UN
REFUGIO EN EL TIEMPO DE TORMENTA
Los hombres se maravillaron, y decían:
"¿Quién es Este, que aun los vientos y el mar Lo obedecen?" Mateo
8:27
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Y será aquel varón como escondedero contra el
viento, y como refugio contra el turbión. Isaías
32:2
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Todos sabemos de Quién se trata. ¿Quién
podría ser sino el Segundo Hombre, el Señor del cielo, el Varón de dolores, el
Hijo del hombre? ¡Qué escondedero ha sido Él para Su pueblo! El propio soporta
la plena fuerza del viento, y así protege a aquellos que se esconden en Él.
Hemos escapado de esta manera de la ira de Dios, y de esta manera escaparemos
de la ira de los hombres, de los cuidados de esta vida, y del temor de la
muerte. ¿Por qué nos exponemos al viento cuando podríamos estar pronta y
seguramente protegidos si nos ocultáramos detrás de nuestro Señor? Corramos a
Él en este día, y estemos en paz.
A menudo el viento común de la
aflicción se levanta en su fuerza y se vuelve una tempestad, barriendo todo lo
que se le pone enfrente. Las cosas que parecían firmes y estables se sacuden
por el ventarrón, y muchas y grandes son las caídas entre nuestras confianzas
carnales. Nuestro Señor Jesús, el Hombre glorioso, es un refugio que no es
abatido nunca. En Él observamos la tempestad rugiendo, pero nosotros mismos
descansamos en deleitable serenidad.
Hoy
debemos refugiarnos en nuestro escondite, y sentarnos y cantar bajo la
protección de nuestro albergue. ¡Bendito Jesús! ¡Bendito Jesús! ¡Cuánto te
amamos! Bien hacemos, pues Tú eres para nosotros un escondedero en el tiempo de
tormenta.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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