DIOS
USA TU FE, NO TU PERFECCIÓN
Fuente:
Dr. Roberto Miranda
Congregación
León de Judá
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Elías era un hombre de pasiones
semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no
llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Santiago
5:17
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Sin embargo, se han hallado en
ti cosas buenas, porque has quitado las Aseras de la tierra y has dispuesto
tu corazón para buscar a Dios. 2
Crónicas 19:3
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Dios se vale de la fe
de gente imperfecta para llevar a cabo sus milagros. No tenemos que ser
gigantes espirituales para ver la gloria de Dios en nuestra vida. No estoy
diciendo que la excelencia espiritual no sea importante. Lejos esté de mí
sugerir que tenemos que conformarnos con la mediocridad espiritual y excusar
nuestros defectos persistentes con el reclamo barato de que “Dios conoce mis
debilidades, y es misericordioso”. Es importante siempre ir hacia lo mejor.
Tenemos que esforzarnos cada día por ser más agradables al Señor, y someternos
a un continuo proceso de santificación. Es importante buscar crecer cada día
más y más. Pero a veces caemos en la trampa de creer: “Tengo que ser un gran
hombre o mujer, un misionero destacado, un genio espiritual, para que Dios se
mueva poderosamente en mi vida”.
A Dios le encanta
moverse a través de gente común y corriente, gente con pies de barro, gente que
está todavía peleando sus batallas y que está en proceso de mejoramiento. Quién
de nosotros puede decir, “Yo estoy ya perfeccionado”. Si lo decimos, ya estamos
cometiendo el primer pecado: ¡Estamos mintiendo! Espiritualmente hablando,
todos estamos a medio cocer; pero Dios, en su misericordia, usa nuestra fe para
romper barreras.
Recuerda: No tienes
que ser un gigante espiritual. Podrás ser una persona con luchas y ataduras
emocionales, con inconsistencias, y estar muy en proceso, pero Dios puede usar
tu fe para romper las barreras. La bendición de Dios es para todo aquel que
cree (Ro 1:16), no necesariamente para todo aquel que es perfecto. ¡Siempre
recuerda esto!
Moisés, Abraham, Jacob, Sansón, Gedeón, David —
esos grandes líderes espirituales que registra la Escritura— también era gente
con pies de barro. Cometieron sus errores, violaron la ley de Dios en diversas
situaciones; pero era gente que amaba al Señor. Amaban la palabra de Dios,
creían en El, reconocían sus errores. Y eso hizo que vivieran a un nivel más
alto de lo que normalmente hubiera permitido su imperfección. Permitió que a
pesar de sus defectos la gracia y el poder de Dios corrieran abundantemente a
través de sus vidas. Así que, recuerda: Dios usa tu fe, no tu perfección, para
moverse en tu realidad.
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Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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