martes, 17 de septiembre de 2013

SU MISIÓN

SU MISIÓN
Pero tú, sé sobrio en todas las cosas, sufre penalidades, haz el trabajo de un evangelista, cumple tu ministerio. 2 Timoteo 4:5
Si te vuelves al Todopoderoso y alejas de tu casa la maldad, serás del todo restaurado. Job 22:23
Creo haber entendido lo que es la misión de Dios después de leer y estudiar un hermoso libro de Henry Blackeby que ha bendecido a muchos hermanos en el mundo. 'Mi experiencia con Dios' es uno de esos libros que abre los ojos espirituales a todo aquel que lo lee. Uno de los postulados que enseña es que debemos estar atentos a la acción misionera de Dios para unirnos a Él allí donde está trabajando y sumarnos a su obra redentora. No se trata sólo de hacer evangelismo, lo cual es bueno, ni de evangelizar, lo que es mejor, sino de trabajar con Dios para que el hombre restaure su relación con Él. La misión no es de nosotros, sino de Dios. Su motivación descansa en su amor por los perdidos. Dios ama al mundo aunque el mundo no le ame a Él. Cada uno de nosotros, como parte del cuerpo de Cristo, gozamos del privilegio de participar en su misión. Dios tiene un plan redentor para la humanidad y tú y yo somos parte de ese plan.
Jesús nos dice: “Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna” (Mt. 19:29).
La misión de Dios no puede traducirse sólo en lindos proyectos y diligencias para alcanzar a incrédulos con el evangelio y hacer que se conviertan, ni de salir a predicar para engrosar las listas de creyentes de nuestra iglesia, es mucho más. Según Rolando Costa, la misión de Dios es la madre de la teología, por tanto es la piedra angular sobre la que se fundamenta nuestra vida cristiana. Seremos vasijas más útiles en la medida que entendamos este concepto. La misión de Dios es todo: la adoración debe estar centrada en la misión de Dios, el discipulado deberá responder a la misión, el servicio, la comunión entre hermanos, el evangelismo y la evangelización como actividad integral que se une a la propia misión de la iglesia (hacer discípulos). La iglesia sirve a la misión de Dios.
Todo lo que hacemos en Cristo debe encajar en el plan redentor de Dios para el mundo, en su salvífica y perseverante misión. Si entendemos el corazón misionero de Dios para el mundo, comprenderemos igualmente nuestro lugar como cristianos dentro de Él y estaremos dispuestos a unirnos a Él en cualquier área en la que nos llame a servir.
Jesús recorría las ciudades sanando enfermos y consolando a los sufridos. Su misión se centraba en los excluidos y en los marginados de la sociedad. De sus propios labios podemos escuchar que Él vino a “anunciar buenas nuevas a los pobres, a proclamar libertad a los cautivos, dar vista a los ciegos, poner en libertad a los oprimidos y a pregonar el año del favor del Señor” (Lucas 4:18.19).
La Gran Comisión no trata sólo de hacer misiones, sino de nuestro estilo de vida, de nuestro crecimiento espiritual, de las expectativas que Dios tiene de nosotros, de la manera en que Él obra en nosotros y a través de nosotros para cumplir su misión: que el hombre restaure su relación con Él y seamos todos copartícipes en el establecimiento de su Reino.
¿Estás atravesando por desiertos en los que crees que Dios no te puede ayudar? ¿Sientes desánimo al valorar tu vida cristiana? ¿Crees que no eres capaz de cumplir las múltiples tareas de la misión de Dios en tu propia vida? Recuerda que ya no es necesario que Dios te muestre una zarza ardiente que no se consuma para llamar tu atención. Cristo es tu zarza ardiente. Él no se consume. Su corazón arde de pasión y compasión por los perdidos, llora por la hambruna espiritual y de alimentos propiciada por el egoísmo del hombre impío o por el hipócrita que dice ser cristiano y no comparte de sus graneros que rebozan y se desparraman.
Él no está mirando lo que eres ahora, sino lo que puedes llegar a ser si te abandonas a su voluntad y te pones en sus manos. Evangelista no es el que predica el evangelio, sino el que testifica y refleja nítidamente en su vida todos los valores del Reino ¡Tú estás en el centro de su misión!
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”


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