SU
PROMESA
Fuente:
Faustino Zamora V. Congregación León de Judá
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Jesús les dijo: "Yo soy el
pan de la vida; el que viene a Mí no tendrá hambre, y el que cree en Mí nunca
tendrá sed." Juan 6:35
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Cuando pases por las aguas, Yo
estaré contigo, y si por los ríos, no te cubrirán. Cuando pases por el fuego,
no te quemarás, li la llama te abrasará. Isaías
43:2
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El mundo vive de las
promesas que no sabe si se van a cumplir. El cristiano descansa en la fidelidad
de Dios. Pueden venir días y momentos difíciles, pero ten por seguro que Dios
no te va a fallar. La plenitud de vida en Cristo se hace realidad por Su promesa,
hilo conductor de la Palabra desde Adán hasta Jesús. La promesa nos hace
herederos del Reino, del cual ya gozamos de muchos de sus beneficios. La
promesa de Dios a Abraham consistía en una bendición a todas las naciones de la
tierra a través de su simiente. Cristo es esa simiente que vino a este mundo a
bendecir a todas las personas que le reciben a través de la fe. Vivir con la
vista puesta en la promesa no es desdoblar quimeras en el aire, sino vivir
confiado en que el plan de Dios para nuestras vidas tiene sentido, es inmutable
y nada ni nadie lo puede cambiar. En Jesús son cumplidos todos los pactos que
Dios hizo a su pueblo y la promesa dejó de ser una añorada esperanza porque Él
se hizo verdadero, increíblemente real.
Mi primer año en la
Viña del Señor estuvo lleno de pruebas: perdí mi trabajo en un santiamén sin
razón aparente, unos delincuentes robaron en mis graneros, mi vida conyugal
andaba débil, en lo personal algunos amigos muy íntimos hasta entonces se
fueron alejando a causa de mi nueva inclinación religiosa. A pesar de mi
creciente fe, experimentaba una sensación como de incertidumbre que no podía
explicar. Dios mandó un ángel con un recado divino que encendió de misericordia
mi conciencia apagada:
-Aférrate a la
promesa con fe– me dijo aquél hermano -, y verás la mano de Dios sobre ti.-.
La tormenta pasó,
pero sólo después de algunos años en el evangelio pude comprender a qué se
refería con aquello de “la promesa”.
Lo cierto es que
pasamos por alto o leemos “de corrido” tantísimos pasajes de la Palabra que nos
acompañarán toda la vida. Pero Dios es fiel; su promesa para nosotros tiene
cumplimiento cada día que caminamos con Cristo. ¿No es acaso la promesa ver las
maneras en que Dios nos sostiene? ¿O la respuesta a una oración suplicada en nuestra
intimidad con Él? ¿O tal vez la sanidad de un enfermo sin esperanzas por el que
suplicamos su misericordia eterna? La Palabra dice que Dios es fiel, que cumple
su pacto por generaciones y muestra su fidelidad a quienes lo aman y obedecen
(Dt 7.9). No es ni siquiera por nuestra obediencia por lo que el Señor cumple
sus promesas, sino por el mérito exclusivo de Cristo.
Todos nosotros
vivimos de la promesa. Es lo que el Padre desea; que seamos ramas injertadas a
la vid para impactar a un mundo que sabe mucho sobre convenios, tratados y
resoluciones, pero no de pactos, mucho menos de este glorioso pacto que hizo Él
con sus hijos y que está fundado en la promesa de una eternidad en su
presencia.
El apóstol Pedro
inflama nuestro corazón de júbilo al decirnos en nombre del Señor: “ Así Dios
nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de
escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen
a tener parte en la naturaleza divina” (2P 1.4)
En Cristo hemos visto la promesa del Eterno, por Él
tenemos más que una herencia: ¡le tenemos a Él!
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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