PENSANDO
COMO GENTE DE FE
Y sin fe es imposible agradar a Dios. Porque es
necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que recompensa a
los que Lo buscan. Hebreos 11:6
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Me buscarán y Me encontrarán, cuando Me busquen
de todo corazón. Jeremías 29:13
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Cambiar nuestra forma de pensar, de ver
las cosas: Ese es uno de los elementos más importantes acerca del concepto de
fe. ¿Sabe dónde comienza la fe? La fe comienza en la mente, en la forma de
pensar. La persona de fe es una persona que piensa y ve la vida y concibe los
eventos y los asuntos de la vida en una forma muy diferente a como lo hace la
persona que no es de fe, la persona que piensa solamente en términos
racionales, humanos, materiales. Se necesita experimentar un cambio de
mentalidad para poder pensar en términos de fe.
Por eso el Apóstol Pablo, en Romanos
12:2, habla de “no conformarnos a este siglo”. Con eso, nos está diciendo: “No
se acostumbren a pensar cómo piensa el mundo, sino transfórmense por medio de
la renovación de su mente, su forma de pensar, su entendimiento”.
Cuando uno entra en los caminos de
Dios, tiene que desechar mucho de lo que ha aprendido en el mundo, y
reemplazarlo con los conceptos del Reino de Dios. Porque en el mundo de la fe
las cosas funcionan muy diferentes a cómo funcionan en el mundo material.
En el mundo de la fe, más es menos, y
menos a veces es más. En el mundo de la fe los niños son los que entran al
reino de los cielos, y los adultos y los muy maduros y sofisticados se quedan
afuera. En el mundo de la fe el débil es el que es fuerte. En el mundo de la fe
hay que morir para vivir. En el mundo de la fe hay que servir para recibir y
para ser servido. En el mundo de la fe hay que dar para tener. En el mundo de
la fe hay que hacerse pequeño para que Dios levante a uno.
Es una cosa rara. La visión de fe es
muy diferente a la visión humana. Y desgraciadamente mucha gente en el mundo, o
mejor dicho en la iglesia, cuando vienen del mundo, y entran a la economía del
evangelio no operan ese cambio en su mente. Se quedan todavía pensando cómo
piensa el mundo, y Dios quiere que cuando entremos al evangelio, nuestra mente
sea transformada, sea cambiada. Y eso es proceso de toda una vida.
Pero muchos de nosotros ni siquiera lo
iniciamos. Nos quedamos como éramos en el mundo. No somos ni una cosa ni la
otra. Y entonces, somos como parte carnal, y parte espiritual y es una
confusión terrible. No recibimos nada porque como declara el apóstol Santiago,
“el hombre de doble ánimo no espere que recibirá nada del Señor”. La persona
que es indecisa, insegura, indefinida, no logra mucho en el Reino de Dios.
Tenemos
que definirnos como hombres y mujeres de fe. Gente que computa las cosas del
mundo conforme a las leyes del espíritu y no a las leyes de la razón.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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