EN TODO FUISTEIS ENRIQUECIDOS EN EL.
Porque mientras aún éramos débiles, a
su tiempo Cristo murió por los impíos.
El que no eximió ni a su propio Hijo,
sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no Nos concederá también con El
todas las cosas?
Porque toda la plenitud de la Deidad
reside corporalmente en Él, y habéis sido hechos
Completos en Él, que es la cabeza sobre
todo poder y autoridad.
Permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid,
así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los
sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados
de mí nada podéis hacer.
Porque yo sé que en mí, es decir, en mi
carne, no habita nada bueno; porque el querer está presente en mí, pero el
hacer el bien, no.
Pero a cada uno de nosotros se nos ha
concedido la gracia conforme a la medida del don de Cristo.
Si permanecéis en mí, y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho.
Que la palabra de Cristo habite en
abundancia en vosotros, con toda sabiduría.
I Co. 1:5
Ro.5:6; 8:32 Col.2:9, 10 Jn.15:4, 5 Ro.7:18 Ef. 4:7 Jn.15:7, Col.3:16
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una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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