SU
MISIÓN
Pero tú, sé sobrio en todas las cosas, sufre
penalidades, haz el trabajo de un evangelista, cumple tu ministerio. 2
Timoteo 4:5
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Si te vuelves al Todopoderoso y alejas de tu casa
la maldad, serás del todo restaurado. Job
22:23
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Creo haber entendido lo que es la
misión de Dios después de leer y estudiar un hermoso libro de Henry Blackeby
que ha bendecido a muchos hermanos en el mundo. 'Mi experiencia con Dios' es
uno de esos libros que abre los ojos espirituales a todo aquel que lo lee. Uno
de los postulados que enseña es que debemos estar atentos a la acción misionera
de Dios para unirnos a Él allí donde está trabajando y sumarnos a su obra
redentora. No se trata sólo de hacer evangelismo, lo cual es bueno, ni de
evangelizar, lo que es mejor, sino de trabajar con Dios para que el hombre
restaure su relación con Él. La misión no es de nosotros, sino de Dios. Su
motivación descansa en su amor por los perdidos. Dios ama al mundo aunque el
mundo no le ame a Él. Cada uno de nosotros, como parte del cuerpo de Cristo,
gozamos del privilegio de participar en su misión. Dios tiene un plan redentor
para la humanidad y tú y yo somos parte de ese plan.
Jesús nos dice: “Y cualquiera que haya
dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o
tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”
(Mt. 19:29).
La misión de Dios no puede traducirse
sólo en lindos proyectos y diligencias para alcanzar a incrédulos con el
evangelio y hacer que se conviertan, ni de salir a predicar para engrosar las
listas de creyentes de nuestra iglesia, es mucho más. Según Rolando Costa, la
misión de Dios es la madre de la teología, por tanto es la piedra angular sobre
la que se fundamenta nuestra vida cristiana. Seremos vasijas más útiles en la
medida que entendamos este concepto. La misión de Dios es todo: la adoración
debe estar centrada en la misión de Dios, el discipulado deberá responder a la
misión, el servicio, la comunión entre hermanos, el evangelismo y la evangelización
como actividad integral que se une a la propia misión de la iglesia (hacer
discípulos). La iglesia sirve a la misión de Dios.
Todo lo que hacemos en Cristo debe
encajar en el plan redentor de Dios para el mundo, en su salvífica y
perseverante misión. Si entendemos el corazón misionero de Dios para el mundo,
comprenderemos igualmente nuestro lugar como cristianos dentro de Él y
estaremos dispuestos a unirnos a Él en cualquier área en la que nos llame a
servir.
Jesús recorría las ciudades sanando
enfermos y consolando a los sufridos. Su misión se centraba en los excluidos y
en los marginados de la sociedad. De sus propios labios podemos escuchar que Él
vino a “anunciar buenas nuevas a los pobres, a proclamar libertad a los
cautivos, dar vista a los ciegos, poner en libertad a los oprimidos y a
pregonar el año del favor del Señor” (Lucas 4:18.19).
La Gran Comisión no trata sólo de hacer
misiones, sino de nuestro estilo de vida, de nuestro crecimiento espiritual, de
las expectativas que Dios tiene de nosotros, de la manera en que Él obra en
nosotros y a través de nosotros para cumplir su misión: que el hombre restaure
su relación con Él y seamos todos copartícipes en el establecimiento de su
Reino.
¿Estás atravesando por desiertos en los
que crees que Dios no te puede ayudar? ¿Sientes desánimo al valorar tu vida
cristiana? ¿Crees que no eres capaz de cumplir las múltiples tareas de la
misión de Dios en tu propia vida? Recuerda que ya no es necesario que Dios te
muestre una zarza ardiente que no se consuma para llamar tu atención. Cristo es
tu zarza ardiente. Él no se consume. Su corazón arde de pasión y compasión por
los perdidos, llora por la hambruna espiritual y de alimentos propiciada por el
egoísmo del hombre impío o por el hipócrita que dice ser cristiano y no
comparte de sus graneros que rebozan y se desparraman.
Él
no está mirando lo que eres ahora, sino lo que puedes llegar a ser si te
abandonas a su voluntad y te pones en sus manos. Evangelista no es el que
predica el evangelio, sino el que testifica y refleja nítidamente en su vida
todos los valores del Reino ¡Tú estás en el centro de su misión!
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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