martes, 24 de septiembre de 2013

NO ES LO MISMO VER EL REINO, QUE ENTRAR AL REINO DE LOS CIELOS.

NO ES LO  MISMO VER EL REINO, QUE ENTRAR AL REINO DE LOS CIELOS.
               El Señor Jesucristo le dijo a Nicodemo que tenía que nacer de nuevo para ver el reino de Dios (Jn.3:3). Cuando leemos esto damos por sentado que el que nace de nuevo está dentro del  reino de Dios; sin embargo, una cosa es ver el reino de Dios y otra muy diferente es entrar al reino de Dios. Permítame explicar esto:
               En el evangelio de Juan 3:3 leímos que naciendo de nuevo podemos ver el reino de Dios, pero en el versículo 5 Jesús deja muy claro que es necesario nacer del agua y del espíritu para entrar al reino de Dios. Para ver el reino basta con la conversión, pero para entrar al reino hace falta además de la conversión, la muerte del yo. Las aguas no representan aquí  las fuentes del vientre materno como muchos piensan, sino el proceso de muerte y resurrección espiritual del creyente (simbolizado también por las aguas del bautismo Ro.6:4; Col.2:12; 1P.3:18-21).
               Un símbolo de esto es Moisés, quien pudo ver la tierra prometida desde el monte Nebo, pero no pudo entrar a ella vivo en carne a causa de golpear por segunda vez la Roca (Dt.34:4). Con todo, después de muerto lo encontramos dentro de la tierra prometida con Cristo en el monte de la transfiguración (Mt. 17:1-3). ¡Gloria a Dios! Es necesario nacer de nuevo y luego morir a la carne para entrar a la tierra prometida.
               Cuando nos convertimos a Cristo tuvimos el dolor del arrepentimiento  y pudimos ver  el reino de Dios. A partir de allí comenzamos a entender (ver) lo relacionado con el reino. Cristo mismo nos justificó con dolor, somos el fruto de la aflicción de su alma (Is.53:11).
               Pero necesitamos volver a sufrir “dolores de parto”. Requerimos como iglesia la re consagración con lloro, gemido y lamento para participar del reino. Sólo a través de este dolor podemos estar dentro del reino. Entonces podemos hablar de que Cristo ha sido formado en nosotros.
               Muchos están cerca del reino de los cielos, pero pocos están dentro del reino (Mr. 12:34).
               Un día los discípulos le preguntaron al Señor ¿Quién era  el mayor en el reino de los cielos? El Señor  les respondió que necesitaban hacerse como niños para poder entrar  en el reino de los cielos (Mt. 18:1-3). Ellos se creían dentro y peleaban por saber quién era el mayor entre ellos. La respuesta del Maestro es un balde de agua fría a la presunción religiosa de la iglesia: ¡todavía les falta hacerse como niños, no para ser el más grande, sino tan sólo para entrar al reino de los cielos!
               Nunca olvidemos el principio de la caída de los religiosos judíos: se sentían tan confiados en que eran el pueblo de Dios y que de ellos era el reino que se ensoberbecieron dejando de producir los frutos del reino. El reino es dado únicamente a los que producen los frutos del reino (Mt. 21:43). Quien mira atrás  no es apto para el reino de Dios (Lc. 9:62).
Recibe una Bendición Saludo de Tú Amigo Dios Oye.

Centro cristiano “Cristo es la Puerta”

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