EXCELENCIA
PERDIDA
Fuente: Milagros García Klibansky
Congregación León de Judá
Pues estas virtudes, al estar
en ustedes y al abundar, no los dejarán ociosos (ser inútiles) ni estériles
en el verdadero conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 2
Pedro 1:8
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Todos se avergonzarán a causa
de un pueblo que no les trae provecho, no les sirve de ayuda ni de utilidad,
sino de vergüenza y también de oprobio. Isaías
30:5
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Conozco un hombre que
desde niño trató de ser siempre el mejor, en su escuela era el más aventajado
del aula, si no sacaba la máxima puntuación en un examen, él pedía una
revalorización porque no quedaba conforme con obtener una nota que no fuera
excelente. Su carrera universitaria fue brillante y en su tesis fue felicitado
por sus maestros y el jurado. En el juego también era el mejor, casi un adicto,
perder era inaceptable para él. Cuando comenzó la etapa laboral, fue un
excelente trabajador, enseguida ocupó un buen puesto y comenzó a recibir
elogios y beneficios por su trabajo. Le gustaba relatar los logros que tenía y
desbordaba orgullo haciendo las historias.
El día que entregó su
vida a Cristo, toda su familia se sintió feliz, pues una persona que en todo
había sido brillante, estaba llamado a ser un “cristiano de grandes ligas” Fue
frustrante vivenciar como alguien con un prometedor futuro, suspendió el examen
más importante, perdió la carrera que lo sostendría el resto de su vida, no
pudo ganar con honores el boleto a la eternidad.
Cuantas personas hoy
basan su vida en el estudio, en ser el mejor en esto o aquello, no soportan ver
como otros le aventajan y se afanan por ocupar lugares de eminencia para poder
brillar. Es penoso ver como esas mismas personas se convierten en mediocres
cuando del evangelio se trata y se quedan, o inertes en los bancos de un templo
o ni siquiera se presentan en los lugares de reunión. Como plantas privadas de
sol y agua, crecen torcidos y se quedan raquíticos, con el paso del tiempo se
olvidan de cuál es su propósito en la tierra, de que forman parte de un plan
divino, pero han sucumbido a la pereza y ya no tienen ni siquiera fuerzas para
levantarse. La inercia del mundo los venció.
El libro de los
proverbios de Salomón está lleno de alusiones a las consecuencias de la pereza
en el ser humano y en Eclesiastés 10.18 Dios nos dice: “Por la pereza se cae la
techumbre y por la flojedad de las manos se llueve la casa”. ¡Tal es el
desastre!
No es importante cuan excelentes somos según
nuestro criterio o el de los demás, lo importante es cuan excelente eres para
Él. Esa es la única carrera que te garantiza, la Salvación y la eternidad, nada
puede elevar más el corazón del hombre que cumplir propósito para el cual fue
creado por Dios. “Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas
paralizadas…” Hebreos 12.12
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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