LA GLORIA: 3º DIMENSIÓN DE
LO SOBRENATURAL 3
Extracto del libro
“Cómo Caminar en el Poder Sobrenatural de Dios”
Por Guillermo Maldonado
Devocionaldiario.org
Dios manifiesta Su gloria al pueblo de Israel.
Así era continuamente: la nube lo cubría de día, y de
noche la apariencia de fuego (Números 9:16)
Dios manifestó Su gloria al pueblo de Israel en forma
de nube y columna de fuego; la nube los protegía de las incandescentes
temperaturas del desierto durante el día, y el fuego los calentaba durante la
noche, cuando las temperaturas bajan a punto de congelación. Bajo esa gloria o
shekiná se produjeron muchos sucesos sobrenaturales: el Mar Rojo se abrió ante
ellos, el maná diario descendió del cielo, y el calzado nunca se gastó; en
cuarenta años no hubo enfermos; Dios proveyó agua de la roca; los gigantes no
pudieron entrar, y muchos otros sucesos sobrenaturales. La gloria de Dios
también se manifestó en forma de nube, cuando el templo que edificó Salomón fue
dedicado; esto fue una señal que Jehová habitaba con Su pueblo
Dios reveló Su gloria a través de Cristo.
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros
(y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de
verdad (Juan 1:14)
Jesucristo vino a revelar la gloria del Padre que Adán
perdió; y a través de Su muerte y resurrección nos llevó de regreso a esa
dimensión de gloria, para que hoy podamos caminar), como Adán lo hizo en el
principio. Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a
Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte,
para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos. Porque convenía a
aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas
subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria. (Hebreos 2:9-10)
Jesús soportó nuestra vergüenza para que pudiéramos
compartir Su gloría. Todo lo que es el Padre —virtudes, atributos, carácter, naturaleza,
poder, autoridad y gracia—, fue manifestado por el Hijo en la tierra. Además,
Jesús prometió manifestarse a aquellos que le obedecen a Él y al Padre.
El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel
imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra
poderosa (Hebreos 1:3)
Antes de ser arrestado, Jesús oró al Padre pidiendo que
le regresara a la humanidad la gloria que había perdido, para que entonces,
cada creyente pudiera vivir en su manifestación.
Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al
mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean
santificados en la verdad…. La gloria que me diste, yo les he dado, para que
sean uno, así como nosotros somos uno…. Para que vean mi gloria que me has dado
(Juan 17:18-19, 22, 24)
En el testimonio que presento a continuación podemos
apreciar lo que sucede cuando caminamos en la dimensión de la gloria de Dios:
Un buen día llegó a nuestra iglesia un hombre infectado
con SIDA. En ese entonces sólo era portador del virus, pero al manifestarse la
enfermedad, empezó a debilitarse y hasta el color de su piel comenzó a cambiar;
se puso muy pálido, se cansaba de nada, comenzó a sentir stress, no podía
dormir, tenía vómitos, incluso le empezaron a salir unas feas manchas en la
piel las cuales rápidamente se reprodujeron en todo su cuerpo, hasta que su
sistema inmunológico quedó anulado por completo. Cuando llegó a la iglesia,
oré por él, reclamando su sanidad desde la dimensión de la gloria de Dios.
Conocía que la enfermedad es incurable para la ciencia humana, pero también
sabía el poder sobrenatural de Dios para hacer las cosas que parecen imposibles
para los hombres. Como aquel hombre tenía un gran deseo de vivir, recibió la
Palabra y demandó su sanidad. De la misma manera como había visto avanzar el mal
día a día, también lo vio retroceder. Las manchas comenzaron a desaparecer, los
exámenes de su sistema inmunológico mostraban un aumento sostenido de sus
defensas. Al poco tiempo recuperó las fuerzas y la vitalidad de su organismo.
¡Dios lo sanó por completo! Hoy en día, ese hombre es un ministro de nuestra
iglesia, un hombre con gran don de servicio, un corazón agradecido con Dios y
un apasionado por la intercesión.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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