UN SUEÑO ROTO
Fuente: Renuevo de
Plenitud.com
El sueño de su vida era ser misionero, y parecía como
si finalmente se fuera a hacer realidad. Sentado en la oficina de la agencia
misionera, el nervioso joven le aseguró al entrevistador que él y su flamante
esposa estaban decididos a trabajar duro, administrar sus recursos como buenos
mayordomos, y procurar que se proclamara a Cristo al mayor número de personas
posible. Confiaban en que todo su futuro estaba saliéndole a pedir de boca.
Pero pronto todo iba a parecer como si su sueño se
fuera a hacer añicos. Durante su preparación para vivir entre otras culturas él
y su esposa se percataron de que ella nunca resistiría los rigores de vivir en
el extranjero. Ella era demasiado frágil y débil. Si iban al África, como
habían planeado, era seguro que ella moriría.
Confuso y
destrozado emocionalmente, el joven fue a trabajar para su padre, que era
dentista y que tenía un pequeño negocio colateral que producía vino sin
fermentar para los cultos de la Santa Cena en las iglesias.
Al envejecer su padre, el joven se hizo cargo de este
negocio secundario. Un día se le ocurrió que tal vez podría todavía tocar al
mundo para Cristo.
Podría todavía cumplir las palabras que le había dicho
al representante misionero ese día. Trabajaría duro, sería un buen mayordomo de
sus recursos, y procuraría que se proclamara a Cristo a tantas personas como
fuera posible; solo que lo haría de una manera un poco diferente.
Mantendría su promesa sosteniendo financieramente a
otros que podrían ir al extranjero como misioneros.
Trabajó duro, y con el tiempo logró desarrollar la
compañía en una empresa gigantesca. ¿Cómo se llamaba? …Welch.
Hoy su jugo de uva se vende en todas partes. El Sr.
Welch ha ofrendado gigantescas sumas de dinero a la causa de las misiones
mundiales. Irónicamente, ha hecho mucho más por la evangelización mundial que
lo que podría haber hecho trabajando duro personalmente en el campo misionero.
Debido a que se adaptó a sus circunstancias y floreció en donde estuvo
plantado, llegó a ser un compañero valioso de las misiones en todo el mundo.
Extraído de
"El Poder de una Alianza en la Iglesia", Editorial Betania, por
John C. Maxwell
Cuando una puerta se cierra, no te des por vencido,
quizás hay otras puertas que no has visto y que se abrirán para hacer incluso
mucho más de lo que inicialmente habías pensado. ¿Cuál fue la última puerta que
se cerró?
¿Ya encontraste la nueva puerta? No olvides con Dios
siempre hay nuevas puertas delante de nosotros.
De cierto te bendeciré grandemente, y multiplicaré en
gran manera tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena en la
orilla del mar, y tu descendencia poseerá la puerta de sus enemigos. Gen 22:17
Conozco tus obras. Mira que delante de ti he dejado
abierta una puerta que nadie puede cerrar. Ya sé que tus fuerzas son pocas,
pero has obedecido mi palabra y no has renegado de mi nombre. Ap. 3:8
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro
Cristiano “Cristo es la Puerta”
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