¡SEÑOR, HAZNOS
COMO EL ROCÍO!
Charles Spurgeon
Fuente: La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Roman.
Congregación León de Judá
Yo planté, Apolos regó, pero
Dios ha dado el crecimiento. 1 Corintios 3:6
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Entonces el remanente de Jacob,
en medio de muchos pueblos, será como rocío que viene del SEÑOR, como lluvias
sobre la hierba que no espera al hombre ni aguarda a los hijos de los
hombres. Miqueas 5:7
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Si esto es cierto del
Israel literal, con mucha más razón es cierto del Israel espiritual, del pueblo
creyente de Dios.
Cuando los santos son lo que debieran ser, son
una bendición incalculable para aquellos entre quienes se encuentran
esparcidos.
Son como el rocío,
pues de una manera tranquila y discreta refrescan a los que están a su
alrededor.
Silenciosa pero
eficazmente ministran a la vida, al crecimiento, y al gozo de aquellos que
habitan con ellos. Caídos frescos del cielo, relucientes como diamantes al sol,
agraciados hombres y mujeres atienden a los débiles y a los insignificantes
hasta que cada hoja de hierba tiene su propia porción de rocío.
Pequeños como
individuos, son, cuando están unidos, suficientes por completo para los
propósitos de amor que el Señor cumple a través de ellos.
Las gotas de rocío
logran refrescar extensos acres. ¡Señor, haznos como el rocío!
Las personas piadosas
son como lluvias que llegan ordenadas por Dios sin licencia ni autorización de
los hombres.
Trabajan para Dios ya sea que los hombres lo
deseen o no; no solicitan el permiso humano como tampoco lo hace la lluvia.
Señor, haz que estemos valerosamente
dispuestos, y libres en Tu servicio dondequiera que nuestra porción hubiere
sido asignada.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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