miércoles, 9 de octubre de 2013

MI DIOS ES SALVACIÓN

MI DIOS ES SALVACIÓN
Milagros García Klibansky
Congregación León de Judá.

Dice la Escritura: En el momento fijado te escuché, en el día de la salvación te ayudé. Este es el momento favorable, éste es el día de la salvación. 2 Corintios 6:2
¿Por qué te desesperas, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues he de alabarlo otra vez por la salvación de Su presencia. Salmos 42:5
El término 'Salvación' ha sido usado históricamente por la humanidad para caracterizar un estado en el cual uno ha sido librado de una situación de peligro. Generalmente cuando hemos pasado una enfermedad, con independencia de su magnitud, que puede ir de un simple malestar hasta costarnos la vida, damos las gracias a los médicos que supuestamente nos salvaron con sus conocimientos sin detenernos a reflexionar en que detrás de todo el dolor y la alegría de la recuperación, hay una mano maestra que rige toda nuestra vida y que obra en ella con propósito.
Mirando desde la perspectiva de la “Gracia”, podemos decir que después de agotar todos los recursos posibles y usar los proféticos labios de hombres entregados a Dios, nuestro Padre decidió personarse y vivir entre nosotros para, haciéndose sacrificio, reconciliarnos con Él mismo. Este salvante amor que no tiene límites, es el que nos permite llegar al trono de la Gracia sin necesidad de usar intermediarios como en la antigüedad.
La necesidad de usar animales para derramar su sangre y así ser limpios de pecado fue sustituida por la sangre derramada por Cristo en la cruz. El Santo, haciéndose pecado para que los pecadores pudieran restaurar su relación con un Dios cercano ante el cual habíamos permanecido insensibles. Claro que es difícil asimilar esta verdad, sobre todo porque nuestro egoísmo nunca nos permitiría hacer un sacrificio tan grande, ni siquiera nos permite valorar el de Él de la manera adecuada y no cuidamos nuestra Salvación “con temor y con temblor” (Fil 2.12).
Recapitulemos sobre esto y cada día despertemos dando gracias por el inmerecido regalo que Dios nos hizo. (Efe 2.8).
Tengamos grabado en nuestra mente y en nuestro corazón las palabras de Cristo en Juan 6.47 “En verdad les digo: El que cree en mí tiene vida eterna”.
Sólo la fe es la llave de la Salvación, pero la fe bien enfocada y centrada en el objeto que Dios nos dio para llegar a Él, nuestro cordero inmolado, su hijo amado, Jesús.
Lectura sugerida: Salmo 42
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”


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