martes, 15 de octubre de 2013

¡NOMBRA TUS GIGANTES!

¡NOMBRA TUS GIGANTES!
Fuente: Dr. Roberto Miranda
Congregación León de Judá

Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9
Vean cómo es la tierra, y si la gente que habita en ella es fuerte o débil, si son pocos o muchos. Números 13:18

En lo personal, prefiero reconocer mis gigantes. Me resulta más provechoso a la larga hacerme dolorosamente consciente de mis limitaciones, mis luchas personales, las circunstancias conflictivas de mi vida. Tengo que nombrar mis gigantes, darles nombre y apellido. Dios quiere un pueblo realista, no para obsesionarse con los problemas, pero sí para saber específicamente cómo acometerlos.
Mucha gente está viviendo una vida artificial, sin mucha relación con la realidad que verdaderamente habitan. Disfrazan sus defectos, le echan la culpa a los demás; ignoran los problemas financieros hasta que les dan con un bate en la cabeza. Ahí está la pobre mujer diciéndole al esposo, “Mira, paga la cuenta de la luz, que ya nos hemos atrasado dos meses”. Y él contesta, totalmente despreocupado: “No te apures, que todavía tenemos mucho tiempo”. Y llega un día que trata de prender la luz, y… nada sucede. ¡No! Mire lúcidamente su situación; sea específico en definir sus problemas. La especificidad es clave en la vida cristiana. El ser específico al abordar las situaciones de la vida es uno de los principios más poderosos para el éxito.
Cuando el enemigo viene contra nosotros, ¡es importante que sepamos en qué consisten sus armas, y en qué consisten las nuestras! Cuando David se prepara para confrontar a Goliat, le dice: “Tú vienes contra mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel” (II Sam 17: 45). David estaba claramente consciente de cada arma que poseía su contrincante. A la misma vez, sabía específicamente con qué él contaba, y cuál era la verdadera naturaleza de su propia armadura.
Mientras escribo estas líneas, estoy profundamente involucrado en el proceso de planificación para la construcción de un nuevo templo. Esta es una de las grandes tareas que actualmente tengo por delante como pastor, quizás el mayor reto que yo haya acometido en toda mi carrera ministerial. A la misma vez que opero desde una postura de fe, tengo que poner suma atención a los detalles. No puedo permitirme el lujo de ser descuidado o superficial en mi proceso de planificación o ejecución del proyecto.
Es decir, en la jornada espiritual del líder, el elemento de la fe no impide que permanezcamos conscientes de los obstáculos y detalles, o que empleemos sanas destrezas de planificación y estrategia. No impide, en otras palabras, que como Moisés, espiemos la tierra antes de poseerla, aun sabiendo que Dios ha prometido entregárnosla. De paso, la actitud detallista que refleja Moisés en sus instrucciones a los doce espías es tremendamente instructiva. Antes de enviarlos en su misión les instruye:
Subid de aquí al Neguev, y subid al monte, y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no.
Nótese las instrucciones específicas y detalladas, la mirada minuciosa del estadista y líder militar competente, buscando inteligencia precisa sobre los elementos que han de determinar la estrategia a seguir. ¡La fe no niega la lucidez! Las dos cosas tienen que ir juntas.
Tenemos que pedirle al Señor sabiduría e inteligencia. La Biblia habla de ciencia también. Pídele al Señor que te dé inteligencia, conocimiento, estrategia específica, además de sabiduría espiritual. Hay una diferencia.
En tiempos de carencia y esterilidad financiera, se requiere gente dotada con inteligencia especial para encontrar recursos donde otros no los vean. Por eso tenemos que pedirle al Señor, “Dame conocimiento específico, dame estrategia, para escarbar y encontrar donde otros no encuentren nada”. Se necesita una mirada lúcida, una consciencia detallista, que nos permita ir ante el Dios proveedor con una petición específica, que nos permita recibir estrategia y recursos para la batalla que tenemos por delante. Define tu situación. Cuenta el costo. ¡Nombra a tus gigantes!
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”


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