viernes, 20 de junio de 2014

ORANDO EN TODO TIEMPO-3

ORANDO EN TODO TIEMPO-3
Extracto del libro “El Ministerio de Oración de la Iglesia”
Por Watchman Nee
Devocionaldiario.org
Publicado por: Edgardo Tosoni

Las anteriores palabras nos proporcionan mucha adver­tencia y exhortación. Tenemos que pelear por el tiempo de oración, debemos tener tiempo para orar. Si esperamos hasta que tengamos algunos momentos libres para orar, no tendremos la oportunidad de hacerlo. Debemos apartar algún tiempo definido. “Aquellos que no apartan tiempo para orar -advierte Andrés Murray- no oran.” Por esta razón, necesitamos velar para poder tener tiempo para orar. También tenemos que utilizar la oración para proteger este tiempo de oración, a fin de que no nos sea arrebatado por las asechanzas de Satanás.
Debemos velar no sólo en cuanto a mantener el tiempo dedicado a la oración, sino también durante el tiempo de oración para que podamos realmente orar. Porque Satanás empleará sus trucos para impedir que oremos mientras estamos realmente de rodillas, así como ya ha hecho uso de las situaciones externas y de toda clase de cosas para oprimirnos y evitar que, en primer lugar, tengamos un tiempo destinado a la oración.
Nuestra mente está clara y nuestro pensamiento concen­trado; pero tan pronto como nos arrodillamos a orar, nuestros pensamientos comienzan a dispersarse. Lo que no debe recordarse se recuerda; lo que no debe premeditarse se premedita; y muchas cosas innecesarias de repente lo bombardean a uno. Todos estos pensamientos estaban ausentes antes de empezar la oración; pero ahora nos acosan y nos perturban precisamente en el momento de orar.
El ambiente externo sigue razonablemente en calma; no hay nada que parezca realmente perturbador; pero tan pronto como nos arrodillamos para orar, parece que nuestros oídos oyeran voces: realmente no nos viene de afuera el balido de las ovejas ni el bramido de los toros; sin embargo, muchas voces extrañas surgen para interferir nuestra oración. O podemos estar físicamente bien, pero tan pronto como comenzamos a orar, empezamos a sentirnos físicamente agotados, como si fuéramos incapaces de continuar. Esto no se debe a ninguna falta de sueño, pues antes de orar no sentíamos fatiga en absoluto.
A veces, en el tiempo de oración, aparecen síntomas extraños que no estaban presentes antes. Originalmente, la oración sirve para liberar cargas; sin embargo, cuando nos arrodillamos para orar, no podemos pronunciar ni una palabra y nos sentimos como si estuviéramos asfixiados. Muchos son los motivos de oración, pero en el momento de orar, nos paralizamos, nos sentimos fríos y perdidos. Y aunque nos las arreglamos para orar, es co­mo si le estuviéramos hablando al aire. Nos desvanecemos luego de decir dos o tres palabras.
Todas estas condiciones que acabamos de mencionar suceden abruptamente durante el tiempo de oración. Si ignoramos las artimañas de Satanás para destruir nuestra oración, pensaremos en levantarnos y abandonar la oración. Por la oración misma -por poder hacer una oración completa- por poder deshacernos de la carga, necesitamos velar en oración; velar contra todas y cada una de las condiciones que nos impiden orar.
Esto envuelve una batalla. Antes de orar debemos orar para pedirle a Dios que nos capacite para orar. Y durante el tiempo de oración, debemos pedir a Dios que nos ayude a orar con un sólo sentir, a fin de que nuestra oración no sea estorbada por ninguna asechanza del enemigo. Les hablaremos a aquellos pensamientos, voces, debilidades y enfermedades perturbadoras: “Me opongo a todos estos fenómenos sin causa, por ser mentiras, por ser falsificaciones del enemigo”. Pronunciaremos nuestro mandato para que se retiren, no daremos lugar al enemigo. Tenemos que velar y resistir las asechanzas de Satanás, con oración, no sólo para que podamos orar, sino para que podamos orar todo el tiempo destinado a la oración. Orar todo el tiempo destinado a la oración y orar con fortaleza, no es una vana expectación. La facilidad y la comodidad no nos conducirán a esta vida de oración. Tenemos que aprender un poco, quebrantar un poco y pelear un poco para lograr tal clase de oración.
Recibe una Bendición y un Saludo de Tú Amigo Dios Oye.

Centro Cristiano “Cristo es la Puerta”

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