sábado, 28 de septiembre de 2013

SU PODER

SU PODER
Fuente: Faustino de Jesús Zamora V.
Congregación León de Judá
Sin embargo, para los llamados, tanto Judíos como Griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios. 1 Corintios 1:24
Él se afirmará y pastoreará Su rebaño con el poder del SEÑOR, con la majestad del nombre del SEÑOR Su Dios. Y permanecerán, porque en aquel tiempo El será engrandecido hasta los confines de la tierra. Miqueas 5:4

Todavía la manifestación del poder de Dios, que es Cristo, continúa siendo tropezadero para unos y locura para otros. Es locura para los ateos, para los cristianos es vida; es la obra del Espíritu en nuestro corazón. Es Cristo sumergido en la pobreza de los más humildes, repartiendo consolación y repletando ríos de esperanza donde ya no había paz ni alivio al dolor en la tragedia humana de todos los días. La palabra profética de Miqueas anunciaba al Cristo que vendría, al pastor de pastores, cuyo poder nos daría la seguridad de una vida plena.
De este poder que nos ha sido dado por Dios en Jesucristo, necesitamos hablar. Sabemos que Dios es todopoderoso, que su poder no tiene límites y que debemos descansar y confiar en ese poder. ¿Pero qué hizo Dios para que hoy sus hijos nos ciñamos de su poder en un planeta que le confiere autoridad a la ciencia y a la sabiduría del hombre, al “San Google” que todo lo sabe y lo puede?
El hombre humanista no se da cuenta que mientras más incrédulo se vuelve el hombre, más visible se hace la gloria y el poder de Dios. Si quiere comprobarlo, eche una mirada al crecimiento que ha experimentado la iglesia de Cristo en los países donde por mucho tiempo el evangelio fue tropezadero para los fines ideológicos. ¡Verás el poder de Dios y el empoderamiento de los cristianos creciendo de gloria en gloria y fortalecidos por el Espíritu de poder! Pablo le recordaba a su amado discípulo: “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Ti 1.7).
Y la Palabra nos sigue dando fe de ese poder en Cristo que hemos recibido: “Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo; y en él, que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes han recibido esa plenitud. (Col 2. 9-10). ¡Aleluya! Imaginémonos cómo deben haberse sentido nuestros hermanos de Colosas con esas palabras. ¡Así de bendecidos debemos sentirnos nosotros!
Hemos sido revestidos del poder de lo alto (Lc 24.49) mediante el Espíritu. La plenitud que recibimos a través de Cristo es una realidad que debemos concientizar en nuestro andar diario. Dios es omnipotente, nosotros vasijas frágiles que por su gracia vivimos la plenitud del Señor. La plenitud es un concepto totalizador. No necesitamos más. Cristo es suficiente. El poder de Dios habita en nosotros para honrar su majestad con nuestras vidas y darle así toda la gloria. El poder de Dios es Cristo en nuestras vidas, es el evangelio de su gracia.
Fuente: Faustino de Jesús Zamora V.
Congregación León de Judá

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