lunes, 6 de octubre de 2014

¡SEÑOR, HAZNOS COMO EL ROCÍO!
Charles Spurgeon
Fuente: La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Roman.
Congregación León de Judá
Yo planté, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento. 1 Corintios 3:6
Entonces el remanente de Jacob, en medio de muchos pueblos, será como rocío que viene del SEÑOR, como lluvias sobre la hierba que no espera al hombre ni aguarda a los hijos de los hombres. Miqueas 5:7

Si esto es cierto del Israel literal, con mucha más razón es cierto del Israel espiritual, del pueblo creyente de Dios.
 Cuando los santos son lo que debieran ser, son una bendición incalculable para aquellos entre quienes se encuentran esparcidos.
Son como el rocío, pues de una manera tranquila y discreta refrescan a los que están a su alrededor.
Silenciosa pero eficazmente ministran a la vida, al crecimiento, y al gozo de aquellos que habitan con ellos. Caídos frescos del cielo, relucientes como diamantes al sol, agraciados hombres y mujeres atienden a los débiles y a los insignificantes hasta que cada hoja de hierba tiene su propia porción de rocío.
Pequeños como individuos, son, cuando están unidos, suficientes por completo para los propósitos de amor que el Señor cumple a través de ellos.
Las gotas de rocío logran refrescar extensos acres. ¡Señor, haznos como el rocío!
Las personas piadosas son como lluvias que llegan ordenadas por Dios sin licencia ni autorización de los hombres.
 Trabajan para Dios ya sea que los hombres lo deseen o no; no solicitan el permiso humano como tampoco lo hace la lluvia.
 Señor, haz que estemos valerosamente dispuestos, y libres en Tu servicio dondequiera que nuestra porción hubiere sido asignada.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”



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