GUARDARÉ SILENCIO ANTE ÉL
Fuente: Dr. Serafín Contreras Galeano
Renuevo de Plenitud
“Guarda
silencio ante el Señor; espera con paciencia a que él te ayude. No te irrites
por el que triunfa en la vida, por el que hace planes malvados”. Salmo 37:7
Lleno está el mundo de ruidos, palabras y sonidos
que terminan quitando el descanso del alma, pero en medio de ese ruido, hoy
puedo escuchar quietamente la amonestación que llega a través del salmista.
Guarda silencio delante de él.
Hoy, al llegar ante la presencia del Señor quiero
presentar delante de Él, todo lo que soy y todo lo que tengo. Y en quietud y
silencio del alma le quiero entregar todos mis derechos, mi tiempo, mis
talentos, mi futuro y todo lo que poseo. Quiero en silencio ratificar delante
de Él…que no me debo a mi mismo. Todo se lo debo a Él. Eso me librará de
irritarme hoy, cuando vea los que por malos caminos andan y parecen florecer
exitosamente.
Yo sé que hay dificultad en
renunciar a mí mismo. Sé que no es fácil renunciar a mis derechos y a mi
reputación y a mis propios éxitos labrados por mi propia mano, pero de qué
sirve gastarme a mí mismo en una carrera loca y desenfrenada si no aprendo a quedarme
quieto y en silencio ante su trono. Aún en el camino cristiano tiendo
a ser un activista lleno de planes, proyectos e ideas.
Me siento impulsado en cada momento a hablar y a
proyectar mi imagen pero, de que sirve todo esto. Cuando en esta loca
carrera me hundo, pronto me irritaré cuando vea la prosperidad de otros y sobre
todo la de aquellos que hacen planes malvados. Pero si me quedo en silencio
delante de Él….veré los planes de Él… Los proyectos de Él y la dirección de Él…entonces
no tendré tiempo para mirar a los malvados.
La quietud del Espíritu, sólo la produce el
Espíritu de Dios y esa quietud trae la calma profunda, suave y dulce que nadie
me puede dar. El mundo no me la puede dar, los éxitos humanos tampoco y ni
siquiera la gente que me rodea. Pero la quietud que produce el Espíritu de Dios
si es quietud de corazón.
Hoy entonces me propongo a guardar silencio delante
de Él y en Él…poder esperar y en Él poder confiar.
Señor. Jamás
podré conseguir en este mundo la quietud que en ti encuentro. Hoy atiendo la
amonestación de tu palabra y me propongo a guardar silencio delante de ti y
esperar con paciencia que tú me ayudes a continuar en la carrera que tengo por
delante.
Señor,
conoces todos los compromisos que tengo por delante yo no puedo luchar por mí
mismo, porque me desgano…pero esperaré en ti, porque tú me abres camino donde
no existe y me enseñas la vereda segura y permanente que me lleva a la
tranquilidad genuina del espíritu.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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