MI DEPRESIÓN ME ESTÁ MATANDO 2
Fuente: Alejandra Stamateas
Devocional Diario.org
Continuemos.
A continuación voy a compartirte algunos ejercicios que puedes hacer
para afrontar tu depresión.
1. Anota tus
victorias pasadas.
En vez de enfocarte en lo negativo, anota las victorias que tuviste en
el pasado aun cuando te parezca que estas fueron pequeñas. Una vez que lo
hagas, ponle toda tu pasión. Si, por ejemplo, tu victoria fue el haber salido a
trabajar cuando el padre de tus hijos te abandonó en pleno embarazo, no lo
cuentes con pesar o con tristeza. Valora el esfuerzo que hiciste en una
situación tan delicada y di con pasión: “Cuando estaba embarazada el padre de
mis hijos me abandonó. Aunque sentí furia y me dolió mucho esa situación, tuve
la fuerza para salir a buscar trabajo y así logré salir adelante”. Solo vos sabes
lo que sufriste, lloraste y tuviste que remar para salir victoriosa de esa
situación tan difícil. Por eso, cada vez que recuerdes tus victorias tienes que
ponerle toda tu pasión y decir: “A pesar de todo, salí adelante, superé esa
lucha y hoy tengo el premio”.
2. No
acaricies tu depresión.
Tienes que quitarle la parte afectiva a tus
recuerdos negativos, a esa situación de dolor o a esa depresión por la que
puedas estar atravesando. En otras palabras, no permitas que la depresión se
quede en tu interior ni la abrigues. Las Escrituras narran en Mateo 27 que
Jesús tenía que cargar la cruz hasta el monte donde iba a ser crucificado. Tras
llegar a un lugar llamado Gólgota, le dieron vino mezclado con hiel que es una
sustancia amarga. Aunque en principio Jesús probó esa mezcla, luego se negó a
beberla. Esto demuestra que Él no acarició la amargura. A veces, la tristeza
viene mezclada con algo bueno y quizás tengas que probarla para saber lo que se
siente. Sin embargo, no tienes que permitir que esta se incorpore a tu vida.
Cuando pases por esos momentos malos en los que sentís depresión tienes que
verte a vos misma como si te estuvieras viendo en una película y decir: “Esto me está pasando, pero no va a penetrar
en mí. Aunque pruebe este vino mezclado con amargura, nunca lo voy a beber en
mi vida”.
3. Resistí.
En la vida vas a pasar tanto por momentos de bendición como de
resistencia. Durante los primeros todo va a resultar fácil ya que Dios te
bendecirá y vos disfrutarás de Su bendición, algo que es muy importante. En los
otros momentos, en cambio, tendrás que resistir a ese algo o alguien que parece
que te empuja. Frente a esa situación de tensión tendrás que utilizar tu
resistencia, es decir, la fuerza que te mantendrá en pie cuando algo te quiera
derribar. En estos momentos donde no aparecen las bendiciones de Dios tienes
que pararte firme y decir: “El enemigo no podrá derribarme, porque no voy a
dejar de resistir hasta salir de esta circunstancia y alcanzar todos mis
sueños”.
Es
importante que sepas que la resistencia siempre te hace más fuerte y que hoy
eres la persona que eres gracias a la resistencia que tuviste en el pasado. Esa resistencia que te hizo
decir: “No me voy a dejar vencer” o “No me voy a quedar tirada en la cama”, no
se debió solo a que eras fuerte, sino a que el Espíritu Santo estuvo dentro de
vos. Sin lugar a dudas, la fuerza que este te brinda te permitirá mantenerte
firme en toda circunstancia, pase lo que pase. Cuando logres superar ese
momento de dolor, de escasez, de dificultad, vendrá un momento de bendición a
tu vida. Por tal motivo, tienes que resistir, ya que cuando lo hagas tus
enemigos desearán no haberte tocado, pues vivirán una larga vida para verte
llena de la gloria de Dios. Tanto en los momentos de bendición como en los de
resistencia, tienes que obtener la victoria.
Lee la Biblia en 2
Reyes 4:32-37.
Lo que más me gusta de esta historia es que el profeta cerró la puerta y
se quedó adentro con el niño muerto, dejando afuera incluso a su madre. Ese
pequeño que yacía muerto representa aquello que perdiste en tu vida, ese duelo
que no pudiste hacer o la alegría que te arrebató esa situación de dolor. Tal
como sucedió en este pasaje, cuando en tu presente no logras ver nada es porque
el Señor está encerrado con lo que está muerto para volver a darte vida. Quizás
te preguntes: “¿Por qué Dios no me contesta?”.
(CONTINÚA…)
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Dios Oye.
Centro
Cristiano “Cristo es la Puerta
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