LA ALMOHADA Y LA FRAZADA
Autor
Desconocido
Renuevo
de Plenitud.com
Hace
mucho tiempo, una niña de una familia adinerada se preparaba para ir a la cama.
Decía sus oraciones cuando oyó un sollozo a través de su ventana. Un poco
asustada, se asomó por su ventana. Otra niña, quien parecía de su misma edad y
desposeída estaba parada en el callejón junto a la casa de la niña rica.
Su
corazón se identificó con la niña desposeída, ya que estaban en lo más frío del
invierno, y la niña no tenía frazada, tan sólo viejos periódicos que alguien
había tirado. A la niña rica se le ocurrió una brillante idea. Llamó a la otra
niña y le dijo: “Hey, tú, por favor acércate a mi puerta”. La niña desposeída
estaba tan asombrada que solo pudo asentir.
Tan
rápido como se lo permitieron sus piernas, la niñita bajó las escaleras hasta
el closet de su madre y tomó una vieja frazada y una gastada almohada. Tuvo que
caminar lentamente a la puerta del frente para no tropezar con la frazada que
colgaba, pero finalmente lo logró.
Dejando
caer ambos artículos, abrió la puerta. Parada allí estaba la niña desposeída,
visiblemente atemorizada. La niña rica sonrió cálidamente y le entregó ambos
artículos a la otra niña. Su sonrisa se ensanchó al observar la genuina
sorpresa y felicidad en el rostro de la otra niña. Ella se fue a la cama
increíblemente satisfecha.
A
media mañana del día siguiente alguien tocó a la puerta. La niña rica voló a la
puerta esperando ver a la otra niña allí. Abrió la gran puerta y miró fuera.
Era la otra niñita. Su rostro se veía feliz y sonrió. “Supongo que no querrás
estos de vuelta”.
La
niña rica abrió su boca para decir que podía quedárselos cuando se le ocurrió
otra idea. “No, sí los quiero de vuelta”. El rostro de la niña desposeída se
entristeció. Esta obviamente no era la respuesta que había anticipado. A
desgano, dejó los gastados artículos en el umbral y se volteó para irse cuando
la niña rica le gritó: “¡Espera! Quédate allí”.
Se
volteó a tiempo para ver a la niña rica corriendo escaleras arriba y por un
largo corredor. Decidiendo que sin importar lo que la niña rica hiciese, no
valía la pena esperar, se volteó y se alejó. Al dar el primer paso, sintió que
alguien le tocó el hombro. Al voltearse vio a la niña rica, tirándole una nueva
frazada y almohada. “Ten éstas”, dijo suavemente. Estas eran las suyas, hechas
de seda y plumas.
Al
crecer las dos, no se vieron mucho, pero nunca estuvieron muy lejos la una de
la otra en sus mentes.
Un día, la niña rica que ahora era una mujer
rica, recibió una llamada telefónica de alguien. Un abogado que decía que
necesitaba verla en su oficina.
Cuando
llegó a la oficina, le dijo lo que había pasado. Hace cuarenta años, cuando
ella tenía nueve años, había ayudado a una niña necesitada que creció para
convertirse en una mujer de clase media con esposo y dos hijos. Ella había
muerto recientemente y le había dejado algo en su testamento. “Aunque”, dijo el
abogado, “es la cosa más peculiar. Le dejó una almohada y una frazada”.
Hay
cosas en la vida que quizás no tengan mucho precio para algunos, pero para
otros pueden ser de mucho significado, especialmente cosas que con amor y
comprensión y mucho corazón alguien compartió. Hay mucho que podemos hacer y
que podría impactar la vida de otros.
Hoy puede ser ese día en que podrías impactar
la vida de otro con un gesto, un presente o solo una sonrisa pero con mucho
corazón.
El
odio despierta rencillas; Pero el amor cubrirá todas las faltas. Proverbios
10:12
Me
llevó a la casa del banquete, Y su bandera sobre mí fue amor. Cantares 2:4
“En
verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a
los más pequeños, a mí lo hicisteis.” Mateo 25:40
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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