3 PRINCIPIOS PARA QUE LOS HIJOS DEJEN DE MANDAR
Fuente:
Norma Peraza
Este
artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
Aun cuando los padres debieran ser
el modelo de autoridad, quienes tienen la responsabilidad de establecer reglas
para el propio crecimiento y bienestar de los hijos, hoy en día es común
observar a muchos niños y adolescentes sobrepasando los límites. Siendo ellos
los que terminan mandando, porque los adultos no saben cómo lograr un “hasta
aquí” sin que les gane la perseverancia de los pequeños para obtener lo que
quieren. En su caso, ¿Quién manda en la casa?, usted o su hijo, si la respuesta
es él porque después de todo se sale con la suya, entonces es de vital
importancia que atienda los siguientes principios y verá que con límites
adecuados se educa mejor.
1)
PONER LÍMITES FIRMES
De
acuerdo a los valores y hábitos que se busca educar en los hijos es que se
deben establecer límites firmes, lo que significa que cuando mamá o papá dicen
algo, en verdad se cumpla, sin dejarse llevar por rabietas, lágrimas o
conductas no deseadas de los hijos que los haga cambiar de opinión.
Para
favorecer el desarrollo y aprendizaje de su hijo, requiere que usted sea de
firmes convicciones, cumplir cuando realmente quiere decir no. Claro, el decir
no, es de antemano haber establecido un límite claro y preciso, que el menor
tenga conocimiento del por qué no de las cosas. Lo cual tiene que ser explicado
con respeto y amor, porque mucha gente confunde poner límites con gritar o
enojarse, repetir las cosas de mal genio, y eso solo desgasta la relación con
su hijo. Ya sea porque se vuelve inmune a lo que le dicen y usted se frustra
más, o puede que obedezca en el momento pero por miedo a usted o ser castigado
y eso hace que con el tiempo quede resentido.
Ahora,
si usted ya definió un límite claro y aun así el hijo no actúa como espera, no
respeta lo que dice, no se moleste en estar repitiendo órdenes, mejor ocúpese
que sus palabras estén apoyadas en acciones, esto es que si ya dio la
instrucción una vez y no se ha cumplido, entonces la mejor opción es poner
consecuencia.
2)
PERMITE QUE VIVA LA CONSECUENCIA
De
los errores que comenten los padres es que convierten los problemas de los
hijos en suyos, cuando debieran hacerle saber al hijo que su mala conducta solo
le va a traer problemas a él, porque es el hijo que va experimentar la
consecuencia no los demás.
Por
ejemplo, una mamá me platicó cómo su hija de 6 años experimentó su
consecuencia; le pidió por favor que ordenara su cuarto temprano para salir a
tiempo a una fiesta.
Cuando
llegó la hora, la niña vio cómo su mama empezó a tomar sus cosas para irse, e inocentemente
le dice “ya nos vamos”, a lo que le respondió “yo me voy, tú te quedas en casa
con papá, recuerda que te dije que ordenaras tu cuarto y no lo hiciste, lo
siento mucho sé que querías ir a la fiesta, pero no es mi culpa, es tu
consecuencia por no hacerlo”.
Pese
a que le suplicó, lloró, hizo el berrinche de su vida, la mamá no cedió a las
actitudes de su hija, se mantuvo firme hasta al final.
Cuando
permitimos que los hijos vivan la consecuencia, les estamos enseñando hacerse
responsables de sus acciones, sabrán que si se esfuerzan, hacen las cosas con
diligencia y responsabilidad dará frutos, pero si no es así, traerá
consecuencias negativas.
Que
desde pequeños aprendan la ley de la siembra y la cosecha “Lo que el hombre
sembrare, eso también segará”. Gálatas 6:7
Si
permite que viva las consecuencias, no habrá necesidad de recurrir a castigos,
los cuales no son recomendables porque su objetivo es hacer pagar a la persona
su falta con dolor o con deseo de causarle daño; de manera contraria, las consecuencia
tiene como propósito que la persona aprenda de la experiencia, porque cuando se
nos permite pagar un precio por nuestros errores, aprendemos de ello, pero sin
necesidad de culpar a otros, si no haciéndonos responsable uno mismo.
3)
PERMITE QUE SE FRUSTRE
A
la mayoría de las madres les cuesta trabajo llevar a cabo el límite hasta la
última consecuencia, porque cuando el hijo llora, o expresa tristeza,
frustración al no tener lo que se le está privando, tarde o temprano cede y no
hay más límite. Siendo que uno de los aspectos más importantes en la crianza
para el crecimiento es la frustración, es bueno que se sienta así, eso le trae
aprendizaje. El simple hecho de que el hijo sufra no implica que esté
sucediendo algo malo, al contrario es ayudarlo aceptar la realidad, porque la
persona que nunca se frustra se vuelve poco tolerante y después eso le trae
problemas en el mundo real.
Así
que déjelo que se frustre por la consecuencia, no lo rescate del enojo o la
tristeza, hazlo por él, por su bienestar.
“Es
verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de
tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido
ejercitados.” Hebreos 12:11
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
No hay comentarios:
Publicar un comentario