PARA
QUE UNA PAREJA SEA FELIZ SE NECESITAN DOS PERSONAS SALUDABLES
He aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación.
Filipenses
4:11
|
||
Te daré gracias, porque asombrosa y
maravillosamente he sido hecho; Maravillosas son Tus obras, y mi alma lo sabe
muy bien. Salmos 139:14
|
Es muy importante que nosotros sanemos
nuestro concepto de nosotros mismos y que nos veamos aceptos en Dios. Por eso
es que fallan tantos matrimonios: Dos personas inseguras se encuentran y creen
que el uno va a satisfacer el hambre de validación del otro. O uno inseguro se
encuentra con una persona bastante segura y el inseguro quiere que esa segura
lo cubre y le sane su herida y le diga: “Tu vales” y que mire a través de sus
ojos y que le traiga las pantuflas al final del día cuando regresa del trabajo,
y que le haga su comida favorita todos los días, y quiere convertir a esa
persona en su adoradora porque es una inseguridad que lo está matando, porque
no se acepta a sí mismo.
Para que una pareja sea feliz se
necesitan dos personas saludables. Se habla del concepto de 'mi media naranja';
lo que se necesita es dos naranjas que hagan jugo juntas, completas. Porque dos
medias naranjas, si usted trata de unirlas, no hay dos naranjas que estén
hechas iguales; si usted trata de unirlas se va a ver la juntura. Yo creo que
al matrimonio tienen que venir dos naranjas saludables, enteras que se bendigan
en su salud una en el otro. Dos naranjas, un hombre y una mujer seguros en
Dios, sólidos en Dios, con un ego sanado, saludable de “Yo soy como soy, y Dios
me ama así. Soy contrahecho, quizás un poco feíto, más chiquito de lo que
quisiera o más flaco pero Dios me ama”, y entonces con su salud bendice a su
mujer y su mujer lo bendice a él.
Tenemos que pedirle al Señor, Señor
sáname emocionalmente. Que yo me pueda aceptar como yo soy, con mis virtudes y
mis defectos, con mi pasado, con mis errores, con mis desperfectos, con las
cosas que me hicieron, con mis heridas y decir eso es lo que hace una vida.
Nadie en este lugar puede decirme a mí que no ha tenido heridas en su vida, que
no ha recibido maltrato, que no ha cometido graves errores, que no tiene
defectos físicos o emocionales o espirituales. Todos estamos en la misma
situación y la única diferencia está en que algunos encuentran balance en eso y
otros viven distorsionados y desbalanceados, porque no han encontrado esa
capacidad de aceptarse como Dios los acepta. Por eso entonces, muchas veces
nuestras relaciones humanas siempre están siendo heridas y distorsionadas
porque un ser desbalanceado y enfermizo daña todo lo que toca y esa inseguridad
nos lleva entonces a, en cualquier pequeña ofensa o error de nuestros amigos,
enseguida vemos algo de magnitud imperdonables, y somos hipersensibles. Siempre
estamos esperando que nos vayan a meter el cuchillo por la espalda porque esa
es nuestra visión de la gente, y eso hace que se cumpla la profecía porque
tarde o temprano nos hacen lo que esperamos que nos hagan. Mientras que cuando
la persona se acerca a las relaciones con soltura, con salud, con expectativa
de bendición, con naturalidad, la gente descubre que hay muchas cosas buenas en
los demás.
¿Por qué hay tanta gente que fracasa en
las relaciones humanas? Porque esperan fracasar o porque hay alguna inseguridad
en ellos que los lleva a hacer daño y a hacerse daño. Mientras que hay otros
que con naturalidad se acercan a la vida y tratan a los demás y salen ilesos de
las peores situaciones porque son saludables dentro de ellos, y cogen la vida y
lo tumban y se levantan porque están hechos de goma. Son como esos niñitos
fuertes que se meten a jugar y se dan un codazo, se arañan el codo pero vuelven
otra vez, y se meten otra vez a brincar tarea porque son saludables.
Acéptate
a ti mismo, busca tu salud en Dios y piensa de ti mismo con cordura. Es
importante que nos aceptemos tal y como somos.
Recibe una Bendición y
un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
No hay comentarios:
Publicar un comentario