ORANDO EN TODO TIEMPO-3
Extracto del libro
“El Ministerio de Oración de la Iglesia”
Por Watchman Nee
Devocionaldiario.org
Publicado por:
Edgardo Tosoni
Las anteriores palabras nos proporcionan mucha
advertencia y exhortación. Tenemos que pelear por el tiempo de oración,
debemos tener tiempo para orar. Si esperamos hasta que tengamos algunos
momentos libres para orar, no tendremos la oportunidad de hacerlo. Debemos
apartar algún tiempo definido. “Aquellos que no apartan tiempo para orar
-advierte Andrés Murray- no oran.” Por esta razón, necesitamos velar para poder
tener tiempo para orar. También tenemos que utilizar la oración para proteger
este tiempo de oración, a fin de que no nos sea arrebatado por las asechanzas
de Satanás.
Debemos velar no sólo en cuanto a mantener el tiempo
dedicado a la oración, sino también durante el tiempo de oración para que podamos
realmente orar. Porque Satanás empleará sus trucos para impedir que oremos mientras
estamos realmente de rodillas, así como ya ha hecho uso de las situaciones
externas y de toda clase de cosas para oprimirnos y evitar que, en primer
lugar, tengamos un tiempo destinado a la oración.
Nuestra mente está clara y nuestro pensamiento concentrado;
pero tan pronto como nos arrodillamos a orar, nuestros pensamientos comienzan a
dispersarse. Lo que no debe recordarse se recuerda; lo que no debe premeditarse
se premedita; y muchas cosas innecesarias de repente lo bombardean a uno. Todos
estos pensamientos estaban ausentes antes de empezar la oración; pero ahora nos
acosan y nos perturban precisamente en el momento de orar.
El ambiente externo sigue razonablemente en calma; no
hay nada que parezca realmente perturbador; pero tan pronto como nos
arrodillamos para orar, parece que nuestros oídos oyeran voces: realmente no
nos viene de afuera el balido de las ovejas ni el bramido de los toros; sin
embargo, muchas voces extrañas surgen para interferir nuestra oración. O
podemos estar físicamente bien, pero tan pronto como comenzamos a orar,
empezamos a sentirnos físicamente agotados, como si fuéramos incapaces de
continuar. Esto no se debe a ninguna falta de sueño, pues antes de orar no
sentíamos fatiga en absoluto.
A veces, en el tiempo de oración, aparecen síntomas extraños
que no estaban presentes antes. Originalmente, la oración sirve para liberar
cargas; sin embargo, cuando nos arrodillamos para orar, no podemos pronunciar
ni una palabra y nos sentimos como si estuviéramos asfixiados. Muchos son los
motivos de oración, pero en el momento de orar, nos paralizamos, nos sentimos
fríos y perdidos. Y aunque nos las arreglamos para orar, es como si le
estuviéramos hablando al aire. Nos desvanecemos luego de decir dos o tres
palabras.
Todas estas condiciones que acabamos de mencionar suceden
abruptamente durante el tiempo de oración. Si ignoramos las artimañas de
Satanás para destruir nuestra oración, pensaremos en levantarnos y abandonar la
oración. Por la oración misma -por poder hacer una oración completa- por poder
deshacernos de la carga, necesitamos velar en oración; velar contra todas y
cada una de las condiciones que nos impiden orar.
Esto envuelve una batalla. Antes de orar debemos orar
para pedirle a Dios que nos capacite para orar. Y durante el tiempo de oración,
debemos pedir a Dios que nos ayude a orar con un sólo sentir, a fin de que
nuestra oración no sea estorbada por ninguna asechanza del enemigo. Les
hablaremos a aquellos pensamientos, voces, debilidades y enfermedades perturbadoras:
“Me opongo a todos estos fenómenos sin causa, por ser mentiras, por ser
falsificaciones del enemigo”. Pronunciaremos nuestro mandato para que se
retiren, no daremos lugar al enemigo. Tenemos que velar y resistir las
asechanzas de Satanás, con oración, no sólo para que podamos orar, sino para
que podamos orar todo el tiempo destinado a la oración. Orar todo el tiempo
destinado a la oración y orar con fortaleza, no es una vana expectación. La
facilidad y la comodidad no nos conducirán a esta vida de oración. Tenemos que
aprender un poco, quebrantar un poco y pelear un poco para lograr tal clase de
oración.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo
Dios Oye.
Centro Cristiano “Cristo
es la Puerta”
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