¿QUE TE DUELE?
Fuente: Vanessa Brito
Este artículo fue producido por
Radio Cristiana CVCLAVOZ.
¿Qué te duele realmente después de que
la rabia y el rencor bajan sus niveles de intensidad? Después de que han
pasado días, semanas y meses sin recibir una señal de vida de ese ser al que
solías compartirle todo 24 horas al día los 7 días a la semana, a ¡ese ser que
llegó a conocerte mejor que tu propia madre y al que le confiabas hasta los
secretos de tus amistades!
Por razones de la vida, del destino y
de Dios mismo, todo vino a su fin dramáticamente, o, quizás tú fuiste el
“emprendedor” de la idea de separación y aislamiento, de tomarse un tiempo para
pensar y recapacitar… Ahora parece que ese tiempo siguió de
largo o como que ambos se lo tomaron bien en serio.
Muchas personas no lo entienden ni lo
aceptan pero en muchos casos al “emprendedor” también le duele y le es difícil
acabar con la relación, es un doble dolor porque se siente el dolor de uno y el
que va a sentir la otra persona. Ver a la persona triste, miserable y sin ganas
de nada es desgarrador. Así que piensa un poco más antes de juzgar, difamar y
apedrear.
Llega un momento en que te dedicas
exclusivamente a revivir y estudiar cada momento que llevó a la ruptura, prácticas
diálogos de cada pelea o discusión… “si hubiese dicho esto, si hubiese dicho
aquello… ¿Y si me hubiese quedado en silencio? Ya los insultos, la falta de
respeto, la frialdad de las palabras y las acciones te resbalan, no sientes
nada, ni frío ni calor.
Con el pasar de los días, continuas
descartando cosas que te hicieron hervir la sangre hasta que llegas al centro
de la cuestión que te ha estado doliendo tanto por todo este tiempo de
distancia y silencio. Ya no te duele que te haya hecho enfurecer con una
actitud obsesiva y controladora, ahora te duele que ya no te controla, no te
busca, no te llama, no te escribe, no te manda ni saludos con las amistades que
tienen en común; nada, cero, pero detente un momento y piensa ¿es esta una
razón real para estar dolido?
Bueno está bien, sé que quieres
sentirte importante y especial para la otra persona y que manera más brusca y
“eficaz” que poniéndole un ultimátum o terminando todo. Lamentablemente, te
duele vivir y ver que no trata de reconciliarse contigo, te duele que no te ruegue,
ni te suplica que te quedes y que lo intenten de nuevo… Discúlpame, pero eso
suena un poco inmaduro y arrogante. Otra vez te pregunto, ¿es esto un motivo
serio para estar dolido?
No te estoy acusando de arrogante ni de
inmaduro, solo quiero que lo veamos en otra perspectiva porque hay algo bueno
en todo esto. La buena noticia es que si contestaste NO a las dos preguntas
anteriores significa que los motivos y razones por los cuales has estado triste
y llorando cada cinco minutos no son verdaderos y que te sumergiste en esa
infinita tristeza tú mismo de la cual tú te tienes que sacar a flote lo más
pronto posible.
Date cuenta que al final no te convenía
dar y dedicar más años y/o toda una vida a esa persona. Agradezcamos a Dios por
librarnos de esa pesada carga y esperemos pacientes lo que Él nos tiene
preparado que seguramente ya viene en camino.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo
es la Puerta”
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