"POR TANTO, ASÍ DIJO JEHOVÁ: SI TE CONVIRTIERES, YO TE
RESTAURARÉ, Y DELANTE DE MÍ ESTARÁS; Y SI ENTRESACARES LO PRECIOSO DE LO VIL,
SERÁS COMO MI BOCA. CONVIÉRTANSE ELLOS A TI, Y TÚ NO TE CONVIERTAS A
ELLOS."
Jeremías
15: 19.
Fuente:
Charles H. Spurgeon
La
Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román.
¡Pobre
Jeremías! Pero, ¿por qué decimos eso? El profeta llorón fue uno de los siervos
más especiales de Dios, y fue honrado por Él por encima de muchos.
Jeremías
era odiado por decir la verdad. La palabra que era muy dulce para él, era
amarga para sus oyentes; sin embargo Jeremías era aceptado por su Señor.
Se le había ordenado que permaneciera siendo
fiel, y entonces el Señor continuaría hablando por medio de Jeremías.
Tenía
que tratar valerosa y fielmente con los hombres, y llevar a cabo el trabajo de
limpieza del Señor en relación a los profesantes de su día, y entonces el Señor
le dio esta palabra: "Serás como mi boca."
¡Cuán
grande honor! ¿Acaso no debería ambicionarlo cada predicador, sí, cada
creyente? ¡Qué maravilla es que Dios hable por nosotros! Expondremos una verdad
segura y pura, y la diremos con poder.
Nuestra palabra no regresará vacía; será una
bendición para aquellos que la reciban, y quienes la rechacen lo harán bajo su
propio riesgo.
Nuestros labios alimentarán a muchos.
Despertaremos a los que duermen y llamaremos a vida a los muertos.
Oh,
querido lector, ora para que esto suceda con el que escribe estas líneas, y con
todos los siervos enviados por nuestro Señor.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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