¡NOMBRA
TUS GIGANTES!
Fuente: Dr. Roberto Miranda
Congregación León de Judá
Si confesamos nuestros pecados,
Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda
maldad. 1 Juan 1:9
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Vean cómo es la tierra, y si la
gente que habita en ella es fuerte o débil, si son pocos o muchos. Números
13:18
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En lo personal,
prefiero reconocer mis gigantes. Me resulta más provechoso a la larga hacerme
dolorosamente consciente de mis limitaciones, mis luchas personales, las
circunstancias conflictivas de mi vida. Tengo que nombrar mis gigantes, darles
nombre y apellido. Dios quiere un pueblo realista, no para obsesionarse con los
problemas, pero sí para saber específicamente cómo acometerlos.
Mucha gente está
viviendo una vida artificial, sin mucha relación con la realidad que
verdaderamente habitan. Disfrazan sus defectos, le echan la culpa a los demás;
ignoran los problemas financieros hasta que les dan con un bate en la cabeza.
Ahí está la pobre mujer diciéndole al esposo, “Mira, paga la cuenta de la luz,
que ya nos hemos atrasado dos meses”. Y él contesta, totalmente despreocupado:
“No te apures, que todavía tenemos mucho tiempo”. Y llega un día que trata de
prender la luz, y… nada sucede. ¡No! Mire lúcidamente su situación; sea
específico en definir sus problemas. La especificidad es clave en la vida
cristiana. El ser específico al abordar las situaciones de la vida es uno de
los principios más poderosos para el éxito.
Cuando el enemigo
viene contra nosotros, ¡es importante que sepamos en qué consisten sus armas, y
en qué consisten las nuestras! Cuando David se prepara para confrontar a
Goliat, le dice: “Tú vienes contra mí con espada y lanza y jabalina; mas yo
vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones
de Israel” (II Sam 17: 45). David estaba claramente consciente de cada arma que
poseía su contrincante. A la misma vez, sabía específicamente con qué él
contaba, y cuál era la verdadera naturaleza de su propia armadura.
Mientras escribo
estas líneas, estoy profundamente involucrado en el proceso de planificación
para la construcción de un nuevo templo. Esta es una de las grandes tareas que
actualmente tengo por delante como pastor, quizás el mayor reto que yo haya
acometido en toda mi carrera ministerial. A la misma vez que opero desde una
postura de fe, tengo que poner suma atención a los detalles. No puedo
permitirme el lujo de ser descuidado o superficial en mi proceso de
planificación o ejecución del proyecto.
Es decir, en la
jornada espiritual del líder, el elemento de la fe no impide que permanezcamos
conscientes de los obstáculos y detalles, o que empleemos sanas destrezas de
planificación y estrategia. No impide, en otras palabras, que como Moisés,
espiemos la tierra antes de poseerla, aun sabiendo que Dios ha prometido
entregárnosla. De paso, la actitud detallista que refleja Moisés en sus
instrucciones a los doce espías es tremendamente instructiva. Antes de
enviarlos en su misión les instruye:
Subid de aquí al
Neguev, y subid al monte, y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la
habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; cómo es la tierra habitada,
si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o
plazas fortificadas; y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay
árboles o no.
Nótese las
instrucciones específicas y detalladas, la mirada minuciosa del estadista y
líder militar competente, buscando inteligencia precisa sobre los elementos que
han de determinar la estrategia a seguir. ¡La fe no niega la lucidez! Las dos
cosas tienen que ir juntas.
Tenemos que pedirle
al Señor sabiduría e inteligencia. La Biblia habla de ciencia también. Pídele
al Señor que te dé inteligencia, conocimiento, estrategia específica, además de
sabiduría espiritual. Hay una diferencia.
En tiempos de carencia y esterilidad financiera, se
requiere gente dotada con inteligencia especial para encontrar recursos donde
otros no los vean. Por eso tenemos que pedirle al Señor, “Dame conocimiento
específico, dame estrategia, para escarbar y encontrar donde otros no
encuentren nada”. Se necesita una mirada lúcida, una consciencia detallista,
que nos permita ir ante el Dios proveedor con una petición específica, que nos
permita recibir estrategia y recursos para la batalla que tenemos por delante.
Define tu situación. Cuenta el costo. ¡Nombra a tus gigantes!
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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