“Y CUALQUIERA QUE DÉ A UNO DE ESTOS PEQUEÑITOS UN VASO DE AGUA FRÍA
SOLAMENTE, POR CUANTO ES DISCÍPULO, DE CIERTO OS DIGO QUE NO PERDERÁ SU
RECOMPENSA.”
Mateo
10: 42.
Fuente:
Charles H. Spurgeon
La
Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román.
Pues
bien, yo podría hacer al menos eso. Podría realizar un acto de amabilidad para
con el siervo del Señor. El Señor sabe que amo a todos los discípulos, y
consideraría un honor lavar sus pies. Por causa del Señor amo a los discípulos.
¡Cuán
agraciado de parte del Señor es mencionar una acción tan insignificante: “dar
un vaso de agua fría”! Por pobre que sea, yo puedo hacer eso: puedo hacer eso,
por humilde que sea: y lo haré de buena gana.
El
Señor se da cuenta de eso aunque parezca tan pequeño: lo advierte cuando es
hecho al más insignificante de Sus seguidores.
Evidentemente,
no es el costo, ni la destreza, ni la cantidad, lo que Él mira, sino el motivo:
eso que hacemos a un discípulo, por ser un discípulo, es visto y recompensado
por el Señor.
Él
no nos recompensa por el mérito de lo que hacemos, sino de conformidad a las
riquezas de Su gracia.
Yo
doy un vaso de agua fría, y Él me da a beber del agua viva. Yo doy a uno de Sus
pequeñitos, y Él me trata como a uno de ellos.
Jesús
encuentra una apología para Su liberalidad en aquello mismo que Su gracia me ha
conducido a hacer, y dice: “de cierto os digo que no perderá su recompensa.”
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Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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