MI
DIOS ES CONSEJERO
Fuente: Faustino de Jesús Zamora Vargas
Congregación León de Judá
¡Oh, profundidad de las
riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son
Sus juicios e inescrutables Sus caminos! Romanos
11:33
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Yo te haré saber y te enseñaré
el camino en que debes andar; Te aconsejaré con Mis ojos puestos en ti. Salmos
32:8
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La consejería tiene
que ver con el comportamiento humano y el consejo es su herramienta. Estoy
seguro que concordarán conmigo en que no hay manual más autorizado que la
Biblia para tratar los problemas de la conducta humana. Si Dios creó la mente
del hombre, entonces damos por sentado que la conoce a la perfección, sabe cómo
funciona, por qué es vulnerable, entiende los resortes que nos mueven a
reaccionar de una u otra forma a los diversos estímulos de la realidad. En Dios
debemos buscar la sabiduría y el conocimiento y en Cristo su consejo. Es uno de
sus nombres: Consejero (Isaías 9.6).
El profeta Isaías fue
tal vez el primero que lo anunció en su profecía mesiánica: “El Espíritu del
Señor reposará sobre él: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de
consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor. (Is 11.2). Esta
es una afirmación a tener en cuenta por el cristiano; el espíritu de consejo de
Dios cohabita en Cristo. Él no sólo entiende tu problema y no es indiferente a
lo que está ocurriendo en tu vida, sino que anhela que busques su consejo para
darte un abanico de posibles soluciones. Que las soluciones no son muchas veces
las esperadas, ya eso es otra historia, pero debemos tener la confianza en Él,
pues Él conoce el panorama completo, el principio y el final de este episodio
temporal que se llama vida y sabe lo que para sus hijos es lo mejor. Job lo
entendió después de salir airoso de sus sufrimientos: “Con Dios están la
sabiduría y el poder; suyos son el consejo y el entendimiento.” (Job 12.13)
¿Cómo buscar el
consejo del Señor? En su Palabra, en la oración, en la intimidad con Él, en la
devoción diaria, en la iglesia viva de mujeres y hombres idóneos. No hay mayor
paz y gozo para el cristiano que cuando se sabe en el centro de la voluntad de
Dios, que está haciendo las cosas conforme lo demanda en su Palabra, o lo
susurra al oído del corazón que lo busca. Sí, el corazón tiene oídos igual que
la mente y las emociones tienen alas para volar a los lugares que nos son
prohibidos, que nos alejan de Él.
La iglesia de hoy
necesita consejeros armados poderosamente de la Palabra de Dios que sean
competentes para ejercitar este servicio. Pero si cada cristiano dejara que el
Espíritu Santo le llene (le guíe), confiese sus pecados cada día y busque la
dirección que lleva a una vida cristiana victoriosa, sería mucho mejor. El
Señor dice: “Míos son el consejo y el buen juicio; míos son el entendimiento y
el poder.”(Pr 8.14).
Se acerca el tiempo
de Navidad, época en que las emociones se activan y los comportamientos –
negativos y positivos- se exacerban. Busquemos al consejero por excelencia, el
que cambia la tristeza en gozo, el que te colma de favores y misericordias, el
que avienta y robustece tu mente y la enciende con la pasión de su celo por ti.
Él encarna el espíritu de consejo que proviene del Padre, Él consuela y apacienta.
Escucha su consejo y no lo desestimes: “Yo te instruiré, yo te mostraré el
camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.” (Sal 32.8).
Lectura sugerida: Salmo 32
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