DIOS NUNCA LLEGA TEMPRANO
Fuente: Jorge Cota
Este
artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
¿Alguna vez
te has sentido como si tus oraciones rebotaran en el techo? ¿Te sientes
frustrado porque parece que Dios estuviese distante o no le importa lo que te
pasa? ¿Estás cansado de esperar y suplicar? Todos en alguna ocasión u otra
hemos sentido a Dios lejos. Sin embargo, su proximidad a nosotros no depende de
si lo sentimos o no. Como puedes ver, comprender el sentido de Dios durante
esos momentos difíciles es vital para nuestra vida espiritual.
El problema de nosotros no es que Dios esté distante. Si
en realidad fuésemos honestos, en ocasiones la manera en que Dios hace las
cosas puede llevarnos sentirlo lejos porque no lo entendemos y porque tendemos
a querer lo queremos ya. Pero Dios nos da lo que necesitamos cuando lo
necesitamos. Ahora bien, hay una enorme diferencia entre querer lo que queremos
cuando lo queremos y necesitar lo que necesitamos cuando lo necesitamos. La
diferencia entre esas dos es la espera.
La realidad de las cosas es que Dios no tiene prisa. Él
literalmente tiene todo el tiempo del mundo. Como puedes ver, Dios es eterno y
por consiguiente no tiene conciencia del tiempo. Si analizas la vida de Jesús
te darás cuenta que nunca anda apresurado. De hecho, pareciera que se demoraba
a propósito cuando otros sentían que se les terminaba el tiempo.
Lo que sucede es que pensamos que si Dios no actúa
cuando nosotros se lo pedimos perderemos la oportunidad o los recursos para que
se nos facilite la vida. Nos gusta estar preparados. Pero como Dios tiene todo
el tiempo y los recursos siempre llega justo a tiempo, ni un minuto tarde ni un
minuto temprano.
¿Sabes qué pasaría si Dios llegase temprano? No lo
apreciaríamos. No viviríamos por fe; viviríamos por suposición y
presunción y nunca reconoceríamos nuestra necesidad de un Dios que siempre llega
justo a tiempo.
De manera que la próxima vez que tengas que esperar
recuerda tres cosas:
1) Esperar renueva nuestras fuerzas
2) Esperar refine nuestro carácter
3) Esperar reenfoca nuestro propósito
Así que mientras esperes no tengas miedo. No te preocupes.
No te desanimes. No te desesperes. Dios es paciente con nosotros y a veces se
demora por nuestro propio bien.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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