar gritando muy agitada:
-
¡Aléjese de aquí!
-
Pero, ¿por qué? – preguntó el europeo, sorprendido.
-
¿Ve usted está hendidura en el muro? Dentro de algunos minutos saldrá una
cobra de ahí para beber este tazón de leche que le he preparado, pues es un
animal sagrado, al cual hay que complacer.
El
hombre no se hizo de rogar, retrocedió unos pasos y aguardó curioso, pero
inquieto a la vez.
Pronto
la cabeza de la cobra apareció y su largo cuerpo se desenrolló. Tomó la leche
hasta la última gota y se metió otra vez en la hendidura.
Algunas
semanas más tarde, el europeo volvió por la aldea y cuando pasaba por la casa
donde había visto a la cobra, se encontró con el propietario vestido de luto.
-
Mi esposa ha muerto- dijo él, y sus ojos se llenaron de lágrimas.
-
¿Ha muerto? ¡Pero me pareció que gozaba de buena salud!
-
Sí, pero la cobra la mató. Ésta tomaba su leche como de costumbre, cuando por
descuido mi esposa la tocó con su pie. El animal se dio vuelta y la mordió.
Poco tiempo después ella murió.
En
muchas ocasiones vemos el pecado como algo inofensivo, creemos tenerlo bajo
control. Algunos lo alimentan con mucho cuidado, como la mujer del relato,
pensando que así estará tranquilo y nunca los dañará. Sin embargo, lo cierto es
que no debemos jugar nunca con las tentaciones y los pecados, por el contrario,
en estos casos, es de valientes huir.
No
te pongas a medir fuerzas con el diablo, si bien en Cristo somos más que
vencedores, también se nos exhorta a resistir al diablo: “Someteos, pues, a
Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” Santiago 4:7 (NTV)
No
es sabio ni coherente criar a un animal que puede terminar con tu vida en
cualquier momento. Del mismo modo no es sensato cuidar con esmero la envidia,
los celos, la amargura, la mentira, los vicios y tantas cosas más que solamente
terminarán por robarte la paz, el gozo, tus sueños, tu familia y hasta tu
relación con Dios.
Antes
de estar alimentando todas esas cobras que acabarán con tu vida, deberías
esmerarte más en buscar y cultivar los frutos del Espíritu Santo:
“En
cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es:
amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad,
fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas
cosas!” Gálatas 5:22,23 (NTV)
Si
has estado criando una cobra, como si fuera una mascota, es tiempo de
deshacerte de ella, no vaya a ser que después sea demasiado tarde y termine
matándote.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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