UNA
PERMANENCIA SEGURA EN EL AMOR DE JESÚS
Si guardan Mis mandamientos, permanecerán en Mi
amor, así como Yo he guardado los mandamientos de Mi Padre y permanezco en Su
amor. Juan 15:10
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Tú has ordenado Tus preceptos, para que los
guardemos con diligencia. Salmos 119:4
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Permanecer en obediencia y permanecer
en el amor de Jesús, son cosas que no pueden separarse. Una vida bajo el
gobierno de Cristo es lo único que podría demostrar que somos los objetos del
deleite de nuestro Señor. Debemos guardar el mandamiento de nuestro Señor, si
queremos recibir el sol de Su amor. Si vivimos en pecado, no podríamos vivir en
el amor de Cristo. Sin la santidad que agrada a Dios, no podríamos agradar a
Jesús. Quien no le da ninguna importancia a la santidad, no sabe nada del amor
de Jesús.
El
disfrute consciente del amor de nuestro Señor es un asunto delicado. Es mucho
más sensible al pecado y a la santidad que el mercurio lo es al frío y al
calor. Cuando somos tiernos de corazón, y prudentes de pensamiento, labios y
vida, para honra de nuestro Señor Jesús, entonces recibimos señales incontables
de Su amor. Si deseamos perpetuar esta bienaventuranza, debemos perpetuar la
santidad. El Señor Jesús no esconderá Su rostro de nosotros a menos que
nosotros escondamos nuestro rostro de Él. El pecado forma la nube que oscurece
a nuestro Sol: si somos diligentemente obedientes y completamente consagrados,
podremos caminar en la luz, como Dios está en la luz, y tendremos una
permanencia segura en el amor de Jesús como Jesús la tiene en el amor del Padre.
Aquí tenemos una dulce promesa con un solemne “si”. Señor, pon este “si” en mi
mano; pues, como una llave, abre este estuche de joyas.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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