ENSANCHA
TU EXPECTATIVA
Fuente: Dr. Roberto Miranda
Congregación León de Judá
En verdad les digo: el que cree
en Mí, las obras que Yo hago, él las hará también; y aún mayores que éstas
hará, porque Yo voy al Padre. Juan
14:12
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Pídeme, y te daré las naciones
como herencia tuya, y como posesión tuya los confines de la tierra. Salmos
2:8
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El terreno idóneo
para que Dios se mueva milagrosamente es un corazón expectante, un espacio
mental receptivo, una mente porosa que no le pone trabas a Dios y sus obras
asombrosas. A Dios lo motiva la persona que le pide cosas audaces, el hombre o
la mujer que se lanza al abismo sólo con su fe y su confianza de que Dios es
fiel, y que no deja en vergüenza a los que en él confían. Por eso tienes que
cultivar activa y persistentemente esa mentalidad positiva en Dios.
No se trata de un
mero “pensamiento positivo” al estilo de tanta literatura motivacional que
encontramos en el mercado literario actualmente. Eso es más bien una postura
humanista que exalta el poder de la mente, la capacidad del individuo para
abrirse camino y triunfar en la vida por medio de una actitud de confianza en
sí mismo y en sus capacidades innatas.
Me refiero más bien a
una postura espiritual humilde, que pone su confianza en el Dios vivo. Se trata
de una sana consciencia de nuestras limitaciones personales, fortalecida por la
seguridad de que el poder de Dios habita y se mueve dentro de nosotros. ¡Y eso
es lo que hace la diferencia! Es la actitud de que “por mí mismo no puedo hacer
gran cosa, pero con Dios moviéndose en y a través de mí puede lograr cosas
verdaderamente asombrosas”. Es el sentir que llevó al apóstol Pablo a declarar,
“Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece”.
En las manos de Dios, mis limitados talentos y mi
humanidad fallida se convierten en poderosos instrumentos para lograr cosas
absolutamente inesperadas.
Sólo se requiere que le pidamos a Dios, “Si tú quieres, permite que yo pueda caminar sobre las aguas”. Y que entonces, llenos de fe, nos salgamos de la barca confiando en que nuestro fiel Señor no permitirá que nos hundamos si hemos puesto nuestra confianza en él.
Sólo se requiere que le pidamos a Dios, “Si tú quieres, permite que yo pueda caminar sobre las aguas”. Y que entonces, llenos de fe, nos salgamos de la barca confiando en que nuestro fiel Señor no permitirá que nos hundamos si hemos puesto nuestra confianza en él.
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Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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