EL
VALOR DE LA RENUNCIACIÓN
Fuente: Milagros García Klibansky
Congregación León de Judá
Así pues, cualquiera de ustedes
que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser Mi discípulo. Lucas
14:33
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Porque así ha dicho el Señor
DIOS, el Santo de Israel: "En arrepentimiento y en reposo serán salvos;
En quietud y confianza está su poder." Pero ustedes no quisieron. Isaías
30:15
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Una de las preguntas
que se hace a una persona que decide convertirse al judaísmo es el lugar donde
vive. Si esta persona responde que vive a una distancia mayor de 2 Km de la
Sinagoga, no le aceptan la solicitud para iniciar el proceso de conversión. Se
le exige trasladarse a vivir a esa distancia.
La explicación es que
la persona debe sacrificar algo por tener una vida espiritual plena
considerando un sacrificio el tener que vender su casa y comprarse una nueva.
La distancia entre la casa y la Sinagoga puede ser causa de que la persona no
asista a ella, en fin, tratan de preverlo todo.
Cuando los que no
nacimos en el Evangelio miramos nuestra vida anterior a Cristo notamos que hay
una infinidad de cosas que hacíamos y ya no hacemos, pero la pregunta es: ¿Ha
sido un sacrificio?
Si analizamos lo que
éramos y lo que somos, lo que teníamos y lo que hemos ganado, la objetividad
con que vivíamos y cambiamos por la esperanza viva, nos damos cuenta de que no
ha habido tal sacrificio, lo que hemos hecho es renunciar.
Cada vez que le digo
a una persona que no veo televisión se quedan asombrados, luego les explico que
un día me di cuenta de que el tiempo que pasaba viendo telenovelas era tiempo
que perdía de dedicarlo a Dios y me miran con cara de lástima y hasta me han
dicho: ¡Que sacrificio!
No es ningún
sacrificio, es tan solo que cambié de vida, es otro estilo, mis prioridades son
diferentes. Yo decidí renunciar a toda una serie de cosas que dificultaban o
empobrecían mi relación con Dios, pero, eso no me da el derecho de imponer que
los demás vivan una relación con Dios igual a la mía.
Con frecuencia
escucho a muchas personas dando razones para no congregarse con el pueblo de
Dios y entre ellas, una de las que más esgrimen es la serie de prohibiciones
que tienen que enfrentar cuando van a una congregación. ¡Si seremos piedras de
tropiezo para estos pequeñitos!
Y yo me pregunto,
¿Existe un patrón preestablecido para tener una relación con nuestro Padre? No
todos tenemos que ser iguales, Mi esposo y yo somos dos personas muy diferentes
y sin embargo, los dos servimos a Dios con toda nuestra alma, pero el trato de
Dios con él es diferente al que tiene conmigo y Él no quiere que yo renuncie a
las mismas cosas que mi esposo, porque hay características nuestras que Él usa
para su gloria, aunque ante los patrones humanos esto sea insólito.
En Proverbios 20.27
Dios nos dice: “Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña
lo más profundo del corazón”. Cuando decidimos seguir a Cristo y renunciar al
mundanal ruido, lo hacemos con gozo, sabiendo que el negocio es redondo,
renunciamos a la baratija por recibir a cambio un tesoro. No es sacrificio.
Sacrificio es el que hizo Cristo para darnos la oportunidad de ser
transformados con alegría de corazón, pues a la larga estamos convencidos de
que las cosas que antes llenaban nuestras vidas van comenzando a sobrar, ya que
son desplazadas por otras indestructibles. Cristo dijo en Lucas 12.34: “Porque
donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”
Si alguna vez tienes
que cambiar tu estilo de vida y lo ves como un sacrificio, no lo hagas, porque
realmente no lo haces con el amor suficiente, con ese amor con que Pablo pudo
decir: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida
por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por
la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo
he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo (Filipenses 3.7-8)
Lectura recomendada: Tito 2 y 3
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