¿QUE LE DIGO A MI AMIGO QUE HA
PERDIDO A UN SER QUERIDO?
Para aquellos que conocemos o
conoceremos a alguien que sufrirá una pérdida debemos estar disponibles. Una de
las cuestiones más trágicas de una pérdida es cómo las personas son olvidadas y
abandonadas.
Cuando
un cónyuge fallece, las parejas que un día convivían juntos dejan de hacerlo.
Lo mismo es verdad con el divorcio. La persona divorciada es abandonada por sus
amigos. Esto se añade al dolor y al sentimiento de la pérdida.
Dios
nos dice que debemos consolarnos unos a otros. Para algunos esto puede resultar
difícil porque no saben qué hacer o qué decir. De manera que no dicen nada
significante o tratan de cambiar la conversación cuando se torna incómoda.
Una de
las cosas que podemos hacer es escuchar. Simple y sencillamente escuchar con un
corazón sincero. Como puede ver, las personas que han experimentado una pérdida
no están buscando palabras de sabiduría, están buscando expresar su dolor. De
manera que no predique un sermón. No lo haga. Simplemente escuche.
Jamás
de los jamases debería decirle a un amigo que acaba de perder a un ser querido:
“Entiendo cómo te sientes”. (Aquellos que entienden jamás lo dirán)
“Deberías estar agradecido que lo tuviste por mucho tiempo”.
“Sabes muy bien que él/ella no hubiese querido verte o sentirte así”.
“Es cuestión de tiempo, ya verás que todo esto pasará”.
“Eres joven, todavía puedes buscar a alguien más”.
“Pueden tener más hijos”.
“Deberías estar agradecido que lo tuviste por mucho tiempo”.
“Sabes muy bien que él/ella no hubiese querido verte o sentirte así”.
“Es cuestión de tiempo, ya verás que todo esto pasará”.
“Eres joven, todavía puedes buscar a alguien más”.
“Pueden tener más hijos”.
Tampoco debería apelar al intelecto con
frases como:
“Agradece que tienes otro hijo”.
“Ya pasó todo, deja el pasado atrás”.
“La vida debe continuar”.
“Ya deja de lamentarte tanto”.
“Tuvo una larga vida”.
“Va a tomar tiempo. Solamente mantente ocupado”.
“Dios jamás te dará más de lo que no puedas soportar”.
“Ya pasó todo, deja el pasado atrás”.
“La vida debe continuar”.
“Ya deja de lamentarte tanto”.
“Tuvo una larga vida”.
“Va a tomar tiempo. Solamente mantente ocupado”.
“Dios jamás te dará más de lo que no puedas soportar”.
La peor
frase de todas:
“Todas las cosas obran para bien”.
Comprenda
que el dolor es una cuestión del corazón no del intelecto. Mejor diga:
“Me podrías contar más”.
“Qué sucedió”.
“No puedo imaginar lo doloroso qué ha de ser”.
“Cómo te enteraste”.
“Cómo era la amistad que tenían”.
“Lo siento mucho, de verdad”.
“Qué sucedió”.
“No puedo imaginar lo doloroso qué ha de ser”.
“Cómo te enteraste”.
“Cómo era la amistad que tenían”.
“Lo siento mucho, de verdad”.
Esas
son palabras arraigadas en un corazón compasivo. Uno que se esfuerza por cargar
con el dolor de otro ser humano. Así que simple y sencillamente escuche. No se
sorprenda de la respuesta que reciba. Muchos cuestionan a Dios y su fe. Usted
solamente permita que el espíritu de Dios trate con ellos. Otros quizás se
enojen con Dios. Está bien. Dios puede con eso.
Simple
y sencillamente escuche y no deje de consolar aun cuando parezca que las heridas
han sanado. Trate de recordar el aniversario del día que falleció el ser
querido de esa persona. Asegúrese de incluirlos en sus celebraciones y fiestas.
Washington
Irving dijo: “HAY ALGO SAGRADO EN LAS LÁGRIMAS. NO
SON SEÑAL DE DEBILIDAD SINO DE PODER. SON LAS MENSAJERAS DE UNA PENA ABRUMADORA
Y DE UN AMOR INDESCRIPTIBLE”.
Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.
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Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”
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