HERENCIA
INCORRUPTIBLE
Fuente: Milagros García Klibansky
Congregación León de Judá
Y si ustedes son de Cristo,
entonces son descendencia de Abraham, herederos según la promesa. Gálatas
3:29
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Los afligidos y los necesitados
buscan agua, pero no la hay, su lengua está reseca de sed. Yo, el SEÑOR, les
responderé, Yo, el Dios de Israel, no los abandonaré. Isaías
41:17
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He estado leyendo que
en Las Vegas la llamada 'Ciudad del juego', los gerentes de hoteles han tenido
que tomar la decisión de clausurar las ventanas para que no puedan ser
abiertas, debido a que muchas personas, desesperadas por las pérdidas de juego,
optan por quitarse la vida. ¡Pobres seres que no tienen nada más de que
aferrarse cuando llega la prueba! Para muchos de ellos este es el resultado de
una vida corrupta.
Los Hijos de Dios
damos gracias porque nuestro padre es el dueño del oro y la plata, pero mucho
más, es perfecto y no nos desampara no permite que nuestra descendencia
mendigue (Sal 37.25), sus bodegas están siempre llenas de alimento para todo el
que venga necesitado, sus manantiales brotan y mantienen hidratadas nuestras
almas (Juan 6.35). Nada terrenal se le compara cuando de llenar el corazón de
sus hijos se trata, nos llena con su amor, su consuelo, su esperanza y su
seguridad.
Nuestro Dios imprime
a nuestra vida la seguridad de que nunca estaremos solos, la certeza de que
aunque todos en este mundo nos den la espalda, Él siempre estará a nuestro lado
y esto no está mediado por dinero u otra posesión material, Él nos ama desnudos
y desvalidos (Sal 102.17), hambrientos, sedientos y sucios (Isa 49.10), porque
es precisamente en ese estado que devoramos todo cuanto Él nos da y comenzamos
a sentirnos llenos de su plenitud.
Abundancia da Él a
nuestra vida en Cristo Jesús, nos transfiere sus riquezas en Gloria (Fil 4.19),
heredamos por testamento todas sus posesiones (1 Pedro 1.4).
Ser buenos mayordomos de esta herencia inalterable es nuestra obligación. Nuestro mandato es que prospere y se multiplique para que otros sean bendecidos a través de la abundancia que Él derrama desde los cielos.
Ser buenos mayordomos de esta herencia inalterable es nuestra obligación. Nuestro mandato es que prospere y se multiplique para que otros sean bendecidos a través de la abundancia que Él derrama desde los cielos.
Mi Dios no mengua su medida, mi Dios no abandona,
Su fidelidad hace palidecer cualquier acción nuestra por igualarlo. Eternamente
se escuchan sus palabras diciendo a sus hijos: “Esforzaos y cobrad ánimo; no
temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo;
no te dejará, ni te desamparará” Deuteronomio 31.6
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Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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