EL CULPAR A LOS OTROS – PARTE 3
“…SI NO
PERDONÁIS… TAMPOCO VUESTRO PADRE OS PERDONARÁ…” (Mateo 6:15)
Culpar a otros te creará enemigos. La persona a quien culpas no te va a
soltar, sino que va a compilar una serie de pruebas contra ti para demostrar su
inocencia y se va a resentir contigo. Y sus amigos lo defenderán y se
convertirán en tus enemigos. Tus amigos también se hartarán de esa actitud
quejumbrosa tuya y se distanciarán. Tu
“raíz de amargura” se extenderá y contaminará a muchos, empeorando así la
situación (Hebreos 12:15). Culpar a los demás es contagioso; tu
familia se ve involucrada y sufre como consecuencia de ello. “No te hagas amigo ni compañero de gente…
malhumorada, no sea que aprendas sus malas costumbres…” (Proverbios 22:24-25
DHH). Haz un alto en el camino, estás contaminando a los que te rodean
con tu actitud y tus deficiencias.
Echar la culpa a otros crea adicción. La justificación que sentimos al
culpar a otros acaba atrapándonos para siempre. Esta actitud manipula nuestra
ira para hacer que nos sintamos bien evadiendo responsabilidades. Poco a poco
nos resulta más fácil quejarnos que resolver el problema. Y así como ocurre con
las adiciones, a las que hay que alimentar más y más para conseguir la
recompensa, antes de que te des cuenta te habrás convertido en un adicto en
evadir culpas. Esa actitud impide el perdón; no puedes perdonar a alguien
mientras lo estés juzgando y sientas que te ha ofendido. Cuando desperdicias tu
tiempo y tus energías culpando a los demás, renuncias a tu derecho a recibir el
perdón de Dios. “…Si no perdonáis sus
ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”
(Mateo 6:15). Es hora de asumir la responsabilidad por tus actos y
tu vida y de recuperar la capacidad divina para responder a las situaciones de
acuerdo a Su Palabra.
Recibe una Bendición y
un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo
es la Puerta”
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