jueves, 24 de septiembre de 2015

¿DÓNDE ESTOY PARADA?

¿DÓNDE ESTOY PARADA?
Extracto del libro Estoy Casada Pero Me Siento Sola, Por Alejandra Stamateas.
Por Edgardo Tosoni
devocionaldiario.org

1. Me siento sola y desamparada.

Seguramente, en muchas y distintas ocasiones dijiste «me siento sola, la verdad es que estoy sola para todo, no quiero estar más sola», « ¿para qué me casé?» Quizá la vida que soñaste tener no es la que hoy estás viviendo. Tal vez hoy estés rodeada de personas que no suman a tu vida, y eso hace que te sientas sola. Quizá te toca vivir situaciones que te llenan de frustración, de culpas, de angustia y de soledad. Situaciones que terminan afectando tu vida, llevándote a decidir y a elegir equivocadamente.

Todos los seres humanos, en algún momento de nuestras vidas, por distintas circunstancias, pudimos habernos sentido solos. Sin embargo, eso no es malo. Todo lo contrario. Es bueno y es sano poder encontrarse con uno mismo. Lo que sí necesitamos diferenciar es si es por momentos que nos sentimos solos o si estamos viviendo continuamente esa permanente sensación.

Habrá momentos o etapas en nuestra vida en la que es normal sentirse solo, como puede serlo frente a la muerte de un ser querido, al romper con una pareja. Pero cabe señalar que ese período debe ser sólo por un tiempo, es necesario sanar ese sentimiento de soledad para volver a relacionarnos con los otros y con todo lo que nos rodea, ya que somos seres sociales.

No podemos resignarnos a vivir en una soledad interminable que nos cause dolor, sea cual fuere la situación que nos haya tocado atravesar. No obstante frente a situaciones traumáticas solemos desear estar solas, ¿por qué? Porque de hacerlo, de elegir ese estado, sentimos que nos estamos protegiendo de no sufrir.

Por ejemplo:

Fuiste traicionada en tu relación de pareja, y no quieres volver a sentirte sola nunca más, y en lugar de arriesgar prefieres permanecer sola evocando el refrán que dice: «Mejor sola que mal acompañada».

Enviudaste y no puedes superarlo, y sientes que el duelo no va a terminar nunca; siempre fuiste abandonada, por tus padres primero, por tu pareja, por tus amigos, y elegiste aislarte, antes que sufrir una pérdida más.

Hay mujeres que hacen de la necesidad de estar con un hombre su única meta y, al no concretar ese deseo, que les parece inalcanzable, sienten que su soledad aumenta aún más. Mujeres que viven obsesionadas con su meta «mayor»: conseguir un hombre. Y recorren cielo y tierra para encontrarlo. Y él no encontrarlo las hace sentir que viven en una crónica y permanente soledad.

2. ¿Qué tipos de soledad estás experimentando?

Existen diferentes tipos de soledad:

¿Estás viviendo sola por elección o por no ser capaz de revertir una situación dolorosa?

¿Estás viviendo sola porque no te permites ser ayudada, y de esa manera alejas a todo quien quiera tenderte una mano?

¿Estás viviendo sola por una circunstancia de la vida que no está bajo tu control?

¿Vives con otros pero igual te sientes sola?

Mujeres que viven sintiéndose solas, sea cual fuere su estado civil.

Mujeres que por no haberse permitido estar a solas con ellas mismas han cedido a las diferentes presiones culturales y hoy están en compañía pero solas.

Mujeres que apenas aparece un hombre se lo llevan a convivir a la casa y le dan de todo para que no se vaya, porque necesitan paliar su soledad. Por ejemplo, pueden darle el dinero que tenían ahorrado para ese viaje tan anhelado, quedándose sin el viaje y sin el dinero.

Hay mujeres que necesitan un hombre obsesivamente debido a una presión cultural que obedecen sin cuestionar. Sin darse cuenta son presionadas por la sociedad para formar una pareja. Es más, «mejor que la consiga antes de determinada edad porque, si no, dirán que es una loca, una histérica, o que nadie la aguanta». Entonces, al estar sola te sientes condenada por estas reglas socioculturales, las que te dicen que tienes que formar pareja a cualquier precio.

¿Y quién quiere eso para su vida?

En medio de esta búsqueda y de esta urgencia, te asustas y te lastimas, aceptas como pareja al primer hombre que se te acerca, o quizás a aquel hombre que es tan diferente, aquel hombre que no podrá compartir ni tus sueños ni tu proyecto de vida. Como lo único que quieres es tener un hombre al lado, no te das cuenta de su verdadera esencia y de la clase de vida que vas a tener con él.

Pero como desde chicas a las mujeres se nos ha enseñado a ser obedientes y a no cuestionar, obedecemos estos patrones culturales para sentirnos mujeres. Pareciera que una mujer sólo está completa si tiene un hombre al lado. Sin embargo, no hay nada más falso que esta creencia. Somos por nosotras mismas, ciento por ciento mujeres.

Por el contrario, las mujeres para las que tener pareja es una meta más, entre otras, tienen en claro que darán lo mejor de ellas para formar una pareja sana y feliz, teniendo en cuenta no sólo lo que esperan dar sino también lo que esperan recibir en esta nueva etapa de la vida. Mujeres que con una pareja «no están cubriendo una necesidad sino realizando un proyecto».

El otro, tu pareja, no tiene que cubrir tus necesidades, sino crear junto a ti un proyecto de vida.

Si aceptas que el otro cubra tus necesidades emocionales y económicas, seguramente con el tiempo te vas a frustrar, porque te vas a encontrar durante todo el día encerrada en la casa, abandonando tu profesión, tu trabajo y tus sueños.

¿Por qué? Porque creías que era el otro el que te completaba, el que te daba vida, pero ahora estás casada y vuelves a sentir, aun en mayor grado, esa soledad que en un momento sentiste.

El objetivo de este libro no es hacernos sentir culpables ni remontarnos al pasado, sino sanar todas esas emociones que nos llevaron a establecer relaciones interpersonales que nos detuvieron y nos hicieron olvidar todos los sueños y metas que una vez nos habíamos propuesto alcanzar.

Recuperar nuestro propósito y nuestros sueños significa elegirnos a nosotras mismas. Es no hablar mal de nosotras mismas, ni rechazarnos, ni castigarnos, sino aceptarnos como mujeres completas, íntegras y capaces. Mujeres al ciento por ciento solas o acompañadas.

¿Por qué? Porque creías que era el otro el que te completaba, el que te daba la vida, pero ahora estás casada y vuelves a sentir, aún en mayor grado, esa soledad que en un momento sentiste.

Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”


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