SU
REINO
Fuente: Faustino de Jesús Zamora Vargas
Congregación León de Judá
Jesús le contestó: "En
verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de
Dios." Juan 3:3
|
||
¿Quién es este Rey de la
gloria? El SEÑOR de los ejércitos, Él es el Rey de la gloria. Salmos
24:10
|
Hablamos a menudo del
Reino, de sus valores, sus enseñanzas. Aunque no podemos entender aún muchas
cosas relativas al Reino, el sólo hablar de él, meditar en él, soñar con él,
llena el corazón de gozo y el alma de regocijo. Si hay un Reino obviamente es
porque ya hay un Rey.
Toda la Biblia nos
habla del Reino, porque el mensaje del Reino no es otro que el de la salvación
y la redención de la humanidad. Jesús inauguró un nuevo orden en el estilo de
vida donde el hombre adquiere una nueva identidad y ya no es rico ni pobre, ni
blanco ni negro, ni manco ni cojo, sino hijo aceptado, amado y redimido por la
virtud y la inmensidad de la Cruz. Este sólo hecho nos convierte en heredero
del reino que vendrá en el día señalado por el Padre.
El Reino se vive
desde el futuro hasta el presente, es la carrera, la meta, el horizonte
invisible que nos queda por delante, pero hace poco más de 2000 años su Rey fue
clamado en el desierto por un profeta, bautizado en las aguas del Jordán y
exaltado por su Padre desde los cielos como su Hijo amado. Desde entonces el
Reino comenzó a instaurarse para salvación del hombre. Los fariseos, que
fantaseaban la venida de un reino esplendoroso liderado por un Rey-Mesías
adornado de oropel y riquezas materiales, le preguntaron a Jesús cuándo se
instauraría el reino de Dios. Cristo les contestó: “Dense cuenta de que el
reino de Dios está entre ustedes” (Lucas 17:21). Sólo tenían que reconocer al
Rey y con ello comenzar a arrepentirse de sus pecados, pero no entendieron; lo
ignoraron y no lo hicieron.
¿Alguna similitud con
la realidad actual? Sí, mucha.
Muchas personas dicen
que estamos locos porque hacemos mención del Reino y que tenemos un Rey. Creen
que nos queremos hacer importantes o exclusivistas. La realidad es que el Reino
es para los humildes, los que sufren, los sin casa, los desechados y excluidos
de este mundo. Como el mismo Jesús dice en el Sermón del Monte (Mateo 5), es
para los pobres en espíritu, los que lloran, los mansos, los que tienen hambre
y sed de justicia, los misericordiosos, los de limpio corazón, los
pacificadores y los que son perseguidos por causa del evangelio. ¡Cuidado!
Jamás podremos llenar las expectativas y las exigencias de Dios por nuestra
cuenta tratando de cumplir con estos requisitos. ¡Necesitamos sobre todo de fe!
Al Reino se entra a
través de la fe, se conquista por la fe y se espera por la fe. La fe en
Jesucristo tiene tal impacto en la vida cristiana que transforma, nos hace
mejores, nos convierte verdaderamente. El ser un convertido o estar convertido
no significa un cambio de actitud o de casaca, un “no voy a hacer esto o
aquello porque sé que al Señor no le gusta”, sino una transformación por el
Espíritu desde dentro hacia afuera, ser una hechura nueva cincelada por la mano
de Dios, una criatura con identidad renovada.
Entonces ¿cómo
“entramos” a ese reino? ¿Estamos viviendo ya dentro de él? Nunca debemos de
olvidar que en su Reino también tienen espacio los ladrones, los homicidas, los
adúlteros, los mentirosos, los impíos, los hipócritas y todo tipo de pecadores.
Basta el arrepentimiento y recibir a Cristo por la fe y nacer de nuevo “de agua
y del Espíritu”. Jesús le dijo a Nicodemo “…el que no naciere de nuevo, no
puede ver el reino de Dios” (Juan 3.3)
Pablo le decía a los
colosenses: “Cristo nos ha librado de la potestad de las tinieblas y trasladado
al reino de su amado hijo” (Col 1:13). Así que podemos afirmar que estamos
viviendo en el Reino de Cristo, un reino espiritual que es paz, gozo y justicia
en el Espíritu Santo (Ro 14.7).
Somos hijos del Rey y eso nos hace ser sal para
estimular la sed de los sedientos y luz para alumbrar a este mundo apagado por
la maldad, la injusticia y el pecado y de esta manera pregonar y exaltar al Rey
que ya está entre nosotros.
Recibe una
Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
No hay comentarios:
Publicar un comentario